Un triunfo, en el partido que cierra la vigésima tercera jornada, que fue más que merecido, pues el Juventus se mostró brillante y muy superior a un Inter triste. Los tantos llegaron en un autogol del argentino Guly (m.4) y en tantos del checo Pavel Nedved (m.34) y del italo-argentino Mauro Germán Camoranesi (m.83).

La confrontación volvió a evidenciar las claras diferencias existentes entre ambos equipos: el juego del Juventus se basa en el colectivo y decide con sus notables individualidades, sabe cuáles son sus armas y las hace valer; el Inter corre a lo loco, no tiene creación ni conjunción entre líneas, va a remolque del rival y parece limitado a la inspiración de alguna de sus estrellas.

El Juventus Turín empezó pronto a golpear a su rival. Lo hizo en frío, apenas puesto el balón en juego: Nedved, en el lateral izquierdo, lanzó un saque de falta con gran efecto que fue despejado de puños por el meta Francesco Toldo, con tan mala fortuna que el balón golpeó en el muslo de Guly y se coló en la portería (m.4).

Fue el primer mazazo para un Inter que, además, vio seguidamente como enfrente estaba un Juventus despiadado y que no le iba a dejar espacio a la recuperación. Y lo hizo el equipo turinés ahogando a su rival con una excelente presión alta que trajo robos del balón y la propiedad del centro del campo.

La presión, velocidad y mayor presencia del Juventus impidió maniobrar al recuperado turco Emre y al uruguayo Alvaro Recoba y, con ello, el Inter quedaba maniatado, sin creación y sin capacidad para llevar balones a un atacante donde Gabriel Omar Batistuta y Christian Vieri eran dos islas no servidas y debían retroceder a medio campo para poder tocar el balón.

El Juventus, en cambio, jugaba a gusto y, con rápidas acciones, ponía en mil apuros a la contención interista. Para su desgracia, el francés David Trezeguet no parecía entonado ante la meta rival y falló una clara ocasión (m.18) para aumentar su ventaja.

No falló Nedved, en el minuto 34, cuando lanzó un disparo lejano y seco con la izquierda que se coló en la meta de un Toldo que nada pudo hacer.

Curiosamente, Nedved había pedido minutos antes el cambio al notar molestias en la espalda e, incluso, Igor Tudor estaba calentando en la banda. Pero Lippi le mantuvo en espera de la recuperación y fue premiado ya que el checo iniciaba el camino que le llevó a ser el mejor del partido.

El Inter estaba a la deriva, sin capacidad de reacción, sin entrada por las bandas, donde el argentino Guly nada aportó.

Así, en el primer periodo no inquietó la meta de Gianluigi Buffon salvó con un disparo cruzado de Recoba (m.28), que se fue junto a la cepa de un poste, y uno lejano y centrado de Batistuta (m.45).

En el descanso, el técnico interista, el argentino Héctor Raúl Cúper, sacó al turco Okan por el opaco Guly para intentar dar mayor penetración a su equipo. Marcello Lippi, entrenador juventino, en cambio se vio obligado a dejar a sustituir en defensa a Ciro Ferrara, con problemas físicos, y alineas a Mark Iuliano.

Las cosas siguieron igual tras la reanudación. El Juventus controlaba en el centro del campo y asustaba en rápidas acciones, mientras el Inter seguía mareado por el rival y empezó a mostrar su impotencia con claros gestos de disgusto entre sus jugadores.

Esto hizo que fuera el Juventus quien estuviera más cerca de ampliar su ventaja que el Inter de acortar su desventaja. Y llegó el 3-0, en medio de los coros de "Olé" de sus aficionados, por medio de Camoranesi (m.83), que supo culminar una excelente acción de Nedved.