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Los objetivos de Nalbandian

BUENOS AIRES -- Aquella imagen del año pasado, un David Nalbandian que regresaba al circuito y tumbaba colegas top 20 en Washington y Toronto como si se tratara de un juego de bowling, parece muy lejana; en tiempo y en posibilidades de repetición.

El ex Nº 3 del mundo atraviesa una etapa diferente, en la que todo cuesta, algo lógico para un deportista de alto rendimiento en su situación, con historia de operación de cadera. Si antes se elogiaba su capacidad de reinserción rápida en el circuito, la situación hoy es otra; no alcanzan los entrenamientos ni los sets de práctica. El nivel se recupera con partidos, pero las victorias no llegan. Está atrapado en un círculo vicioso: no gano porque no juego, no juego porque no gano. Por la doble operación de hernia y aductor, se ausentó del circuito entre febrero y junio, y suma 23 partidos en el año. Gael Monfils, el top ten que menos partidos disputó, lleva 42.

"Estoy lejos del nivel que pretendo", afirma el unquillense mientras cae en el ranking: esta semana se ubica 77º y hay un dato que marca el presente: por primera vez desde Australia 2002, no jugará un Grand Slam dentro de la nómina de los 32 preclasificados. En aquella ocasión, pasó una ronda. Medio año más tarde, llegaría a la definición de Wimbledon, su única intervención en una final de Grand Slam.

¿Es un problema físico o tenístico? Si bien van de la mano, los que conocen a Nalbandian apuntan al segundo punto. De físico hoy está en un 70% con respecto al ideal, más flaco y con menor masa muscular, producto de un virus gripal que le hizo perder peso y necesitó de cuatro antibióticos distintos. Regresar al máximo nivel consta de tres fases: primero curarse, después fortalecerse, y más tarde comenzar con el tenis y afinar los golpes lo más rápido posible.

Su cambio de figura fue tema de conversación de los periodistas acreditados en los torneos de la gira estadounidense, varios de los cuales se sorprendían por el cambio y afirmaban en twitter que Nalbandian se hallaba ahora en un estado de forma ideal. En los Masters 1000 de Madrid y París en 2007, en aquel gran momento en el que el mismo Toni Nadal se daba vuelta para decirle a Martín Jaite que no podía creer el nivel de David contra su sobrino, el unquillense pesaba 84 kilos. La actual gira estadounidense la arrancó con 79.

"No tengo lesiones ni dolores, eso es positivo", afirmó el argentino. El problema es de falta de competencia y se notó claramente en su derrota ante Stanislas Wawrinka en Montreal: golpes mal conectados, dificultad para mantener la intensidad de pelota de los mejores del mundo, error en la toma de decisiones y un problema central: el servicio. Hay problemas en la tirada de la pelota, en la coordinación, y así llega la falta de confianza en el golpe. En su caída frente a Andy Murray en Cincinnati, si bien mostró cierta recuperación en los intercambios desde el fondo, el servicio volvió a ser el karma: apenas 45% de puntos ganados con el primero, y cinco doble faltas.

El desorden en lo técnico podría ser mayor sin un entrenador al lado que pueda aportar la palabra exacta, pero Nalbandian no piensa contratar uno al menos hasta el año próximo. Hay un antecedente que le hace pensar en que un coach no es la solución inmediata: cuando ganó aquel Masters de 2005, llevaba cinco meses viajando con preparador físico y kinesiólogo. "No me va a cambiar mucho un par de torneos solo, lo hice mucho tiempo. Luego definiré qué hacer", afirmó el unquillense. Candidato a ocupar el puesto en 2012: Alberto Mancini.

"Ojalá pueda tener una continuidad que no vengo teniendo. Para estar arriba en el ranking hay que competir. Desde 2008 que no puedo mantener un calendario normal, ahí empecé con las molestias en la cadera y me operaron en 2009. A principios de 2010 no jugué hasta después de Wimbledon. Estoy tratando de arrancar de una vez por todas", afirmó Nalbandian en Un Buen Momento, en Radio La Red.

A partir de la operación de cadera en 2009, le recomendación del médico español Angel Ruiz Cotorro fue la de evitar ejercicios con carga: en los últimos dos años, Nalbandian no corre largas distancias, no hace sentadillas en el gimnasio y tampoco trabaja los saltos. En cambio, el trabajo físico con su preparador Claudio Galasso admitía bicicleta, ejercicios en la pileta de natación y recién en este último tramo, con el mejoramiento de la situación en la zona, pudo sumar trote liviano. Hoy, Nalbandian no toleraría otra intervención quirúrgica que demande un largo reposo; no tendría la paciencia para reiniciar el proceso de recuperación.

En este contexto de limitaciones trabaja Nalbandian (hay que fijarse en otros afectados en lesiones de cadera, como Hewitt, Haas y Feña González; ellos también sufrieron para regresar). Su preparador físico debe suplir, con ejercicios en cancha (drills), aquellas tareas destinadas a mejorar la velocidad y resistencia, pero no es posible reemplazar lo que se logra en el gimnasio en materia de fuerza.

Pese al presente discreto, la condición de Nalbandian mejora día a día. Galasso y el kinesiólogo Diego Rodríguez trabajaron con él en Miami hasta ayer, jueves. Hoy viajarán a Nueva York y el sábado, si el huracán Irene lo permite, será el turno de la primera práctica en el escenario del último Grand Slam del año. Será la anteúltima parte de una gira larga, de esas que Nalbandian ya está cansado -los jugadores más viajados sufren más que nadie las semanas afuera del país-, y que finalizará con la Copa Davis en Serbia.

¿Qué lo motiva al argentino a seguir jugando, a cuatro meses de cumplir 30 años? La primera razón, y por todos conocida, fue recién mencionada: la Davis. Tras la decepción de la derrota de 2008 ante España en Mar del Plata, Argentina tiene una nueva chance este año, con Juan Martín del Potro nuevamente en el equipo. La serie en Belgrado será durísima para la visita, si los dos conjuntos están completos, pero también es sabido que se trata de una competencia especial, que sabe de sorpresas. Si no es este año, habrá otra chance para Nalbandian en el próximo.

El segundo objetivo son los Juegos Olímpicos de Londres 2012, su última posibilidad de vivir la experiencia olímpica como tenista profesional. Sería también la primera a la que Nalbandian podría llegar bien preparado, ya que viajó a Atenas 2004 y se lesionó los abdominales antes de debutar, y en Beijing 2008 ya estaba mal de la cadera. Los del año próximo serán especiales, ya que se jugarán en el césped de Wimbledon.

La pretemporada de diciembre será clave para llegar mejor parado al 2012, el que probablemente sea su último año en el circuito profesional. La Copa Davis es la vitamina que da fuerzas para seguir. En cuestión de semanas, Argentina necesita del mejor Nalbandian posible, aun en este contexto, para tener opciones en la tierra de Djokovic.

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