Marly Rivera, Escritora ESPN Digital 9y

Sin alfombra roja para A-Rod

Alex Rodriguez grabó su nombre en los anales históricos de las Grandes Ligas con un jonrón contra Justin Verlander la noche del viernes, convirtiéndose en uno de los sólo 29 peloteros en la historia en conectar 3,000 hits y el tercero en lograrlo por la vía del cuadrangular.

Las gradas del Yankee Stadium estallaron con estruendosos aplausos y decenas de miles de cámaras intentando grabar la imagen para la posteridad, pero para los Yankees de Nueva York fue un momento que hubieran preferido dejar en el olvido.

Por supuesto que se realizaron las tareas mínimas de compromiso correspondientes a marcar la hazaña, pero la realidad es que no existía la más mínima posibilidad de que los Yankees le extendieran a Rodríguez la alfombra roja por conectar su histórico hit 3,000 como lo hicieron con Derek Jeter.

Se utilizaron pelotas conmemorativas y se celebró su nombre en pantalla, pero jamás con la fanfarria en que el adorado “Capitán” fue festejado el 9 de julio de 2011.

Y con razón, porque en la clásica historia de héroe y villano, los roles de Jeter y A-Rod quedaron bien definidos a través de dos décadas.

Hace cuatro años, Jeter se convirtió en el primer pelotero en conectar 3,000 hits con el legendario uniforme rayado. Aquel verano, no había un rincón en el Bronx donde no se encontraran recordatorios con el logotipo de “DJ3K” en honor a uno de los héroes de Grandes Ligas y una de las estrellas más comercializables en la historia.

A-Rod por su parte ha cumplido a la perfección con su designado rol de villano, con una carrera repleta de excepcional éxito en el terreno y a la vez manchada por su ego y malas decisiones.

Es por ello que es tan conflictivo celebrar su hit 3,000, porque evoca tantos sentimientos encontrados.

No sería justo despreciar por completo su histórico desempeño en 21 años en el béisbol, pero tampoco podemos descontar el hecho que siempre estará marcado por el uso de sustancias para mejorar el rendimiento.

Pero esa dicotomía no afectó en ningún momento a los aficionados que colmaron las gradas en Yankee Stadium, que aunque estuvo lejos de ser un lleno total, ovacionaron a Rodríguez con la fuerza de 50,000 al ver a A-Rod repetir la hazaña de Jeter, con un estruendoso cuadrangular para su hit 3,000.

Cuando cayó la pelota en el jardín central derecho y A-Rod salió corriendo de la caja de bateo a reencontrarse con su accidentado paso rumbo a la historia, no hubo un solo fan que no celebró el hito del igualmente admirado y abucheado, amado y odiado toletero.

Todos los compañeros de A-Rod celebraron en el dugout, festejando casi al unísono. Algunos jugadores de los Tigres de Detroit también salieron de su cueva a aplaudirlo.

La ovación duró unos pocos minutos, pero fueron los mejores minutos en la complicada historia de Rodríguez en el béisbol, minutos en los cuales hubo borrón y cuenta nueva y donde pareció demostrarles a los Yankees, y a todos aquellos que lo han odiado a través de su carrera, que el que último ríe, se ríe mejor.

Pero en cuanto se calmen los ánimos y la fanfarria, habrá una sola cruda realidad para A-Rod, ya que no importa cuántos momentos históricos protagonice ni si ya ha sabido ganarse algún tipo de perdón, los Yankees siempre considerarán como de mala suerte al número 13.

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