La Azzurra se hunde

Italia perdió sorpresivamente con Gales. El resultado fue justo, porque los galeses tuvo garra y coraje mientras que los italianos nunca supieron actuar como equipo. Además de la clasificación, también la posición del DT Giovanni Trapattoni al frente del equipo parece encontrarse en equilibrio precario

APUNTEN CONTRA GIOVANNI: Giovanni Trapatoni no le encuentra identidad a una selección Azzurra que se hunde (Mexsport)
ROMA -- La Selección italiana de fútbol necesitaba imperiosamente un resultado positivo en su visita a Gales, pero no hizo nada como para merecerlo y salió justamente derrotada por 2 a 1, con goles de Davies y Bellamy. Alessandro Del Piero había puesto el transitorio empate, con un tiro libre que pareció la fotocopia del gol realizado, hace apenas cuatro días, a Yugoslavia.

Este resultado complica muchísimo la situación interna. Por un lado, el Portugal, donde se disputará en 2004 la fase final de la Eurocopa - el encuentro se jugó en el marco del Grupo 9 de clasificación - parece estar cada vez más lejos del alcance de los italianos, y por la otra la continuidad del técnico Giovanni Trapattoni, ya cuestionada por muchos analistas antes del partido, se encuentra en serio peligro.

Italia se presentó a Cardiff con un equipo de emergencia, debido a las muchas e importantes ausencias: jugadores del calibre de Christian Vieri, Francesco Totti, Filippo Inzaghi, Cristiano Doni, sólo para nombrar a los más importantes, se encuentran lesionados y no pudieron defender los colores nacionales. Sin embargo, esta no parece ser una justificación suficiente, porque el adversario no es seguramente un equipo de la primera línea mundial, y porque Italia cuenta con suficiente cantidad de figuras como para poder remplazar a los ausentes.

Además, lo más preocupante es la manera en la que se perdió: groseros errores defensivos - y pensar que históricamente la defensa es el punto de fuerza de la Azzurra - y especialmente una notoria falta de carácter y de espíritu de lucha.

En efecto, Gales ganó su partido, con pleno merecimiento, propio en el plano anímico, porque quiso ganar y luchó hasta el último minuto para conseguirlo, dejando una sólida imagen de equipo aguerrido y combativo, todo lo contrario de Italia, que en ningún momento del encuentro transmitió la imagen de equipo.

Este es el principal argumento de los que quieren la "cabeza" del técnico: no se trata de un problema de elección de jugadores o de módulo de juego, sino que el entrenador ya no logra transmitirles a sus jugadores la necesaria confianza en sí mismos.

LA CONTINUIDAD DE TRAP
En nuestra opinión, Trapattoni debería dimitir, aún cuando sabemos muy bien que, con su carácter indomable, jamás lo hará. Debería resignar sus dimisiones porque, luego del fracaso mundialista, perdió la confianza del ambiente y hasta de muchos de sus propios jugadores - casos Vieri, Del Piero, Montella e Inzaghi - quienes lo criticaron pública y privadamente.

Los números también lo condenan. Ante Gales se jugó el partido número 25 de la era Trapattoni, con este balance: 13 triunfos, 6 empates y otras tantas derrotas. Pero el consuntivo, restringido a los últimos diez encuentros, es dramático: apenas 2 victorias, 3 empates y 5 reveses, un verdadero desastre. En el Mundial, hubo la excusa de los malos arbitrajes, pero ahora ni siquiera existe esa escapatoria.

En adelante, Italia no puede permitirse el lujo del más mínimo error, si no quiere ver la Eurocopa por televisión en 2004, y considerando que el próximo partido, ante Finlandia, se jugará recién en marzo, parece haber llegado el momento para buscar un nuevo entrenador, quien además tendría el tiempo necesario (por ahí con algún amistoso de por medio) para lanzar un nuevo proyecto que aglutine nuevamente la confianza de jugadores, público y analistas.

Entonces, ya que como quedó dicho el Trap jamás se irá por su propia decisión, la Federación italiana deberá mostrar coraje y "cortarle la cabeza" a quien, hace apenas dos años, fue saludado como el "salvador de la patria futbolera". Un hecho triste pero inevitable con los ritmos frenéticos del fútbol moderno.

UN EQUIPO SIN CABEZA NI COLA
Eso fue Italia, un equipo sin rumbo y sin una identidad propia. Es más, se hace muy difícil utilizar la palabra "equipo", porque realmente Italia en ningún momento, ante Gales, logró mostrarse como tal. Obviamente, Trapattoni tuvo mucha responsabilidad, comenzando por unas elecciones tácticas insólitas y equivocadas.

