Golf
Ignacio Colombo 2y

El Masters de Tiger lo ganó Scottie Scheffler

AUGUSTA (Enviado especial) -- La última vuelta del Masters, esos últimos nueve hoyos, siempre se visten de drama. Victorias épicas, debacles estrepitosas, paseos triunfales. La historia en Augusta está llena de estos relatos.

Este domingo se inscribió un nuevo nombre en el libro del Masters y también se anotó otra víctima en la lista de los caídos. La gloria fue para Scottie Scheffler y la desgracia cayó sobre Cameron Smith.

Un gran campeón surgió hoy sin duda. Nadie puede decir que fue una sorpresa ver a Scheffler recibir el saco verde y el permiso para volver a recorrer Magnolia Lane cuando quiera. Él entró en Augusta esta semana cómo el número 1 del Ranking Mundial y solo se llega a esas alturas sabiendo jugar muy bien al golf. Aquello que sí sorprende es lo explosivo de su ascenso. Hace ocho semanas y unos pocos días Scheffler aún no había ganado un solo torneo en el PGA Tour. A partir de allí su recorrido es notable. Esta, en el Masters, es su cuarta victoria en las últimas seis presentaciones. ¡Impresionante!

Desde su primer título, hasta llegar a lo más alto del golf mundial , solo pasaron 42 días, es un record que hasta hoy, con 224 días, tenía Tiger Woods. Y así llegó al Masters, estrenando el cetro que muchos dijeron que le quedaba grande. Pero con un juego demoledor fue convenciendo a todos hasta alcanzar este enorme triunfo. Y lo hizo en una Augusta National extremadamente difícil y en donde hasta los más pintados y experimentados sucumbieron ante el frio y el viento que castigaron la cancha esta semana.

El nombre de Scottie Scheffler será pronunciado con enorme respeto a partir de hoy. Se lo merece, pase lo que pase. “Este es el torneo que siempre quise ganar. Desde niño soñaba con el Masters. Tener puesto este saco ahora es algo que me parece increíble. Trabajé mucho para entender que las cosas pueden darse o no. Que hay que dar lo mejor y esperar confiados.” Decía el ganador en la conferencia de prensa.

Scheffler, de 25 años y texano de nacimiento, hizo una gran vuelta de golf hoy y transmitió esa sensación de tranquilidad en todo momento. Los 71 golpes que empleó, para un total de -10 y un margen de tres golpes sobre el segundo, Rory McIlroy, no reflejan con total justicia la calidad de su recorrido. Eso es en parte porque, con el torneo ya definido, parado sobre el green del hoyo 18, la compuerta de las emociones contenidas se abrió cinco minutos antes de tiempo y anotó un seis que debió ser un cuatro. Nada cambia.

Y aunque el ganador sea Scheffler, este fue sin duda el Masters de Tiger Woods. Su posible regreso a Augusta, donde ganó en cinco oportunidades (1997, 2001, 2002,2005 y 2019), fue la noticia de la semana. Durante los días previos no se habló de otra cosa y la incógnita tardó demasiado en develarse. Su presencia electrizó al público que lo alentó sin descanso. Cuando finalmente se paró en el tee del hoyo 1 el jueves, la ovación fue atronadora. Estar en el medio de ese clima fue algo que no se puede explicar.

Luego Tiger hizo esa primera ronda extraordinaria de 71 golpes (-1) y sus más fanáticos seguidores albergaron esperanzas exageradas de triunfo. Su segunda vuelta de 74 (+2) fue una señal. Pero con +1 en total entró holgado al fin de semana, algo que sin duda ya fue una gran hazaña. Lo que vino después fue esperable. La realidad de su físico se impuso finalmente a las expectativas. Un rengueo que se ve extraño en ese cuerpo que, aún a los 46 años se ve muy atlético, es la señal visible de su limitación, al menos por ahora, ya que nunca hay que subestimarlo.

Es que Augusta, con sus subidas y bajadas abruptas, fue demasiado para esta primera aproximación al golf competitivo en casi dos años, luego de su terrible accidente. Lo que deja claro este gran esfuerzo de Tiger es su decisión de seguir peleando por los tres títulos mayores que le faltan para igualar un record al que aspira con evidente ambición. El gran Jack Nicklaus mira de reojo y con algún temor. Por ahora sus increíbles 18 victorias en Majors están a salvo.

