Una recorrida de la década del 80, compuesta por Caracas 1983 e Indianapolis 1987, dos ediciones plenas de notables figuras.
CARACAS -- 1983
Los Juegos Panamericanos Caracas 1983 formaron parte del programa oficial del Bicentenario del Nacimiento de Simón Bolívar. En medio de las celebraciones un conflicto, por el manejo de fondos, con el comité organizador (COPAM), trajo como consecuencia la incertidumbre de su realización, al apreciarse el atraso en las obras previstas.
Al fin se solucionó, aunque debieron trabajar muy duro para poder llegar, como se podía, a las fechas límites. Dejando de lado las quejas de la delegaciones, el pueblo disfrutó plenamente el acontecimiento y como recordó un venezolano hace pocos días: "Hace casi 25 años, Caracas fue testigo de un acontecimiento deportivo único, que fue inolvidable para todos los chamos que vivíamos en la aún Caracas de los techos rojos".
Pero, atravesaron una crisis deportiva. Partió del anuncio de ODEPA de cerrar el doping y 17 atletas, entre ellos pesista de Cuba, Canadá, Argentina, Colombia y Puerto Rico debieron devolver las medallas.
Según el informe oficial, un número similar de participantes resolvieron abandonar la competencia aduciendo "situaciones personales", posiblemente ante el temor de ser puestos al descubierto en los exámenes. La mayoría del grupo que dejo Caracas pertenecía al equipo de atletismo estadounidense.
Forma parte de la historia de estos Juegos
Cuando se pretende definir la estrella de los Juegos, siempre aparece una hazaña individual, capaz que, con sólo mencionarla, identifica a ese juego. Así sucedió con las de Jesse Owens (Berlín 36) o Mark Spitz (Munich 72).
En este caso, contrariamente, el elegido no es un atleta o nadador, sino un integrante de un equipo de básquetbol. Basta decir Michael Jordan para asociar su nacimiento internacional a los panamericanos de Caracas.
Tenía 19 años, se convirtió en el goleador del certamen, pero fueron la habilidad, la técnica y precisión en los lanzamientos, la vivacidad al desplazarse, sumado el talento, determinó que los espectadores y los televidentes lo retuvieran en sus mentes, para recordasen esa aparición cuando ganó dos medallas olímpicas, seis anillos de la NBA y ser considerado el mejor jugador de básquet de todos los tiempos.
Como en San Juan, la natación deslumbró
La pileta de Naciones Unidas estuvo plena de valores sobresalientes. Greg Louganis volvió a maravillar por la plasticidad y elegancia en los saltos ornamentales. Rick Carey, rey del estilo medley del los 80, ganó 200 y 400, con record mundial en la última de esas distancias. Ambrose "Rodwy" Games, mejoró la plusmarca mundial de los 100, libre, e iba ser, al igual que Carey, campeón olímpico.
Steve Lundquist puso nuevamente en evidencia sus aptitudes para los 100 y 200, pecho, mientras que el brasileño Ricardo Prado, en 100 y 200, espalda, fue el único capaz de vencer a los estadounidenses en las 15 pruebas masculinas,
Mary T. Meagher anunció el registro del planeta de 200, mariposa. Repitieron las geniales Cintya "Cippy"Woodhead, en 200, libre, y Tracy Caulkins, 200 y 400, medley. Como sucedió en los varones, las mujeres estadounidenses sólo perdieron una de las 14 especialidades, en manos de la canadiense Ann Ottembtite, en 200, pecho.
El atletismo tuvo lo suyo
Empañado por la éxodo de los estadounidenses, el atletismo brindaba lo mejor en el andar de los mexicanos en marcha, con ese caminar tan complicado y poco agradable para la vista. Ernesto Cantó (20Km) y Raúl González, ambos oro olímpico en Los Angeles y González, uno de los notables de la especialidad, agregó una de plata en esa ocasión.
La actuación de la jabalinera cubana María Colón despertó enorme interés por ser campeona olímpica en Moscú. Ganó con amplitud, como lo había hecho en San Juan. Aunque pocos conocían al estadounidense Roger Kingdom, venció en los 110, con vallas, superando al cubano Alejandro Casañas, primero en México y segundo en San Juan.
