El juego tuvo que ser detenido por el árbitro del encuentro, Luca Palanca, porque seguidores del Torino comenzaron a arrojar asientos al césped del estadio Delle Alpi e intentaron romper las vallas que los separan del terreno de juego.

Algunos aficionados consiguieron saltar las vallas y accedieron al campo, por lo que la policía tuvo que intervenir con contundencia y lanzó gases lacrimógenos. Los incidentes comenzaron después de los dos primeros goles del Milán, obra de Inzaghi y el holandés Clarence Seedorf, que provocaron el enfado de los seguidores del Torino ubicados en la 'Curva Maratón' del estadio turinés.

Cuando el Milán consiguió el tercer tanto, marcado también por Seedorf, fue cuando un grupo de hinchas del Torino invadió el terreno de juego. Los gases lacrimógenos provocaron que el aire fuese irrespirable y el colegiado decidió enviar a los jugadores de ambos equipos a los vestuarios. Posteriormente, después de salir dos veces al campo y comprobar que era imposible jugar, Palanca decretó la suspensión del encuentro.

En el otro partido de la vigésima segunda jornada adelantado al sábado, el Juventus se afianzó en el liderato con una victoria por 1-3 en terreno del Como.