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De vuelta en casa

BUENOS AIRES (ESPNdeportes.com) -- Grandes luces y algunas sombras, defensor aguerrido y goleador, campeón mundial, y descubridor de jóvenes talentos. Se consagró en Europa como jugador, dirigió las selecciones argentina y uruguaya, pero siempre volvió a su primer amor: River Plate.

Corría el mes de enero de este 2006, Reinaldo Merlo le daba forma al equipo millonario para la temporada, en Mar del Plata. Pero de la noche a la mañana una "rebelión" del plantel encabezada por Marcelo Gallardo precipitaron la salida de Mostaza y 24 horas después, Daniel Alberto Passarella llegó para apagar el incendio.

Su arribo estuvo rodeado de suspicacias y especulaciones, no obstante, el Káiser fue bien recibido por la afición de Núñez.

En el mes de abril el club ya le ofreció una prolongación de contrato bastante inusual en el fútbol argentino, que Passarella aceptó gustoso: "No me quiero mover de acá, me quedaré por tres años más".

DE JUNÍN AL MILLONARIO...
Daniel Alberto Passarella nació el 25 de junio de 1953 en Chacabuco, provincia de Buenos Aires (Argentina). Como la mayoría de los chicos del interior que sueñan con jugar al fútbol y poder vivir de ello, en 1973 viajó a la capital a probar suerte, pero regresó a su pueblo sin haber sido aceptado por ningún club y pensando en dejar todo, aún antes de haber empezado.

Su padre lo convenció de no dejarse vencer y poco después firmó su primer contrato con el Club Atlético Sarmiento de Junín, de la Primera C. Allí jugó sólo ese año porque el entonces entrenador de River Plate, Néstor "Pipo" Rossi lo descubrió y se lo llevó para Núñez. Era el sueño del pibe hecho realidad (aunque se dice que Passarella era hincha de Boca Juniors de pequeño).

El 14 de abril de 1974 hizo su debut oficial en el Gigante de Arroyito, en el partido que su equipo perdió 1-0 ante Rosario Central. Y poco después, el 28 de julio, en el triunfo 3-2 frente a Argentinos Juniors, mostró que no sólo sabía defender, sino también atacar: marcó el primer gol de los 143 que hizo a lo largo de su carrera.

En el '75, Angel Labruna tomó las riendas del Millonario y luego de algunos altibajos, Passarella se adueñó de su puesto entre los once y llegaron los títulos como el Metropolitano que cortó la sequía de 18 años sin títulos para el club y también el Nacional de ese año. El defensor tuvo otras cinco vueltas olímpicas con River (Metropolitanos 77, 79, 80 y los Nacionales del 79, y 81).

HISTORIA EN CELESTE Y BLANCO
En simultáneo con su gran momento con la banda roja, Daniel Passarella fue citado por César Menotti al Torneo Esperanzas de Toulon del '75, en el que se consagraron.

Al año siguiente pasó a la Selección argentina de mayores; en 1977 se convirtió en el capitán y en 1978 levantó por primera vez la Copa del Mundo de Argentina, en el torneo organizado en el país.

También fue parte del plantel albiceleste, ahora comandado por Carlos Bilardo, que quedó eliminado en segunda ronda en España '82. Viajó a México en 1986 y salió campéon mundial, aunque no jugó ningún partido a raíz de una infección intestinal.

EL SALTO A EUROPA Y VUELTA A CASA
Pese al fracaso de la Selección en el Mundial de España, Daniel Passarella fue comprado por la Fiorentina de Italia por 2,5 millones de dolares, donde se convirtió en ídolo. De allí pasó al Inter en el '86 dode estuvo dos años más, antes de pegar la vuelta para la Argentina.

El "Káiser" regresó al River Plate que dirigía Menotti, quien al no conseguir el título fue relevado de su puesto. Por esas vueltas de la vida, el que ocupó su lugar fue un histórico del club, Reinaldo Merlo.

Ya con 36 años, con 486 partidos disputados, y después de vencer a Boca Juniors 2-1, Daniel Passarella decidió colgar los botines, el 27 de julio de 1989. El fin de una etapa y el comienzo de otra, pero ahora desde el otro lado de la línea de cal.

