El italiano, campeón de 2022 y 2023, atraviesa un momento difícil, sin resultados, falto de confianza y comenzaron los dardos con el equipo. Mientras tanto, Marc Márquez, su compañero, no para de ganar.
¿Qué pasa con Pecco Bagnaia? El interrogante se plantea una y otra vez durante 2025. El italiano pasó del estrellato total a una temporada que ya mutó de castaño a oscuro. En el GP de Hungría firmó su peor clasificación en tres años: quedó 15º, un puesto por detrás del que había conseguido en Argentina 2022, su resultado más magro hasta lo de Balaton Park. La qualy húngara fue una muestra más del flojísimo andar del italiano en el año.
El turinés es el mismo piloto que ganó brillantemente los títulos de 2022 y 2023. El mismo que luchó por el título de 2024 con Jorge Martín hasta la última fecha. Pecco ganó 25 carreras de las 60 disputadas en las tres temporadas en las que estuvo en lo más alto y sus resultados le otorgaron el rótulo de estrella de Ducati. El italiano fue cobijado y mimado por la cúpula de la casa de Borgo Panigale y en el arranque de 2024 le renovaron su contrato hasta el final de 2026. Todo era color de rosa para Bagnaia. Sin embargo, todo comenzó a torcerse en el cierre de la pasada temporada.
Llegó un tal Marc Márquez. El anuncio del desembarco del ocho veces campeón del mundo en las motos rojas, en detrimento de Martín quien se alejó de la marca definitivamente, podía decantar en dos caminos: el retorno de aquel español que volaba y dominaba o no encontrarse cómodo en tierras ajenas y dominadas por Bagnaia, poniendo ya en riesgo su futuro como piloto. La historia está escrita: Márquez volvió con todo y se deglutió a Bagnaia.
Pecco no encuentra ritmo, va lento y su confianza está en el quinto subsuelo. Márquez, en cambio, es una máquina de ganar: 9-13 en carreras largas y 12-13 en sprint, lidera con 142 puntos y el título está a la vuelta de la esquina. Cada fin de semana es un suplicio para Bagnaia, quien, a esta altura, deber querer que el 2025 se termine lo más pronto posible.
Bagnaia ganó solo en el GP de las Américas este año, triunfo que heredó por la caída de… Marc. Pero todo, absolutamente todo, le cuesta al italiano. En Hungría no podía cerrar una vuelta en la práctica porque excedía los límites. Debió pasar por Q1 y ni siquiera logró superar esa barrera con una moto que es claramente la más poderosa de la parrilla.
En Austria, en el retorno del Mundial tras el parón del verano boreal, Pecco tuvo problemas con su Desmosedici en el sprint y abandonó. En la carrera larga, apenas fue octavo. Y explotó: "Espero que me explique Ducati lo que ocurre, porque se me está acabando la paciencia", bramó el bicampeón. Su declaración cayó decididamente mal en la cúpula de Borgo Panigale.
Ya en Balaton Park optó por bajar el tono: “Mi problema es siempre decir lo que pienso. A veces es bueno; a veces, malo. Terminas una carrera desastrosa, como la del otro día, y lo primero que haces es ir a ver a la prensa. Eso no es una buena idea. En aquel momento estaba enojado". Pero el daño ya estaba hecho. El ruido alrededor de Pecco apunta a una posible salida de Ducati sin cumplir el vínculo que se termina al cierre del próximo año. Su estrella se fue apagando y su posición de niño mimado en la casa italiana comenzó a extinguirse.
