Zanetti y un llanto desconsolado

Javier Zanetti tras haber quedado eliminado de la Champions por el Milan fue uno de los jugadores más afectados del Inter. Al capitán del equipo milanés se lo pudo ver llorando con gran impotencia

MILAN -- En el fútbol toda eliminación es un drama, pero si el que te deja fuera de la final de la Liga de Campeones es tu eterno rival, nadie te reprochara que llores de rabia.

Es exactamente lo que hizo el argentino Javier Zanetti en la noche triste del Inter, el dos veces campeón de Europa (en 1964 y 65) que no juega una final de la máxima competición continental desde hace 31 años (en 1972, ganó el Ajax por 2-0, los dos de Cruyff).

Las lágrimas de su capitán e internacional argentino, de 29 años, en su octava temporada en el Inter, ilustran la desilusión de uno de los grandes históricos del fútbol, eliminado por su rival de siempre, el Milán, cinco veces campeón de Europa.

"Hemos sido eliminados por un empate injusto", dijo Zanetti, que en el segundo tiempo sacó toda la fuerza de su carácter para buscar la remontada en un partido que finalizó con empate a uno (Obafemi Martins por el Inter y Andrei Shevchenko por el Milán) y que el internacional brasileño Rivaldo vio desde el banquillo.

La eliminación del Inter sin perder (en la ida el resultado fue de empate a cero y el valor doble del gol en campo contrario situó al Milán en Old Trafford) cuestionó de nuevo el "catenaccio" (cerrojazo) de Héctor Cúper.

El técnico argentino es uno de los grandes perdedores de esta carrera frustrada por la final del 28 de mayo en Old Trafford, ya que la prensa deportiva italiana había insistido en las vísperas en que tanto el argentino como Carlo Ancellotti en el Milán se jugaban el puesto.

Al argentino se le recuerda que tanto en el Valencia como en el Inter no ganó título alguno. Su experiencia más dolorosa en Italia ocurrió en 2002 cuando perdió el "scudetto" en la última jornada. Luego, Ronaldo dejó por el Real Madrid el equipo que había hecho grande Helenio Herrera en la década de los 60 con la conquista de sus dos únicas Copas de Europa (1964 y 1965).

"Mi futuro no depende mi", dice Cúper, que defiende la alineación del argentino Hernán Crespo y del uruguayo Alvaro Recoba, una decisión táctica que se le critica porque no estaban en la mejor de sus formas. De hecho deambularon por San Siro con más pena que gloria.

Su tradicional "muro" defensivo, que le había servido en la ida para conseguir un prometedor empate a cero, se abrió anoche en el minuto 45 por la posición del colombiano Iván Córdoba y por la brecha se coló el ucranio Shevchenko para adelantar al Milán.

Convencidos, o deseosos, de la marcha de Cúper, los diarios adelantan el nombre del eventual sustituto: Roberto Mancini, estrella como jugador de Sampdoria y Lazio, equipo este último que entrena actualmente con unos resultados muy por encima de la crisis económica que atraviesa el club romano.

El presidente del Inter, Massimo Moratti, desolado por la falta de títulos desde 1998 (el último fue la Copa de la Uefa), evitó entrar en materia. Interrogado sobre el futuro de Cúper, Moratti respondió que sobraba la pregunta.

Por su parte Zanetti, en el Inter desde 1995, no quiso oir hablar del relevo de su compatriota. "Estamos con Cúper. Es una gran entrenador. Ha dirigido una gran temporada", dijo.

Ancellotti sale reforzado del clásico, que hizo el número 255, pero su alegría no oculta la amargura que sufrió en los días previos cuando la diversión de la prensa era reiterar que el que perdía sería despedido.

"La vigilia ha sido como jugar a lincharnos a mi y a Cúper", dice Ancellotti, de 43 años, integrante del extraordinario Milán de la década de los 80 que bajo la dirección de Arrigo Sacchi barrió con la famosa "Quinta del Buitre" del Real Madrid y conquistó dos de las cinco copas de Europa de su palmarés.

Mientras Zanetti llora la eliminación, el Milán vuelve a la final de la Copa de Europa (hoy llamada Liga de Campeones) que no jugaba desde 1995 cuando, bajo la dirección de Fabio Capello, perdió con el Ajax por un gol (Patrick Kluivert) a cero.

Alessandro Costacurta, de 37 años, y Paolo Maldini, de 34, son los únicos jugadores del equipo que disputó aquella final que siguen en la alineación del Milán. Dos veteranos que defienden su titularidad con la misma garra con que aburren a los delanteros rivales.

- EFE


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