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Alejandro Garay, mano a mano con ESPN: el coronavirus y los inconvenientes que generó en el desarrollo del futbolista juvenil

El entrenador Alejandro Garay, director técnico de la Selección Uruguaya sub 15, repasó en charla con ESPN.COM.UY los grandes desafíos y principales dificultades que generó la pandemia del coronavirus, su consecuente aislamiento y su repercusión en el fútbol, cuya actividad fue suspendida por varios meses.

Es evidente que una pandemia afecta al mundo entero, pero en cada lugar genera inconvenientes particulares y en su inmenso abanico de perjuicios cada sector sentirá ese golpe certero que lo afecta en un punto exacto y fundamental. A todo ámbito ha mermado en la salud y en lo económico, al fútbol también; niños y adolescentes han visto limitados sus procesos de socialización y aquellos que practican deporte también han visto, como presionados por un rival asfixiante, reducido su espacio en el campo de juego.

“Fue un año muy atípico, el maestro Tabárez hacía referencia a esta pandemia como algo a lo que todavía no se le ven los costos”, comenzó relatando Garay, el entrenador de la Selección Uruguaya sub 15.

La actividad de los equipos juveniles en el Complejo Celeste se suspendió el 15 de marzo, con la particularidad de que solo habían tenido dos semanas de trabajo la categoría sub 20 y su 17; el equipo sub 15 ni siquiera había iniciado sus entrenamientos en este 2020. En setiembre los diferentes cuerpos técnicos planificaron el regreso y el 19 de octubre Garay le dio la bienvenida a su primer grupo de convocados en un nuevo proceso de cara al Campeonato Sudamericano de la categoría previsto para jugarse en noviembre del 2021.

Ese retraso en el inicio del proceso de la sub 15 también implica que los chicos se involucraran más tarde con el Complejo Celeste al ser la categoría más chica de la selección y también provocó una mayor dificultad al no tener una base de datos previa sobre esos jóvenes, a diferencia de lo que puede ocurrir en una sub 17 o sub 20.

“En los hechos la sub 15 es la que capaz paga más el cortar ese proceso porque pasaron mucho tiempo sin jugar, en algún momento fue aislamiento total y aislamiento casi confinamiento y eso a los chiquilines le cambió muchos los hábitos”, remarcó Garay.

Tabárez ha asegurado y reiterado en diversas entrevistas que la pandemia provocó un inmenso daño al proceso de las selecciones juveniles. Por ejemplo, en el programa Derechos Exclusivos (Radio Uruguay 1050 AM) afirmaba a inicios de setiembre: “En la Selección Uruguaya hemos desarrollado un proceso que ha llevado mucho tiempo con algunos puntos fuertes y que tienen que ver mucho con el tiempo, el rodaje y las vivencias; eso se ha interrumpido en el fútbol de la selección mayor y en el de juveniles, y los daños están en que las preparaciones que se hacían antes ya no se hacen”.

En la charla con ESPN, Garay agregó además que los jóvenes de 12 y 13 años estaban llevando adelante en este 2020 su proceso de inserción en el fútbol formativo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) luego de haber dejado sus clubes de AUFI o Baby Fútbol.

“Todo ese proceso a ellos se lo cortaron al mes y poco cuando se suspendió la actividad en marzo. Y también hubo incertidumbre, algunos chiquilines volvieron a sus pueblos porque muchos eran del Interior que estaban residiendo en las casitas de los clubes en Montevideo. Antes habían hecho todo el proceso de traslado de centro de estudio, pases; fue todo un tema que desacomodó a todos”, subrayó el experimentado entrenador en formativas.

El técnico nacido en Soriano destacó también el brusco cambio que se generó dentro de las familias, que se habían acostumbrado a que sus hijos estuvieran estudiando o haciendo deporte durante el día y se pasó a estar todo el tiempo juntos: “Todo eso también hizo que hubiera un desfasaje en el crecimiento de los chiquilines, y el fútbol en particular lo pagó porque no había espacio para desarrollarlo; después sí, cuando hubo un poco una apertura los jóvenes buscaron la forma de ponerse al día, pero recién en setiembre se abrieron las ventanas”.

