Soledad García es historia pura del hockey argentino y un mundial. Una delantera que no solo se cansó de hacer goles, si no que también de conseguir logros: bicampeona del mundo, triple medallista olímpica y, a partir de hoy, el nombre del estadio provincial de Córdoba, el lugar dónde nació. A 25 años de Sídney 2000 y en la previa del reconocimiento en el Polo Deportivo Mario Kempes, la exjugadora habló mano a mano con ESPN.com.
"Para mi fue como un viaje de estudios, por como lo viví y lo disfruté. Era la más chica y no tuve ninguna responsabilidad más que pasarla bien, jugar al Hockey y sacarme fotos con cada deportista que veía en la Villa Olímpica jajaja. Nunca sentí esa presión porque la absorbían las más grandes: Vanina (Oneto), Karina (Masotta), Anabel (Gambero), etc. Hasta el día de hoy tengo el recuerdo de que fue una fiesta y siempre agradezco eso, que me lo hicieron vivir así en el buen sentido, con la responsabilidad que conllevaba todo", comenzó Sole sobre los recuerdos que tiene de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Sobre su rol en el equipo en el cual era suplente y la más chica de todo el plantel, la cordobesa confesó: "Yo siempre fui, durante muchos años, la más chica y era como "la mascota" o "el bebé" y me tenían bastante cortita porque era traviesa. Me daban muchos consejos, más que nada Pachu Ferrari que me acompañaba y me hablaba cuando nos íbamos a dormir porque compartíamos habitación o cuando hablábamos del partido al otro día". Y luego continuó: "Era otra relación a la que hay hoy en día en cuanto a cercanía, yo las tenía allá arriba y las respetaba mucho. Si bien competía sanamente con ella, yo quería entrar cinco minutos (o media hora) y estaba bien. Sabía que mi rol era ese: estar en el banco y cuando Cacho me decía ´dale Solcito, vamos´, arrancaba y entraba a jugar".
"Allanamos el camino para todas ellas, las más chicas y las generaciones que siguieron. Fue un recorrido de muchísimos kilómetros personalmente para mi, por ser del interior, con el esfuerzo que eso lleva, quieras o no, porque haces un esfuerzo doble. No es que las de Buenos Aires no lo hagan, pero es diferente. Vivimos mucho tiempo solas, a veces no teníamos dónde dormir o dónde estar", expresó entre lagrimas Sole al hablar sobre su recorrido en Las Leonas siendo una jugadora del interior del país.
Y luego siguió emocionada: "Hablo literal cuando digo que no teníamos dónde dormir a veces, porque a veces llegábamos al CeNARD y Lucha (Aymar), Ayelén (Stepnik) y yo, que éramos las del interior, no teníamos el cuarto porque se habían olvidado de pedirlo y en el hotel no había lugar y en ese momento, con el teléfono público y las monedas que teníamos, llamar a alguna de las chicas. Son cosas que las que hoy nos reímos, porque quedaron como anécdotas, pero en ese momento tenía 17 o 18 años en el CeNARD sola. Hoy me río, pero creo y espero que no le pase nunca más estas cosas a nadie y se las cuide a las chicas del interior. No porque en ese momento lo hayan hecho a propósito, pero no tenían la organización que hay hoy".
Su recorrido la llevó a ser un baluarte para las jugadoras de hockey de Córdoba, que hoy en día sueñan con lograr la carrera que ella tuvo. Ante eso, la Agencia Córdoba Deportes decidió reconocerla con su nombre en la reinauguración de la cancha provincial, ubicada en el Polo Deportivo Mario Kempes.
"Hoy, 25 años después, estoy feliz de lo que me va a pasar hoy (con la re-inauguración de la cancha de Córdoba que llevará su nombre) y por todo el cambio que se generó en el país con el hockey. Fue una explosión de mensajes la llegada de Las Leonas para la re-inauguración, de gente buscando entradas, de gente que quería estar de la forma que sea y de ver en Córdoba, 13 años después, a Las Leonas. Va a ser una fiesta y lo disfruto con mucha emoción y con mucho orgullo", contestó nuevamente emocionada.
Sobre qué significan Las Leonas para ella, Soledad García declaró: "Mi familia también son ellas. Compartía, por momentos, más cosas y más horas con Lucha y con Ayelén, que éramos como el trío que iba para todos lados. Nos coordinábamos para llegar a Retiro juntas, para tomarnos un taxi o un tren, para caminar esas tres cuadras eternas desde la puerta del tren al CeNARD. La Manager hace dos semanas me preguntó "¿a qué hora llegas?", "¿dónde dormís?", "¿querés que te busque o querés venir acá?" como cuando tenía 15 años. Si no era ella, era Cacho Vigil. Jor (Rimoldi) me hospedó miles de veces: me bajaba en Puente Saavedra, caminaba cinco cuadras, me esperaba su mamá, dormíamos, desayunábamos y nos íbamos a entrenar. Creo que, a la larga, somos una gran familia. Las Leonas 100% son una gran familia y no lo voy a dudar nunca".
Por último y ante la pregunta de "¿cuál te gustaría que sea la imagen para las personas cuando nombren a Soledad García?", la exleona no pudo no quebrarse en llanto y expresar: "Me gustaría que me recuerden como una jugadora pasional, como creo yo que lo era. Siempre intenté dejar todo en la cancha porque la actitud no se negocia bajo ningún concepto. Se puede parar mal la bocha, equivocarse o tomar malas decisiones, pero la actitud no se negocia. Y también como una persona resiliente, que dejó todo por la camiseta que le tocó usar. Hoy sigo estando cerca del hockey porque me gusta y lo disfruto. Este reconocimiento de la cancha a mi nombre demuestra lo que uno cosechó".
