En medio de la celebración de su compañero Marc Márquez, el italiano logró su segundo triunfo de la temporada y todavía puede ser subcampeón.
Pecco Bagnaia no puede estar contento ni tranquilo en 2025 ni cuando gana, como le pasó en el GP de Japón, 17ª fecha de MotoGP. Al italiano todo, pero absolutamente todo, le costó muchísimo en esta temporada. Primero, la moto. La Ducati de este año, una mezcla de 2024 y 2025, no le cayó para nada bien. Tanto, que perdió completamente la confianza en su manejo. El turinés deambuló por la pista en cada carrera y solo había logrado un triunfo: el GP de Estados Unidos, después de que se cayera Marc Márquez, su compañero, quien lideraba con comodidad.
Pero la complejidad de la Desmosedici fue solo una parte de sus problemas. El más importante fue tener que compartir el equipo oficial de Ducati con Márquez. El turinés pasó de ser el niño mimado y la estrella rutilante de la casa de Borgo Panigale a un simple partenaire, con actuaciones paupérrimas. El combo de una máquina en la que no confiaba, más Márquez, destruyó su cabeza. Los popes del equipo dijeron públicamente en varias ocasiones que estaban trabajando para ayudarlo. Pero no había caso, Bagnaia era un fantasma de aquel que había dominado los mundiales de 2022 y 2023 y que luchó por el de 2024 hasta la última cita.
Pero de pronto, en Motegi, apareció el viejo Pecco. ¿Con una Ducati enteramente de 2024, como le gustaba? Un secreto guardado bajo siete llaves puertas adentro del team italiano. Como sea, Bagnaia volvió a ser el de antes. Logró la pole position, ganó el sprint y comandó la carrera larga de punta a punta. Pero claro, en un año en el que las cosas vienen torcidas, algo debía ocurrir.
De mitad de carrera en adelante, la Ducati de Pecco comenzó a emanar un humo blanco. Una pérdida de aceite comenzó a complicarlo y podía poner en riesgo a los demás. De hecho, un comisario técnico se acercó al box de Ducati para saber de qué se trataba, porque de ser un peligro, lo mandarían a boxes. El poder de convencimiento de Davide Tardozzi evitó tener que parar a Pecco, quien finalmente llegó a la victoria. Eso sí, su papel tras la carrera fue el de actor de reparto; su triunfo quedó opacado por la conquista de Marc Márquez de su noveno título del mundo y el séptimo en la división mayor.
Bagnaia mostró su grandeza cuando le hicieron la entrevista por su triunfo: “No quiero quitarle brillo al título de Marc. Estoy avergonzado si se quiere, pero en este fin de semana logramos conseguir el rendimiento esperado y de esta manera sé que puedo pelear”, fue lo único que atinó a decir tras celebrar su victoria 31.
Con su fin de semana perfecto, el italiano todavía puede aspirar al subcampeonato. Con cinco carreras para el cierre del Mundial, quedó a 66 puntos de Álex Márquez, el escolta de Marc, quien tuvo un fin de semana complicado y apenas fue sexto.
El equipo Honda oficial volvió al podio en su casa
En medio de la celebración de Marc Márquez, el equipo de fábrica de Honda logró volver al podio después de dos años. El último lo había logrado justamente Márquez, en el GP de Japón de 2023. Desde entonces, las únicas alegrías de la marca del Ala habían llegado de la mano del satélite LCR. Pero la mala se terminó en Motegi con el tercer lugar de Joan Mir.
El campeón de 2020 había sido cuarto en el sprint, mostrando potencial en su RC213V. En la carrera larga aprovechó la caída de rendimiento en la KTM de Pedro Acosta, lo superó y se metió tercero hasta el final. Fue el primer podio Mir con Honda y el primero que logra en los últimos cuatro años, desde que finalizara segundo en Portugal 2021 con Suzuki.
