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Temor por el Temo

Cuauhtémoc portará el número 10 con el Fire AP

MÉXICO -- Una vez que pasó de rumor a hecho consumado (la nota del Chicago Tribune fue el anticipo), ahora sólo resta que Cuauhtémoc Blanco, a quien sus familiares llaman siempre el Temo, pueda con el compromiso de jugar en un futbol más físico que técnico.

¿Qué encontrará en la liga de los Estados Unidos y en el Chicago Fire en especial?
Primero, un futbol con predominio físico, en donde los rivales no tendrán contemplaciones con él, para imponer su fuerza contra la habilidad y el talento que Cuauhtémoc, a sus 34 años de edad bien cumplidos, todavía conserva.

Tampoco tendrá la complacencia de los árbitros. Al contrario, la incompetencia de muchos silbantes norteamericanos podría irritar el carácter de por sí agrio del Temo, el cual podría reaccionar fiel a su costumbre, con recordatorios maternales para la autoridad en el campo.

Y quizá porque ya no tiene la camiseta del América (y por tanto, no está Televisa detrás), los árbitros probablemente no estarán de humor para aguantar sus insultos verbales o a señas, de los cuales tiene un amplio repertorio. El presagio será que tomará algunas tarjetas rojas antes de entender que ya no está en el Canal de las Estrellas.

¿Qué tiene a favor? Sin duda, su talento periférico, de jugador distinto, de esos que parecen tener ojos en la nuca porque adivinan la presencia del contrario, miden milimétricamente tiempo y espacio para soltar la pelota en el momento justo y al lugar correcto, para hacerle daño al contrario.

Cuauhtémoc, por su edad, ya tiene más pasado que futuro. Pero en el pasado hay experiencias ingratas que le han pasado factura en sus ya 14 años de futbolista profesional, la más grave, la lesión que le infringió el trinitario Ancil Elcock, al hacerle añicos la rodilla en un partido eliminatorio para el mundial de 2002. La lesión interrumpió el buen paso que llevaba con el Valladolid de España, del cual luego regresó para salvar a México de ser eliminado de la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002, con sus oportunísimos goles.

Ha jugado con el Necaxa, el Veracruz, el América, el Valladolid y ahora va al Chicago Fire, además de su larga historia con la selección nacional en distintas competiciones. Anotó goles en dos mundiales, pero en la Copa Confederaciones de 1999 fue la gran estrella mexicana con sus nueve goles que le permitieron a nuestro país ganar el primer trofeo oficial de FIFA (el segundo fue el Mundial Sub17 en Perú).

La vida deportiva y personal de Cuauhtémoc está repleta de blancos y negros. Es una vida en claroscuro. Es como algunos genios: suele ir de lo sublime a lo grotesco. Lo mismo me mete un gol en el Santiago Bernabeu al Real Madrid, que le pone un puñetazo al periodista David Faitelson en Veracruz; lo mismo convierte poco más de 100 goles en su carrera, que arma una tremenda bronca en el estadio Azteca contra el Sao Caetano de Brasil, ganándose la suspensión de un año por parte de la Conmebol.

Igual Cuauhtémoc arma tremendo lío público contra Ricardo LaVolpe, del cual en la cancha se burla a mitad del campo después de hacerle un gol, que reniega porque el argentino lo margina del Mundial de Alemania.

Es así su vida. En un clásico contra Chivas puede lo mismo meter el gol del triunfo con gran remate de cabeza, que provocar otra gresca al agredir a Felipe Robles por la espalda.

Ese es el temor con el Temo, que los norteamericanos no comprendan, como los mexicanos, que él es así, que es un tipo de grandes contrastes. Al principio, humilde, de un barrio popular, el Temo fue arrancado del barrio para llegar al América a los 17 años, luego de que no pasó el examen para seguir estudiando en el Politécnico Nacional.

Roberto Falcao, que había llegado de la selección brasileña al América, lo debutó en 1992 (aunque algunos biógrafos lo ubiquen en 1990 el debut, cuando el entrenador brasileño todavía no llegaba a México). Tuvo muy poca actividad, hasta que se apareció por acá para hacerlo la gran figura en el torneo 1994-95. Y luego de convertirse en estrella, apareció el Temo altanero, hosco, de mal carácter, con pleitos casados con varios periodistas, sobre todo con los de TV Azteca, al mismo tiempo que iniciaba una guerra no declarada contra los árbitros, a los cuales dirigía señas gráficas que son recordatorios maternales en el lenguaje corporal. Le perdonaron muchas expulsiones para no echarse de enemigos a los comentaristas de Televisa.

Al mismo tiempo, por su misma actitud ante la vida, el Temo del barrio entró al mundo del glamour, de las celebridades. Y se consiguió novias del ambiente artístico, de farándula, ese que suele darse de noche o de madrugada, cuando en teoría los deportistas deben estar descansando.

Así, el Temo lució noviazgos con actrices como Liliana Lago , con la que tiene una hija, además de Galilea Montijo y actualmente es novio de la actriz de TV Azteca, Rossana Nájera.

Esos contrastes en la vida del máximo ídolo actual del América permiten albergar algunas dudas con respecto a que "la vaya a romper" en el futbol norteamericano. No será nada fácil el tipo de juego de alta velocidad, más físico que técnico que se practica en la Major Soccer League.

Conviene en lo económico, sí, por supuesto, ya que el "Temo" podrá asegurar en un par de años, otros diez más de tranquilidad financiera, a condición de que sepa guardar el dinero que gana con el genuino esfuerzo de su talento periférico para poner la pelota donde su coordinación psicomotriz se lo ordena.

Que Cuauhtémoc es un gran futbolista, no hay duda. Que triunfe en el futbol de Estados Unidos, es otro asunto. Eso sólo lo dirá el juez supremo de la carrera de un futbolista: el tiempo.

Lo debutó Roberto Falcao a los 17 años, el 10 de noviembre de 1990. Jugó los mundiales de Francia 98 y Corea-Japón 2002, en los que metió goles (dos en el primero y uno de penalti en el segundo).

Fue titular a partir de que Leo Beenhakker observó en él condiciones espectaculares para ser uno de los mejores jugadores mexicanos de las dos últimas décadas.