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La ficción supera a la realidad II

BUENOS AIRES -- -Se lo ve preocupado.
-¿A mí?
-Sí.

-No, preocupado no es la palabra, yo diría acongojado.
-¿Y por qué?
-La conversación que tuvimnos el otro día sobre la final del Abierto de Australia...
-¿Qué pasó?
-Llegó a oídos indiscretos. Y ahora nos acusan de pornógrafos, de mancillar la belleza femenina y no sé de cuántas cosas más.
-¿Mancillar la belleza femenina nosotros? ¡Pero si lo unico que hacemos es alabarla!
-Eso digo yo.
-¿Qué más?
-Nos acusan de carentes de creatividad y groseros, de faltarles el respeto a Sharapova y a Ivanovic...
-Bueno, convengamos que muy creativos nunca fuimos.
-Eso es verdad. Pero de ahí a faltarles el respeto...
-Todo lo contrario.
-Exactamente. Alguien, incluso, amenazó con tomar medidas legales a raíz de esa frase...
-¿Cuál frase?
-Esa de que si una de ellas lo pidiera yo sería capaz de quemar mi casa con mis hijos adentro.
-Bueno, pero hay que ser un verdadero idiota para tomarse esa frase en serio.
-Yo hablaba en serio.
-¿En serio?
-Sí.
-Bueno, entonces el idiota es usted.
-¿Por qué?
-Porque llegado a un determinado punto de locura no importan las razones, hay que ponerle un límite a las acciones.
-¿Qué acciones?
-La de quemar la casa con...
-No es ninguna acción, son palabras.
-Bueno, sí, pero...
-¿Usted vio la película Forrest Gump?
-¿Esa con Tom Hanks? Sí.
-Bueno, es tan absurdo como que yo iniciara acciones legales por haber visto esa escena en la que Forrest Gump recupera la movilidad de sus piernas y empieza a correr.
-Claro, es como no ser capaz de diferenciar la realidad de la ficción.
-Obvio.
-La gente está muy mal.
-Podría estar peor.
-Eso es cierto.
-Pero hay algo que me intrigó de verdad.
-¿En Forrest Gump?
-No, no, en uno de los comentarios que pusieron a nuestra charla del otro día.
-¿Qué cosa?
-Alguien dijo, literalmente, que las actrices porno son prostitutas.
-¿Eso dijo?
-Si.
-Qué extremo.
-Sí, pero encima lo dijo como si fuera algo incuestionable.
-Todo eso aludiendo a nuestra conversación sobre el partido Sharapova-Ivanivic.
-Sí.
-Es que su punto de vista era, digamos, un poco excéntrico.
-Puede ser, pero era y es mi punto de vista.
-Eso es cierto.
-¿Se supone que debería pensar d eotro modo?
-Y... sería más cómodo...
-¿Más cómodo para quién?
-Para los que escuchan nuestras conversaciones.
-¿Pero cómo se supone que deberíamos hablar? ¿Pensando en que alguien nos está escuchando? ¿Qué diríamos entonces? Quiero decir: ¿cómo hablaríamos si fuéramos concientes de que somos escuchados por otro, todo el tiempo?
-No tengo idea.
-Yo sí. Creo que nos quedaríamos mudos.
-Es posible.
-Hay algo extraño... algo que no alcanzo a comprender...
-Diga...
-Y es esa idea que tiene la gente de que lo que lee o ve no debe ofenderlo de ningún modo. Esa idea de que, diga lo que se diga, el respeto debe ser preservado.
-¿Usted se sintió ofendido cuando Forrest Gump empezó a correr?
-En cierto modo, sí. Pero entiendo que esa ofensa es connatural al consumo de lo que sea, trátese de una película, un libro o la columna política.
-¿Y entonces? ¿A dónde quiere ir?
-Quiero ir a que lo realmente condenable no es lo que se escribe, pinta o filma, sino lo que se hace.
-No me queda del todo claro.
-Claro. Un artista, un escritor o un cineasta puede decir lo que quiera. A nadie se le hubiera ocurrido condenar a William Faulkner porque en Mientras agonizo hizo que su personaje volviera a encontrar esposa al día siguiente de haber enterrado a su difunta.
-Pero en su opinión es condenable hacer eso en la vida.
-Condenable no, pero sí puede ser considerado de mal gusto.
-Como lo que hizo el Ministro de Economía de la Argentina, Martín Losteau, que el otro día fue al entierro de su madre en bermudas y sandalias.
-Por ejemplo. Yo creo que un Ministro que usa bermudas debería ir preso. Pero es algo que pienso, que no puedo evitar pensar, y en tanto sólo me limite a pensarlo y no en llevarlo a la práctica, no puede ser repudiable.
-Pero sí es repudiable llevar bermudas cuando se tienen más de, digamos, 20 años.
-Exacto. Mejor dicho, no repudiable, insisto; digamos que podríamos considerarlo de mal gusto, nada más.
-¿Entonces lo que hablamos el otro día es, en su opinión, algo de mal gusto?
-¡No! ¡En absoluto!
-Pero si insistía en que tanto Sharapova como Ivanovic parecían actrices porno.
-No, lo que dije es que deberían serlo. Y hasta es probable que terminen siéndolo.
-¡Qué lindo sería!
-¿Lindo? Sería glorioso.
-Usted, definitivamente es un provocador.
-No, mi amigo. Sólo hago sugerencias para ser un poco más felices. Podríamos vivir sin tenis. Sin cine porno, lo dudo.
-En eso tiene razón.
-Pero hay más aún.
-A ver..
-Algo que me molestó muchísimo...
-Diga...
-Fue algo que dijeron. Me cayó pésimo.
-¿Pero qué fue?
-Que trataran al autor de esta columna de "señor".
-Eso sí es una falta de respeto.
-Pero él está pensando en iniciar acciones legales por eso.
-Lo bien que hace. A lo mejor gana y todo.
-Quién le dice.

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