Carlos Irusta 3y

Stevenson y Savón, los cubanos ganadores en todo

BUENOS AIRES -- Si la reina de las categorías es la de los pesos pesados, en el amateurismo dos boxeadores fueron, sin duda, monarcas indiscutidos a lo largo de casi tres décadas. Ambos se cansaron de acumular victorias, medallas y títulos y le dieron a Cuba, su país de origen, un motivo de orgullo eterno y permanente.

Hoy, cuando ambos ya han colgado los guantes hace tiempo, parece difícil que se pueda emparejar los logros que consiguieron.

Teófilo Stevenson y Félix Savón, dos historias que ya forman parte de la leyenda...

Teófilo Stevenson nació en Las Tunas, un 29 de marzo de 1952. Su padre había sido boxeador y cuenta la historia que un día, el maestro de Teófilo lo llamó al padre y le dijo: "Lo mejor que puedes hacer en enviar al niño a un gimnasio, pues se pelea con todo el mundo". Debutó a los 14 años, con 70 kilos: y si no hubiera sido porque no se desanimaba fácilmente, no hubiera escrito historia alguna, ya que perdió 14 de sus primeras 20 peleas.

En 1962, se terminó el boxeo profesional en Cuba y dos años después empezó a funcionar la Escuela Cubana de Boxeo. Su principal maestro fue el cubano Alcides Sagarra, pero también enseñaron tres soviéticos, Vasili Romanov, Andrei Chervonenko y Evgueni Ogurengkov, bajo la supervisión del alemán Kurt Rosentil.

En el 68, cuatro años después y ya con más de 81 kilos, Teófilo ganó su primer campeonato Juvenil. Un año más tarde, logró la medalla de plata en el torneo nacional "Playa Girón": tenía 17 y fue puesto directamente bajo las órdenes de Chervonenko y Sagarra. Empezaba en ese momento una carrera brillante.

Si bien tuvo algunas derrotas, éstas le sirvieron, como debe ser, para sacar conclusiones. Así como logró vencer a José Luis Cabrera para viajar a los Panamericanos de Cali, en Colombia, le tocó ser derrotado ante Bernd Anders, de Alemania Oriental, el checo Peter Sommer o el norteamericano Duane Bobik. Con los años la frase fue "Nunca perdí, porque de cada derrota saqué una enseñanza".

El tiempo confirmó que, efectivamente, este hombre de 1,90 metros y un peso promedio de 93 kilos, aprendió la lección...

Félix Savón, nacido un 22 de septiembre de 1967 en San Vicente, Guantánamo, empezó por el atletismo y el remo para luego meterse al boxeo. Si Stevenson cosechó unas cuantas derrotas en sus comienzos, Savón no le fue en zaga, es más, lo superó con siete derrotas seguidas por nocaut. Sin embargo, para 1981 se afianzó ganando los Juegos Escolares y de ahí fue proyectado a la Escuela Cubana. 

Cuando tenía 17 años, entró al equipo superior de la mano de Sagarra, gracias a sus buenas actuaciones nacionales e internacionales. En 1986, en Reno, Nevada, logró su primer campeonato mundial. Y fue justamente por entonces, que Savón cruzó guantes con Teófilo Stevenson, quien, a los 34, ya estaba viviendo su último año como boxeador.

La historia se congela por un momento en esos instantes, en donde ambos llegaron a estar frente a frente y con los guantes puestos. La primera vez fue en Cuba, en donde Stevenson llegó a tenerlo por el suelo a Savón, quien por entonces tenía 19 años, y que le hizo una gran resistencia al "viejo" -es una manera de decir- campeón olímpico.

Cuando volvieron a enfrentarse, fue en Reno. Si en la primera Savón había dominado gran parte del guanteo, en esta ocasión le tocó sufrir, a tal punto que el propio Sagarra se metió en el cuadrilátero para detener las acciones cuando el joven peleador estaba ya con un labio lastimado. Dicen que el maestro le dijo al alumno: "Puedes jugar con un león dormido, pero si se despierta, querrá comerte la cabeza".

Savón, que medía 1,80 metro, y que rondó los 90 kilos de promedio, supo que en ese guanteo había aprendido una gran lección.

Stevenson tenía 20 años cuando logró su primera medalla dorada olímpica en los Juegos de Munich, 1972. Superó en cuartos de final a Duane Bobick, que ya empezaba a ser una "gran esperanza blanca" para los norteamericanos. La pelea terminó en el tercer asalto, cuando Bobick sufrió su tercera caída, que fue definitiva. De todas maneras, Teófilo no pudo darse el gusto de ganar la final en el ring, porque su rival no se presentó por una lesión en un brazo. Teófilo, se llevó, además, la Copa Val Barker, al mejor boxeador del certamen.

Por supuesto que no pasó desapercibido y se cuenta que tampoco faltaron ofertas para desertar del equipo cubano y pasarse al bando profesional. Se llegó a mencionar una tentadora bolsa de un millón de dólares para enfrentar a Joe Frazier, disputándole la corona mundial. La respuesta de Stevenson quedó para la historia de las grandes frases del deporte cubano, ya que dijo: "Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos". No sería, aquella, la última tentación.

Savón tenía 25 años cuando logró el oro en Barcelona, 1992. Claro que por entonces, ser pesado cubano era toda una carta de presentación, ya que el camino lo había abierto, de par en par, el gran Teófilo.

