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Argentina es el campeón

La página con la crónica de la consagración de Argentina en México Diario Crónica

CIUDAD DE MÉXICO -- A lo grande. Contra todo. Así la Selección Argentina llegó a lo que es el logro más importante de la historia de nuestro fútbol. CAMPEONES DEL MUNDO. Y si bien ya hay un título idéntico en las vitrinas de la Asociación del Fútbol Argentino, este conseguido ayer frente al bravo equipo de Alemania Occidental tiene otros valores. Porque aquí nada estuvo a favor: acordémonos de las críticas, a veces injustas, que soportó este equipo; de las dudas que mucha gente tuvo cuando la Selección partió para cumplir la gira previa al Mundial; de aquella intenció de algunos de cambiar al técnico poco antes de la competencia.

Aquí no hubo nadie que inclinara la balanza en favor de Argentina. Ni los arbitrajes, ni el público mexicano... nada, excepto el trabajo, la dedicación, la humildad y la fe de este grupo que ahora se dio el gusto de ubicar al fútbol argentino en el escalón más alto. A ellos les decimos: ¡Salud campeones! y gracias. Por luchar contra la adversidad, por agachar la cabeza y darle para adelante, como dice Carlos Bilardo, y por el momento de tremenda emoción que nos hicieron vivir.

Argentina fue el mejor equipo del campeonato. El que obtuvo la mayor cantidad de victorias, el que jamás llegó a un alargue, el que mostró al mejor jugador del mundo. Pero si faltaba una prueba más, esa prueba la dio ayer. Porque, sin dudas, Alemania fue el rival más exigente que tuvo el equipo en los siete partidos disputados. Aunque Argentina hizo el gasto en la mayor parte del encuentro, aunque ganó con absoluta justicia, los alemanes también se sintieron protagonistas de la final y fueron a buscar el partido como ningún adversario anterior lo había hecho. Esa era una prueba.

Y la otra fue ver cómo respondía el equipo si le anulaban a Maradona o si (mejor dicho) obstruían a Maradona. Los alemanes marcaron escalonadamente a Diego y no le dieron demasiados espacios para que el capitán albiceleste pudiera hacer pesar su enorme talento y habilidad. Si pasaba, alguna infracción menor abortaba la intención. Y entonces, apareció el EQUIPO (así, con mayúsculas. Con Diego poniéndose ropas de trabajador y Burruchaga cumpliendo una actuación fenomenal. El hombre de Nantes aportó su inteligencia para mostrarse siempre libre de marcas, siempre en el lugar indicado. Y además, estuvo preciso con la pelota, hasta convertirse en el conductor del equipo y en la figura del espectáculo.

Importantísimo, fundamental, también fue lo hecho por Jorge Valdano. A veces no llegó a conmover su increíble esfuerzo, su espectacular despliegue para preocuparse por tapar las subidas del tanque Briegel y aparecer, como en el segundo gol, libre para recibir la descarga de algún compañero. Un león.

Brown volvió a ganarse un elogio grande. Jugó casi todo el partido con el hombro a la miseria y, así y todo, aguantó a los alemanes cuando se venían, sacó "mil" pelotas, abrió el camino del triunfo y cuando quisieron cambiarlo por su lesión, dijo: "de acá me sacan solamente muerto".

Mencionamos tres nombres (Jorge Burruchaga, Jorge Valdano y José Luis Brown). Ellos, además de sus soberbias actuaciones, fueron los autores de los goles: Brown, con un frentazo perfecto tras tiro libre de Burruchaga y mala salida de Schumacher. Valdano, después de surcar en diagonal la cancha para recibir de Enrique y definir magistralmente. Y Burruchaga, tras un pase perfecto de Maradona. Esos fueron los picos máximos. De la actuación argentina y de nuestras emociones. Pero, queremos reiterarlo cuantas veces sea necesario, lo que más nos agradó fue el desempeño colectivo.

¿Maradona tuvo problemas para escaparle a la marca? Bien, se olvidó de su magia y no fue el número uno. Fue uno más para entregar todo en beneficio de este equipo que llegó al punto más alto con humildad y sacrificio.

A los 11 minutos del segundo tiempo, todo pareció definirse. Valdano marcó el 2-0 con un toque preciso y pocos después, el juez de línea costarricense Berny Ulloa cometió un grosero, un absurdo error, al señalar un inexistente offside de Enrique, que se iba solito al gol. Muchos pensaron: "listo, se acabó, esperemos la entrega de la Copa y preparemos el festejo". Pero Alemania no pensó lo mismo. Berthold fue una y otra vez por su lateral. Briegel empujó por el suyo y todos se jugaron la vida.

Las ideas ofensivas de los alemanes no fueron muchas, pero los centros sí. Y dos centros se transformaron en goles, en el empate inesperado; primero, descontó Rummenigge y a los 37, Voeller estampó el 2-2 con un cabezazo. ¿Dos descuidos defensivos? Sí, es posible. Pero Argentina todavía tenía una carta en la manga: a los 40, Maradona se sacó el mameluco, se puso por un instante el frac y metió un pase bárbaro para Burruchaga. El ex Independiente recorrió 30 metros con Briegel detrás suyo y cuando Schumacher achicaba, tocó contra un palo, coronó su gran labor y le dio la victoria y el bicampeonato a Argentina.

En el momento en el que Voeller clavó el empate, nos sorprendió "ingratamente" el festejo de los mexicanos. Pero después pensamos en todas las contrariedades, en todos los escollos que debió sortear esta Selección Argentina y dijimos está bien, tendrá que ser así nomás. Y fue así nomás. Contra todo y contra todos. Con el genio de Maradona en su momento y con un funcionamiento de equipo que siempre respondió. Así, la Selección Argentina consiguió ayer el éxito más importante de la historia e hizo que un pueblo entero saliera a la calle para gritar su orgullo, por ellos y por este sufrido pueblo argentino del que somos parte, nos sentimos felices...

*Artículo publicado en el diario Crónica el lunes 30 de junio de 1986