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El tenista de los desastres

El jugador bromeó en su cuenta de Twitter: "Me faltó un misil de Khadafi en el balcón de casa" Getty Images

NUEVA YORK -- A la espera de que llegue el huracán Irene a Nueva York, Diego Junqueira tomó su teléfono inteligente en su habitación en Manhattan y escribió: "Alta piedra soy! Secuestrado en guayaquil, explosion en hotel de blumenau, huracan en NY, me falta un misil de khadafi en el balcon de casa!".

Ese tweet inicia la entrevista con el tandilense, quien a los 30 años avanzó a segunda ronda en su primera participación en el cuadro principal del US Open, por retiro de Karol Beck en el primer set. En segunda ronda espera a Juan Martín del Potro, que no sólo es su compatriota, también vecino, compañero del club Independiente de Tandil y amigo, si se quiere, en la acepción amplia de la palabra.

Caso I: Secuestro en Guayaquil. Noviembre de 2010.
Era el viernes anterior al torneo. Junqueira volvía de cenar junto con Martín Vassallo Argüello, Facundo Bagnis y el entrenador de éste. Pararon un taxi por la calle y le indicaron el camino al hotel.

"En un momento, un auto se nos cruza violentamente. Nos asustamos y lo primero que pensé fue: "Uh, qué mal estacionó este", pero al ver un arma, no quedaban dudas", cuenta Junqueira con una sonrisa. "Se baja el tipo con una pistola al grito de que abran la puerta. No sé si el taxista estaba en complicidad, nunca lo vamos a saber".

"Se metió uno adelante con el entrenador de Bagnis y otro atrás, con Bagnis, Vassallo y yo. Eramos siete en el taxi y nos apuntaban con armas".

Les robaron dinero, teléfonos móviles y tarjetas de crédito. Dieron vueltas con el auto por 40 minutos y en todo momento, los ladrones les obligaban a mirar hacia abajo. No debía haber contacto visual. Quisieron ir a un cajero automático, pero a Vassallo Argüello se le ocurrió decir que las tarjetas sólo funcionaban en Buenos Aires, y le creyeron.

"Justo estábamos con bastante dinero en efectivo y se tranquilizaron con eso. El único tema fue que terminé con el ojo cerrado de una piña", agrega Junqueira.

"Querían cadenitas, insistían... '¿Vos qué tenés?' Dame el collar, la cadenita, me tiraban de la remera, casi me ahorcaban. Cuando levanté la cabeza para mostrarles que no tenía collar, me comí una piña directa al ojo. Pum, me lo bajó. No pude entrenarme por dos días, pero me puse hielo y después mejoré".

Finalmente soltaron a los ocupantes del taxi en las afueras de Guayaquil. "Era una calle de tierra, sin luz. '¡Empiecen a correr!', nos gritaron, y nos apuntaron desde allá. Empezamos a correr esperando los tiros, pero por suerte no pasó nada".

El ojo de Chuky mejoró, tanto que le permitió llegar a la final del torneo, instancia en la que perdió ante el chileno Paul Capdeville.

Caso II, explosión en hotel de Blumenau. Abril de 2011.
Ocurrió a las 6 de la mañana. Por suerte. Si era dos horas más tarde, se habrían lamentado víctimas.

"Pensé que había sido un rayo, pero después nos dijeron que había explotado la caldera del hotel. Se veían pedazos de pared a 100 metros. Vinieron los bomberos y pidieron que evacuemos, y más tarde nos trasladaron a otro hotel", cuenta Junqueira.

Se trataba del hotel oficial, el Plaza Hering. Allí dormían todos los jugadores del cuadro principal, incluido José Acasuso y Juan Pablo Brzezicki, entre otros. También oficiales del campeonato, directivos y demás trabajadores del torneo.

"Si era a las diez de la mañana, mata a diez. Después de la explosión había toscas de pared a 100 metros. Había un auto estacionado y lo destrozó, imaginate si había gente".

Pasado el susto, Junqueira llegó nuevamente lejos en el torneo challenger: semifinales.

Caso III no hubo: el huracán en Nueva York fue más leve de que lo se pensaba. "Gracias a Dios, solamente una lluvia fuerte. Por un lado quería vivir lo que era un huracán, pero es más fuerte un granizo en Buenos Aires", compara el tandilense.

Eso sí, un misil de Khadafi ya sería demasiado...

Sentado en sala uno de conferencias de Flushing Meadows, Junqueira afirma: "Lo que se va dando es un regalo y un premio al esfuerzo. Los que me conocen saben lo que me costó estar acá...". Su pelea personal es formar parte del elenco estable del ATP, lo cual está cerca de asegurarse.

"Ahora vuelvo a jugar los torneos más grandes y estoy cerca de poder empezar el 2012 en Australia y los ATP de Sudamérica". Además de sufrir los percances antes descriptos, Junqueira contrajo mononucleosis en 2009, cuando era 68º del mundo. Con la victoria en el US Open, volverá a ocupar un lugar entre los mejores 100 y, de paso, se llevó 31.000 dólares, casi la mitad de lo que había logrado en el año. Para seguir sumando porotos, Junqueira seguirá la gira por Europa para sumar porotos.

Por ahora, su carrera en el US Open continúa. El viernes tendrá un encuentro con Del Potro, a quien conoce de pequeño. "Cuando era más chico entrenábamos juntos, toda la vida lo hicimos. El se metió muy rápido y está haciendo una gran carrera. Cada uno sabrá cómo jugar, que sea lo que Dios quiera. Por mi parte, voy a luchar hasta el final para ver si puedo ganar", avisa.

"Juan siempre me jode con que jugamos una sola vez, en Uruguay, cuando él tenía 13 años; ¡13 años tenía!", se ríe Junqueira. Aunque debe estar exagerando: en realidad, Juan había cumplido los 16, en el año previo a comenzar a disputar challengers con frecuencia. Junqueira venció a Delpo (que había pasado la qualy) por 6-2 y 6-1, y ganó el torneo en la final contra otro argentino, Antonio Pastorino. Además, Junqueira y Del Potro jugaron dobles juntos, en 2005 y 2006. "Era el más alto y el más bajo del torneo, era para hacer un cuadro", dice Junqueira.

Alguna vez pelotearon en canchas de polvo de ladrillo en Tandil; el viernes, buscarán derrotarse ante miles de personas en Flushing Meadows.