Savón, que logró la medalla de oro panamericana en Indianápolis (1987), también tuvo lo suyo. No solamente venció a Roberto Balado, figura importante del boxeo cubano, sino que también sumó victorias ante Ray Mercer -futuro medallista de oro y también campeón mundial profesional- y David Tua, quien también fue figura en el profesionalismo: sin embargo, cuando se midió con Savón en el Mundial de Sydney, Tua por primera vez en su vida anduvo inspeccionando la lona, como se decía entonces.

Cuando ganó la medalla de oro en Barcelona -en la final superó al nigeriano David Izonritei-, como en un extraño pero casi lógico deja-vu, le ofrecieron dinero para hacerse profesional. Y Savón, continuando los pasos de Stevenson, respondió de manera similar: "Peleo con cualquiera en cualquier lado, pero no cambio ni a mi familia ni a mi patria por el dinero".

No fue la única proposición, porque cuando se efectuaron los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Ponce, Puerto Rico, le ofrecieron diez millones de dólares por enfrentarse con Evander Holyfield. Su respuesta fue algo así como "Yo no quiero ser millonario de dinero, sino de amor". En el 95, en los Panamericanos de Mar del Plata, Argentina, venció a Lamont Brewster, quien también iba a ser en el futuro campeón mundial profesional.

Un año después, en los Juegos de Atlanta, Savón consiguió su segunda medalla de oro, acercándose a las tres logradas por Stevenson.

Teófilo Stevenson fue el primer ganador del Campeonato Mundial de Boxeo Amateur, que se desarrolló en La Habana en 1974. En la final, le tocó derrotar a otro norteamericano, Marvin Stinson. Un año más tarde, en los Panamericanos de México, volvió a derrotar a otro norteamericano en la final, Michael Dokes (quien luego también fue campeón mundial profesional). Todo parecía encaminado para que Stevenson viajara a los Juegos de Montreal, a efectuarse el año siguiente, pero no fue tan fácil. Primero, Teófilo debió vencer a su compatriota Angel Milián, aunque cayó dos veces, en una pelea memorable que se efectuó el 29 de mayo del 76. El fallo fue polémico y por eso viajaron los dos a Montreal.

Tras haberle ganado a John Tate (otro norteamericano que también fue campeón del mundo), Teófilo alcanzó la medalla dorada ante el rumano Mircea Simon.

A los 24 años, Teófilo estaba en su mejor momento y por eso, no extrañó que nuevamente volvieran a la carga los promotores con sus ofertas. ¿Qué mejor que una pelea ante Muhammad Alí?. Obviamente, apareció Don King y ofreció 2 millones de dólares. Tuvo que intervenir la Asociación Internacional de Boxeo Amateur para otorgar el permiso –el Consejo aceptó darle forma a la pelea si ésta se efectuaba-, pero también faltaba la autorización del mismísimo Fidel Castro.

Cuando Alí se enteró del asunto fue muy directo: "Para mí, Stevenson es un boxeador de tres rounds... Eso sí, si rechaza dos millones de dólares es un tonto".

La propuesta cubana fue efectuar no una pelea, sino una serie de cinco combates a tres rounds cada uno, con reglas amateurs, en diferentes ciudades de Estados Unidos. Un nocaut de uno sobre otro terminaba la serie. La AIBA, el CMB y Don King rechazaron la idea y nunca se pudo saber qué hubiera ocurrido. De una manera u otra, la ilusión de ver "La pelea del Siglo" se quedó en una ilusión, que se renovaría luego. Fue en 1978, y esta vez, fue para ofrecerle a Stevenson una nueva oportunidad de medirse con Muhammad Alí, esta vez por cinco millones de dólares. Stevenson volvió a decir que no, y eso provocó otro intento que también falló, ya que fue Alí quien se negó, "ya que tengo mucho que perder si me gana un amateur", dijo.

Dos años más tarde, en Moscú, Teófilo logró su tercera medalla dorada, igualando así al húngaro Lazslo Papp, quien fue campeón en los Juegos de Londres (1948), Helsinki (1952) y Melbourne (1956) y que, hasta ese momento era el único que había logrado semejante distinción.

Félix Savón igualó a Stevenson en los Juegos de Sydney, en el 2000, cuando logró él también su tercer oro olímpico, dejando en el camino al norteamericano Michael Bennet y vencido en la pelea final al ruso Sultan Ibzagimov. Por supuesto, Félix también rechazó públicamente cualquier oferta de desertar de Cuba y lanzó una frase definitiva: "Tengo que llevarles regalos a mis hijos y a mi esposa, que están en Cuba, mi tierra".

Savón todavía no tenía 34 años pero, tras 15 duras batallas, decidió que había llegado el momento de colgar los guantes, cosa que anunció oficialmente en enero del 2001.

Teófilo Stevenson se retiró con una campana de 170 peleas, de las cuales solamente perdió 10. Solamente un hombre logró derrotarlo en dos ocasiones, Igor Visotski. Está considerado el mejor boxeador de toda la historia de los Juegos Olímpicos.

Savón, a su vez, totalizó nada menos que 362 victorias con 21 derrotas. Ganó su primer campeonato Mundial Amateur en los Estados Unidos (1986) y logró 6 veces esa distinción.

Teófilo Stevenson y Félix Savón, dos peleadores, dos grandes campeones, propietarios de una historia que difícilmente pueda repetirse en el boxeo olímpico y que, por eso mismo, ya forma parte de la leyenda...

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