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Momento inmortalizado

BUENOS AIRES -- Con una sensacional última vuelta en la que empleó 69 golpes, uno bajo el par de la cancha, el cordobés Ángel Cabrera alcanzó el triunfo más importante de su carrera al adjudicarse el 107° Abierto de Golf de los Estados Unidos, segundo Grand Slam del año, que finalizó hoy en el Oakmont Country Club de Pennsylvania.

Cabrera, quien el sábado había dejado la punta del certamen en manos del australiano Aaron Baddeley al terminar el recorrido con 6 golpes sobre el par, arrancó la jornada del domingo a cuatro golpes del líder, pero jugó una vuelta impecable, similar a la del jueves, y llegó a lo más alto, convirtiéndose así en el primer golfista argentino en triunfar en el certamen. Además fue su primer triunfo en certámenes del PGA tour.

"Hoy pegué espectacular, jugue muy tranquilo y muy bien. Después de hacer un birdie en el hoyo 11, me di cuenta de que podía llegar, porque los otros se caían. Y el birdie del 15 fue espectacular, ahí me sentí bien seguro", señaló el Pato en declaraciones a la señal de cable ESPN +, una vez terminada la vuelta y mientras esperaba que concluyan Jim Furyk y Tiger Woods, los dos golfistas que más posibilidades tenían de igualarlo.

Cabrera inició el día con birdies en los hoyos 4 y 5. Un bogey en el par tres del hoyo 6 lo dejó sólo uno bajo el par, diferencia que mantuvo para cerrar el recorrido de ida con un birdie en el ocho y un bogey en el nueve.

Los últimos nueve hoyos del cordobés, los más complicados del torneo, fueron brillantes. Mientras los adversarios que tenía por delante al inicio de la jornada no reaccionaban y perdían posiciones, el Pato hizo birdies en el 11 y el 15, y recién en el 16 y el 17 (hoyo que lo martirizó a lo largo del certamen) subió el par para cerrar con una terjeta de 69, de las mejores del día, que le permitió finalizar el campeonato, con 285 golpes.

Furyk, uno de sus dos rivales más peligrosos, se confundió en el 17 cuando ambos estaban igualados en la punta. Sólo quedaba con chances el gran Tiger Woods, quien venía con un golpe más tres hoyos por detrás.

Pero el número uno del mundo no pudo bajar el par ni en el 16 ni en el 17, ni en el 18. Y toda la gloria fue para Cabrera, quien esperó relajado en el club house hasta que Woods falló el último putt, dejando la gloria en sus manos.

Cuarenta años después de que Roberto De Vicenzo ganará el Abierto Británico, otro jugador albiceleste escribió su nombre con letras de oro en una major. El golf argentino está de fiesta.