El equipo de Américo Gallego ya había amargado a su archirrival al igualarle 1-1 sobre el final de los 90 minutos. En la definición desde la corta distancia para Independiente convirtieron Andrés Silvera, Hernán Franco, Pablo Brandán, Roberto Carboni y Juan José Serrizuela y para Racing acertaron Maximiliano Estévez, Sixto Peralta, Luis Rueda y Carlos Arano.

El remate decisivo Leonardo Díaz se lo atajó a Gustavo Arce. Racing se había impuesto en el parcial por una conquista del Condor Rueda y la paridad la proporcionó Daniel Montenegro cuando al clásico apenas le quedaban disponibles los últimos minutos. En el primer tiempo Racing mejoró su demacrada imagen de verano, en especial porque la defensa ganó en confiabilidad con el aporte del colombiano Andrés Orozco y arriba una vez más Maxi Estévez y Rueda fueron capaces de complicar a los adversarios.

Orozco mostró personalidad y en todo momento supo defender, cruzar y relevar. Con Estévez quedó claro que cuando se dedica a jugar tiene viveza y genera peligro. El mendocino Rueda es un hombre gol y siempre está atento para tratar de convertir. En la mitad de la cancha Racing también prevaleció por la tarea de Juan Manuel Torres, Arce, el colombiano Gerardo Bedoya y el Mumo Peralta. Los aciertos en todas sus líneas le permitieron al equipo de Osvaldo Ardiles disponer de la pelota, por lo que Américo Gallegó sólo sumó preocupaciones.

A Independiente se lo vio flojo atrás, tal como ocurre cada vez que le falta Gabriel Milito, el defensor emblématico que viajó con el seleccionado argentino para afrontar la gira por Honduras y los Estados Unidos. Lo más aceptable en el fondo de Independiente lo ofreció Brandán, quien da la impresión de que empieza a tomar ritmo luego de jugar tan poco durante su etapa en el Alavés de España.

En el centro del campo de juego el conjunto rojo también padeció las ausencias de Lucas Pusineri, Pablo Guiñazú y Federico Insúa, otros tres integrantes del seleccionado de Bielsa, otro problema repetido durante estos torneos de verano de 2003. La creatividad en esta versión descolorida del campeón del Apertura dependió, en consecuencia, exclusivamente de Daniel Montenegro.

En el ataque Pablo Cuba rindió muy por debajo del nivel que alcanzó en Talleres de Córdoba y por eso a Independiente se le tornó tan complicado su andar durante el primer período. Rueda le puso justicia al parcial al resolver sobre la hora con un remate rasante y cruzado, producto de una habilitación inteligente y precisa de Maxi Estévez. Gallego intentó soluciones con los ingresos de Andrés Silvera y el juvenil Roberto Carboni, pero la dificultad persistió y hasta llegó a agravarse.

En el principio de esa segunda etapa el dominio de Racing se tornó más intenso, pero le faltó rematarlo a su archirrival. Finalmente Montenegro pareció hacerle respiración boca a boca a su equipo e Independiente reaccionó. El Rolfi hasta se ocupó de empatar de cabeza, porque le ganó la espalda a Arano, porque Mario Cuenca se había ubicado demasiado cerca del poste derecho y porque el centro desde la izquierda de Juan Eluchans fue el adecuado. Racing dio la impresión de que tenía la victoria controlada, pero el descuido del epílogo lo llevó a pasar por el tormento del desempate desde el punto del penal y el resultado fue el peor para sus intereses.

SINTESIS DEL PARTIDO