A Tiger Woods no hace falta quererlo, tampoco admirarlo. Con respetarlo profundamente alcanza, y es algo que se merece con creces.

Un segundo puesto en el Masters es algo que le queda mal a Rory McIlroy. Pero hay formas y formas de llegar a hasta ese lugar. La de Rory en este Masters fue sin duda en gran estilo y terminó en delirio. En una vuelta final de 64 golpes (-8), que igualó el record, desplegó ese talento tan enorme que tiene. Sus tiros fueron bellezas y su swings pasos de baile. Los putts entraron y su cara sonriente volvió a mostrar a ese niño que aún lleva adentro que quiere volver a divertirse jugando al golf. La indicación de un cambio en su cabeza la dio en un comentario que hizo en la conferencia de prensa del martes previo. “Hice un cambio grande últimamente en mi manera de ver el golf. Hasta ahora pensaba en hacer el swing correcto y esperar que saliera el tiro deseado. Ahora solo pienso en el tiro que quiero hacer y dejo que mi swing fluya para que eso ocurra”. Grandes noticias para sus fans.

Pero su camino hacia el Grand Slam, que inevitablemente tiene que pasar por Augusta, está tapizado de decepciones y una anécdota interesante puede describir con un poco de humor sus fracasos en el Masters. Hoy, sobre el final de la tarde, me paré cerca del green del hoyo 18 para ver la llegada de los jugadores. Fui testigo de ese increíble tiro que hizo Rory desde el bunker, para lograr su birdie final y que desató el delirio del público. Fue allí también que escuche una frase genial. Una señora que estaba parada al lado mío le dijo a su marido: “Rory en el Masters es como el chico que siempre le dice a su novia que va a cambiar”.

Pero la historia amarga de este Masters es la de Cameron Smith. Él y Scheffler eran los únicos con chances reales de ganar. Su lugar en la última salida no fue solo la justa recompensa por tres días de extraordinario golf, sino también la lógica consecuencia del gran nivel que viene mostrando Smith desde hace tiempo. Este australiano de 28 años viene de ganar nada menos que el Players Championship, su segunda victoria en cuatro presentaciones y el triunfo más importante de su carrera que lo puso en el puesto 6 del Ranking Mundial.

Este domingo salió a tres golpes del puntero y su comienzo con birdies en el hoyo 1 y en el hoyo 2 lo pusieron a solo un golpe de Scheffler. Pero la alegría duró poco. En el hoyo 3, un tiro no demasiado bueno de Scheffler terminó pegando en la bandera y entró para birdie. Esto volvió a dejarlo a tres golpes.

Pero lo realmente grave vino después del soberbio birdie que hizo Smith en el hoyo 11. El australiano se envalentonó y pensó que podía desafiar una de las banderas más respetadas del golf mundial. La que habitualmente se pone el domingo en el costado derecho del par 3 hoyo 12. No había necesidad de correr semejante riesgo apuntando a esa bandera quedando tanto golf por jugar. “Fue un muy mal tiro en el peor momento” declaraba un Smith abatido a la prensa al finalizar su vuelta. Así, con un triplebogey (6) el australiano Cameron Smith de despedía del Masters, sirviéndole en bandeja el triunfo a Scheffler.

El Masters dura una semana. En ese lapso de tiempo Augusta National Golf Club abre las puertas de su paraíso privado a centenares de miles de personas pueden ver y tocar hasta donde puede llegar la perfección humana. Con sus tradiciones y sus estrictas reglas Augusta National es desde hace tiempo la Meca de los golfistas peregrinos. En esta semana de abril uno puede tener la sensación errónea de sentirse parte de toda esa fiesta. Pero como ocurre en todo club que se precie de serlo, Augusta es de sus socios y para sus socios. El domingo por la noche los portones del público se cierran y así quedarán durante un año.

Un nuevo Masters se acaba y un nuevo y enorme campeón se corona: Scottie Scheffler. Su nombre ya está escrito en el trofeo de plata que se exhibe en Clubhouse. Cada Masters tiene lo suyo y siempre nos sorprende. Es el Major más esperado, el primero del año. ¡Hasta la próxima!

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