Nacional encontró en la habilidad y la vertiginosidad de sus extremos el desequilibrio ofensivo que condujo a los tricolores a su primer título de la temporada luego de vencer a Wanderers en la final de la Supercopa.
Leandro Fernández y Brian Ocampo volvieron a demostrar su importancia en el esquema táctico del equipo que conduce Alejandro Cappuccio. Sus constantes apariciones por las bandas, su dominio en el mano a mano, su calidad a la hora de poner pelotas peligrosas en el área y sus llegadas hasta el fondo resultaron claves en la definición de la Supercopa Uruguaya.
La primera aparición ofensiva del Bolso llegó con una habilitación de Ocampo para Fernández para que el argentino quedara mano a mano con De Arruabarrena, pero el arquero ganó el duelo. A los 14’, la misma sociedad volvió a aparecer: centro preciso de Ocampo y cabezazo espectacular de Fernández para marcar el 1-0 en el Estadio Centenario.
Fueron las primeras muestras de una dupla que iba a ser incontrolable durante todo el partido. Ocampo le aportó gambeta, cambio de ritmo, desborde, centros al área, remates peligrosos, tiros libres y una asistencia.
Leandro Fernandez le dio al tricolor amplitud por afuera, precisión en los envíos largos, un nuevo gol, su segundo consecutivo con la camiseta de Nacional.
Los extremos, claves en el Nacional de Cappuccio.