Luchi, Lu, Lucy, Lucina y tantas formas de llamar a Von der Heyde. La que alguna vez fue elegida como la mejor jugadora del mundo junior, la misma que -un tiempo antes- capitaneó al último equipo de Leoncitas en salir campeonas de todo, la que se fue a jugar a Alemania para vivir del deporte y así ayudar a su familia. Esa misma es la que apagó el cassette, prendió el sonido de sus latidos y dejó una frase que le resuena a cualquiera que disfruta de su hockey: “las puertas están abiertas”.
Caía la tarde en la cancha de Belgrano Athletic, River Plate había perdido el cruce ante Ducilo en la Copa Buenos Aires y con ese resultado se despedía del 2024 en el predio ubicado en Pilar. Después de algunos llantos, y muchos abrazos, Lucina Von der Heyde se acercó a cumplir con su palabra de dialogar acerca de su sentir al estar otra vez en el país y cerquita de un sintético con la Banda Roja cruzando su pecho, pero, en aquella ocasión, desde el lado de afuera.
“Cada vez que vengo a Argentina intento estar con las chicas de River, poder ayudarlas o poder ser parte de los entrenamientos, porque no puedo jugar pero intento estar cerca”. Lucina, como todos los jugadores que se desempeñan en el exterior, no puede disputar partidos oficiales por una determinación de la Asociación de Buenos Aires.
“Me da felicidad y, a la vez, mucha pena porque me gustaría poder compartir con ellas en cancha el poco tiempo que estoy acá, de pasar de entrenarlas a también intentar transmitirles un poco de mi experiencia. Es una felicidad verlas tan grandes, se me caen la lágrima de verlas en la Primera”, afirmó Luchi.
Lucina decidió hace años aprovechar la oportunidad que se le presentó, residir en el Viejo Continente y formar una vida del otro lado del mundo: “Con la situación de Argentina, Alemania es un país muy estable para vivir. Económicamente no me estoy preocupando si llego a fin de mes y, sobre todo, la calidad de vida. Puedo estar caminando por la calle a las dos de la mañana y no tengo que estar mirando para atrás preocupada por si voy a llegar sana y salva a mi casa. Eso encontré en Europa, algo que lo tenía en Misiones y cuando vine de muy chica a Buenos Aires no le había prestado atención o valorando lo que vivía en mi provincia. Obviamente se extraña lo social, que es muy diferente en Europa que acá, pero también tengo la suerte de poder vivir del hockey y lo voy a exprimir al máximo que pueda, hasta que mis piernas digan: ‘listo, no podés correr más’”.
Luchi arribó al país teutón con el antecedente de que allí estaban Florencia Habif, Gonzalo Peillat, Guido Barreiros y diversos argentinos que habían jugado con los colores del Mannheimer, pero no podría imaginarse lo referente que ella se volvería para el club: “Nosotras, hablando en plural porque creo que a Flor y Agus (Habif) deben sentir lo mismo, hicimos historia en el club. Es satifactorio poder decir, ‘dejamos una huella en el club’. Dimos todo, se disfruta un montón y cuando estás ahí queres más y más. Por suerte tenemos la dicha de poder seguir peleando todo tipo de torneos y se me cumplió otro de mis de mis sueños que era jugar una EHL, que hoy es nuestra motivación para empezar el año”, aseveró Von der Heyde.
El fracaso es parte del deporte, es lo que te hace fuerte en la adversidad para buscar crecer de cara a la posteridad. El fracaso lo asume el que se cae y lo vuelve a intentar, el fracasado es el que se queda en su casa y preferiré no volverse a levantar: “Algunos dirán, ‘perdiste 10 finales, sos una fracasada’ y al contrario, siento que por más que no logré el objetivo… gané un montón. Gané experiencia, el saber que tengo que cambiar para volver y hacer las cosas mejor. Gané un montón de frustración, de sentimientos que antes no sabía lo que era… y seguir intentándolo, porque si uno no intenta, no lucha para conseguir ese objetivo ¿para qué hace deporte? Es mi filosofía. Por supuesto que duele un montón y no sé cuántas veces le dije a mi mamá ‘no quiero jugar más al hockey’, pero pasa un tiempo y digo no, en verdad quiero más, quiero seguir esforzándome, quiero volver a lucharla, volver a pelearla, para conseguir ese objetivo”.
“Me han llamado para que juegue en el seleccionado de Alemania”
“Si lo veo por lo profesional, me súper conviene el lado económico y la comodidad de estar en Europa, pero a mí me gustaría representar a mi país. No sé si voy a tener la chance o no, pero espero poder volver y hacerlo de la mejor manera. El poco tiempo que pueda, si es que lo puedo hacer. Pero la verdad es que les dije: ‘muchas gracias, es un honor que me llamen para una selección como Alemania, que tiene tantas medallas, pero a mí me costaría mucho jugar para otro país que no sea Argentina’”.
“Siempre pienso en la Selección Argentina, jugar para tu país es lo más lindo que te puede pasar. Ahora las líderes son de mi camada, están Agos, Majo, Gorze, Euge y es loco que sea así. Quiere decir que estamos viejas y a la vez es como que da nostalgia ver a tus compañeras, con las que pasamos tanto tiempo juntas, en el Mundial Junior y demás, ser las encargadas de llevar el legado”.
“Para mi las puertas siguen abiertas”
“Cuando una dice, ‘che, se me está terminando el tiempo, la energía, ya no tenés 18 o 21 años, estás grande’. Sé que los llamados van a ser cada vez menos, pero para mí las puertas siguen abiertas. Hoy en día tengo que esperar a ver si el entrenador que esté, y yo ver si quiero volver a dejar toda mi vida y meterme de nuevo a ese proceso, que al salir es muy difícil regresar”, enfatizó Luchi.
Y añadió, “si llega el llamado me sentaré a pensarlo y si no, también entiendo que prioricé y elegí otras cosas que no me arrepiento, pero cuando las veo a las chicas me alegra mucho que puedan ser ellas hoy las referentes y les deseo lo mejor porque el cariño siempre está”.
Von der Heyde ha transitado momentos inolvidables gracias al deporte, viajado a jugar mundiales y Juegos Olímpicos, pero tuvo el coraje para definir el significado del hockey en su vida: “La verdad es que a mí me dio todo, nunca imaginé la carrera o la vida que tengo hoy y todo lo que pasé. Mi sueño era solamente jugar en una cancha de césped y pasé de hacerlo en pasto a estar jugando con Las Leonas en un plazo muy corto. Si me ponga a pensar, ni en los mejores escenarios posibles hubiera imaginado la vida que tengo, pero creo que todo fue por tomarlo como aprendizaje”.
Para sellar la nota, Luchi se atrevió a descifrar el contenido de su interior y que fórmula utiliza para verter dentro de ella cuando se siente vacía: “Lo que me llena el alma es saber que di todo, porque tal vez a donde voy la gente se acerca a saludarme y me dice, ‘Hola Luchi, ¿cómo estás?’ Y no es que me corran la cara o me recuerdan con una mala imagen, sino que siempre fui leal a mis principios y la gente lo pudo ver. Tal vez dejé en el camino una marquita mía, ya sea en lo deportivo o en lo humano, y creo que eso es lo que me llena, que siempre fui fiel en cada lugar que estuve”, finiquito Lucina.