¿EL GRAN DT?
Luego de las elecciones en River, en diciembre de 1989, Merlo dejó el cargo de DT y fue sucedido por Passarella. Con Américo Gallego (ex compañero del club y la selección) realizaron la promoción de varios jugadores de las inferiores entre los que se cuentan Ariel Ortega, Marcelo Gallardo y Matías Almeyda y lograron tres títulos (torneo 1989/90, el Apertura '91 y '93). Tales éxitos lo catapultaron a la selección nacional.

Su período al frente de la albiceleste estuvo cargado de críticas por sus caprichos respecto al largo del pelo de los jugadores, polémicas por su gran preferencia por los de River, por no darle demasiado espacio al goleador Gabriel Batistuta y sigue la lista. Pese a todo, clasificó al equipo para el Mundial de Francia y alcanzó los cuartos de final.

Tras la Copa del Mundo, Passarella dirigió la Selección uruguaya, pero renunció en medio de las eliminatorias para el 2002. Tuvo un breve paso por el Parma. En el 2003, fue el entrenador de los Tigres Monterrey con los que conquistó el Torneo Apertura mexicano. En el 2005, probó suerte en la competitiva liga brasileña: fue contratado por Corinthians en marzo y se fue en malos términos en mayo.

HOGAR DULCE HOGAR
Luego de un período sin dirigir, Daniel Passarella encara su segunda etapa al frente de River Plate, uno de dos los clubes más grandes de Argentina. Pero es un Passarella mucho más reflexivo, que el temperamental e impulsivo que solía ser en sus primeras épocas de entrenador. Se lo ve sereno, más sonriente y parece disfrutar más del fútbol.

"Hice mal muchas cosas y eso lo descubrí haciendo autocrítica. No me da vergüenza decirlo, tuve que pedir ayuda y fui a un psicólogo, estoy yendo a un psicólogo"., reconoció en una entrevista al diario Clarín.

"Cuando se murió mi hijo (Sebastián, de 18 años, quien fue arrollado por un tres en 1995) no me tomé el tiempo necesario para sufrir, pensé que por mi carácter no me iba a caer. Hasta que hice un clic y me di cuenta que tenía que sacarme toda esa m... de adentro".

Otra de las razones del gran cambio de Passarella es su nietita Victoria: "Es la única que logra que deje de ver un partido por la televisión. Me dice Abu y eso me da vueltas como a una media. Yo me perdí la infancia de mis hijos pero ahora con Victoria no me va a pasar".

En esta segunda parte, el equipo tuvo un arranque alentador en el torneo local y la Copa Libertadores, pero el rendimiento fue decayendo por el desgaste físico y demasiadas bajas por lesiones, y otra vez River se quedó con las manos vacías.

El DT evaluó hizo su evaluación del primer semestre: "Hicimos muy buenos partidos. En un momento, nos eligieron como el mejor equipo. Luego nos martirizaron las lesiones, la doble competencia y los errores en los últimos minutos" y confesó haber sentido la pérdida del torneo Clausura "contra Argentinos Juniors, con ese golazo sobre la hora".

El entrenador reconoció que, a muy poco del inicio del Apertura, "no están al cien por ciento" y mantiene sus dudas en defensa. Tras la eliminación de la Copa Libertadores en Asunción contra Libertad, el Káiser expresó su deseo de no perder más jugadores y al día siguiente se quedó sin Julio César Cáceres. Tampoco contará con Luciano Figueroa, que se fue al Genoa.

Antes se habían partido Jonhatan Santana y Daniel Montenegro, dos jugadores muy tenidos en cuenta por el DT. En cambio, recibió a uno de sus "hijos pródigos" Ariel Ortega y al goleador Fernando Belluschi. Justo lo que se necesita según el propio Passarella: "Para armar un equipo importante no deben faltar dos cosas fundamentales, gol y gambeta".

Por ser un hombre de la casa, todavía tiene crédito, aunque no puede confiarse, porque el año y medio sin títulos empieza a sentirse y los aplausos de hoy se pueden transformar en silbidos en apenas noventa minutos.