El ejemplo más claro fue la posición elegida para Andrea Pirlo. El joven y talentoso volante nació como enganche, y como tal fue empleado en toda su carrera. Recientemente, Carlo Ancelotti, entrenador de Milan, de acuerdo con el propio jugador, lo probó como armador delante de la defensa, vértice bajo de un rombo en la mitad de la cancha complementado por un enganche, el portugués Rui Costa, y dos volantes de cantidad y calidad, Gennaro Gattuso y Clarence Seedorf. La experimentación fue un éxito total, y posiblemente la nueva ubicación de Pirlo en la cancha sea la verdadera razón de los éxitos de Milan en este comienzo de temporada.

Bueno, Trapattoni no quiso comer ni carne ni pescado, y utilizó a Pirlo como volante central, a lado de Luigi Di Biagio, demasiado atrás como para ser enganche y demasiado adelante como para ser armador. Obviamente, el jugador flotó por la cancha como un fantasma, siempre fuera de posición, y aportó mucho menos de cuanto pudo haber hecho. Aún así, Pirlo fue uno de los pocos que se salvó en la cancha.

Esta elección absurda parece responder a los miedos atávicos del técnico, quien quiere jugarse pero en realidad jamás se anima, y está acostumbrado a resolver los partidos con una defensa compacta y las genialidades de sus hombres mejores, sin inventar absolutamente nada desde el punto de vista táctico.

Además, Trapattoni nunca trata, especialmente cuando es visitante, de ganar los partidos con iniciativa. El encuentro con Gales es todo un paradigma: cambió, cuando empataba 1 a 1, a Di Biagio por Gattuso, y cuando se encontró en desventaja no tuvo más remedios que sacarlo de vuelta a Gattuso para poner a otro delantero, Massimo Marazzina. La pregunta es: ¿por qué no ponerlo directamente a Marazzina, para buscar el triunfo?

Vale la pena subrayar un detalle: Gattuso, uno de los jugadores más cercanos al técnico, recibió una humillación innecesaria - podía salir Massimo Ambrosini o Damiano Tommasi, hubiese sido exactamente lo mismo - y, naturalmente, abandonó la cancha con cara de pocos amigos, rechazando el apretón de manos que le ofrecía el entrenador. Evidentemente, el Trap está tan confundido que hasta se "quema" los pocos amigos que le quedan. . .

POCOS SE SALVARON DEL NAUFRAGIO
Con respecto a las prestaciones individuales, pocos jugadores se salvaron del naufragio del equipo. Ya dijimos de Andrea Pirlo, quien aún sin encontrar la posición trató desesperadamente de organizar el juego y distribuir la pelota con un mínimo de criterio. Sin embargo, a su alrededor había muy poco movimiento, y así se hace muy difícil hilvanar jugadas de riesgo.

El otro que mereció una amplia suficiencia fue Del Piero, quien además de marcar otra vez - es el tercer gol consecutivo en otros tantos partidos, todos de tiro libre - fue el único en buscar el "uno contra uno", la jugada por abajo, la percusión central, en fin, el único que buscó variantes ofensivas.

También cumplieron un papel por lo menos digno Fabio Cannavaro, capitán y único baluarte firme de la defensa, y Biagio, quien trató de colaborar con Pirlo para organizar el juego.

Los otros defensores, de Alessandro Nesta a Christian Panucci, pasando por el joven Luciano Zauri, tuvieron una noche para el olvido, superados permanentemente por los veloces punteros galeses. Ambrosini y Tommasi, por su parte, no son externos, y sufrieron muchísimo para contener a dos aleros veloces como Giggs y Davies.

Se trató, sin duda, de otro error táctico de Trapattoni, quien sacrificó sin sentido a los dos volantes en una tarea que no podían cumplir con éxito. Por último, Vincenzo Montella, el otro delantero, preferido a Massimo Maccarone, brilló por su ausencia. Tuvo sólo una ocasión en sus pies, y la desaprovecho malamente enviando el disparo por encima del travesaño. Luego fue reemplazado por el mismo Maccarone, pero ya era demasiado tarde para cambiar la historia.

Otro detalle táctico: con dos delanteros chiquitos y veloces como Del Piero y Montella, Italia buscó permanentemente el centro desde los laterales o, peor aún, el pelotazo largo desde la defensa, facilitando así la tarea de los fornidos defensores galeses. Realmente una táctica suicida. . .

VITO DE PALMA es italiano pero ha desarrollado gran parte de su carrera periodística en la Argentina, donde trabajó, entre otros lugares, en el diario Clarín. Actualmente es corresponsal en Italia de SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

 ENVÍALO | MÁS ENVIADOS

Eurocopa 2004
jueves, 17 de octubre