Garay siempre ha destacado la formación integral de los futbolistas, pensamiento que se comparte en todos los rincones del Complejo Celeste. Por ello, no asombra escuchar sus acotaciones y su lamento porque los adolescentes, además de su desarrollo deportivo, hayan sido afectados en sus espacios para socializar: “Doblemente perdieron esos espacios; primero en el centro de estudio y segundo el espacio que le brinda el equipo, el club, que son espacios donde realmente ellos se sienten y van forjando sus vínculos sociales y van apuntando qué quieren ser, qué sueños perseguir, se apoyan, están con los amigos; y ese tipo de cosas se cortó abruptamente, ese creo que fue el costo mayor que se paga”.

El entrenador, que en las juveniles de Nacional trabajó con Luis Suárez y Martín Cauteruccio, comentó que en la Selección Uruguaya y en algunos equipos se estuvo monitoreando de forma online la situación de cada futbolista durante el parate del fútbol juvenil. Y agregó: “Hoy puedo decir, porque lo he hablado con muchos docentes de secundaria, que los chiquilines no quieren saber más nada ni con Zoom, ni con pantallas, ni con ninguna de las plataformas educativas online que tenemos hoy. Entonces todas esas cosas han hecho que los chiquilines tengan un reacomode desde mediados de setiembre para recuperar los hábitos, pero más que nada los hábitos de alimentación, de levantarse temprano para ir a estudiar y luego hacer deporte, esas cosas se pagan; pero vamos a ver si podemos adaptar en el camino metodologías que en alguna medida compensen esa falta”.

Aún sin un panorama alentador y todavía buscando una salida a la pandemia, el entrenador destacó que más allá de la vuelta a los entrenamientos, el no poder desarrollar amistosos internacionales impide tener una mayor información que va más allá de lo que estrictamente un joven puede demostrar en un campo de juego: “En esta categoría se hace un gran scouting durante mucho tiempo y eso se perdió, y no sólo el scouting sino también el conocimiento directo porque si los procesos hubieran sido normales a esta altura del año ya hubiéramos tenido por lo menos seis salidas en conjunto, dos al interior y cuatro al exterior; y además hubiéramos recibido a equipos extranjeros para hacer partidos internacionales, y eso se cortó”.

“En las edades tempranas, en los viajes es cuando más información recabamos del chico en la convivencia: cómo se maneja, qué hábitos tiene, cómo se va educando en valores, que es un aspecto que nosotros mucho atendemos y eso realmente lo perdimos, porque eso se logra solo conviviendo. Cuando el chico extraña o le molesta algo exterioriza otras cosas: las virtudes y otros aspectos, formas de hablarse o algún aspecto vinculado al relacionamiento”, dijo Garay.

Y acotó: “Eso nosotros lo observamos y aprontamos en el primer año para luego sí atacar los últimos meses de preparación que es cuando realmente nos enfocamos con un núcleo medianamente firme y estable de futbolistas para apuntar al Campeonato, porque de otra forma se nos hace muy difícil la competencia”.

La Selección sub 15 deberá entonces acelerar los procesos de preparación pensando en el Sudamericano de noviembre. Claro que, entendiendo la preocupación por el desarrollo integral que abarca y supera la evolución futbolística, los perjuicios en los adolescentes no se limita al rodaje que puedan tener o a cómo puedan llegar a un torneo juvenil; en esos jóvenes en particular, y en toda la sociedad en general, las consecuencias de la pandemia podrán ser incalculables más allá de que también pongan sobre la mesa la importancia de los espacios de sociabilización, sobre todo en edades donde los jóvenes se van encontrando dentro y fuera de la cancha.