A este selecto grupo, se sumó el brasileño Agberto Guimarez con sus triunfos en 400 y 1500, quien tenía el anteceder de haber sido cuarto en Moscú en 800, y su compatriota Geremias Conceicao, por ser la triunfadora del primer heptatlón.
Otros datos interesantes son el primer oro puertorriqueño en la maratón (Jorge González) y de un chileno en 3000, con obstáculos (Emilio Ulloa).
La escuela de boxeo cubana
La renovación no pudo ser más positiva y la escuela de boxeo cubana aumentó su bien ganado prestigio. Ubicó a 10 de los 12 finalistas y obtuvo 8 títulos, superando los 7 de México 1975. El estilista Adolfo Horta, campeón olímpico en Moscú, a ese conjunto de excelentes pugilista, escoltado por el espigado Candelario Duvargel.
La gimnasia, pesas, esgrima, lucha y judo
Cinco deportes de cosecha cubana. En gimnasia, el astro fue Casimiro Suárez (seis oros). En esgrima, Margarita Rodríguez obtuvo su tercera victoria de florete. Los yudocas se quedaron con 4 de las 8 medallas más preciadas masculinas, pero perdieron una en el examen antidoping de uno de los integrantes del equipo de espada.
En pesas le sucedió lo mismo. Ganaron 19 oros, pero el doping de Enrique Sabarits las redujo a 16. En lucha fueron 14 las preseas doradas. Cándido Mesa asombró por sus victoria en libre y grecorromana.
Las alegrías venezolanas
El boxeador Manuel Vilches (54kg) y los tenistas Iñaki Calvo y Nuria Alasia (doble mistos) hicieron poner de pie al país. También disfrutaron con los seis éxitos de sambo, dos de tiro, dos de pesas, para construir un total de 12 y trepar al quinto lugar en el medallero
Ricardo Ibarra
El remero Ricardo Ibarra cerró invicto su ciclo panamericano de tres conquistas en single sculls, Su notable labor no pudo salvar la debacle argentina con una producción de dos oros, la más baja en los Juegos Panamericanos. La otra medalla perteneció a Laura Martinel, en sambo.
México y otros logros latinoamericanos
En atletismo, además de los de marcha, México disfrutó con José Castro (5000) y José Gómez (10.000), más el ciclista Luis Rosendo Ramos (ruta) y el judoca Gonzalo Padilla.
Puerto Rico, festejo con las del boxeador mosca Rafael Ramos y el maratonista Jorge González. Perú, con el tirador Carlos Hora. Ecuador, con el equipo de pistola en tito y Colombia, con el pesista Abdel González.
En los deportes de conjunto, Uruguay consiguió al fin el de fútbol, El equipo de hockey sobre césped argentino vio cortado su invicto de cuatro Juegos, al ser derrotado por Canadá en la final. También, Brasil quebró la serie del voleibol masculino cubano, pero los caribeños mantuvieron el control en el voleibol femenino y del béisbol. Por último, Estados Unidos ganó los dos torneos de básquet, waterpolo y softball de mujeres, el de varones perteneció a Canadá.
INDIANAPOLIS -- 1987
En principio, ODEPA designó a Santiago, Chile, sede de 1987, a pesar ser la responsable de la crisis comentada en los Juegos 1975. Eso sucedió en el congreso de 1981. Santiago nuevamente renunció y Guayaquil, la ciudad suplente, se negó a ocupar su lugar. Para sustituirla se presentaron La Habana e Indianapolis y ODEPA , en 1984, optó por la ciudad estadounidense.
Apoyada en sus modernas instalaciones deportivas, excepto una Villa Panamericana no acorde con las circunstancias, ubicada en una Unidad del Ejército, en las afueras del cono urbano, Indianapolis llevó felizmente a cabo su misión, con ceremonias de apertura y clausura impactantes
Walt Disney World Productions produjo la ceremonia inaugural, y no ahorró lujos. Con un presupuesto estimado en 2,5 millones de dólares y un elenco de más de 6.500 participantes, el Indianapolis Motor Speedway, circuito en el cual se desarrolla las famosas 500 Millas de Indianápolis, se transformó en l reino del ratón Mickey, Pluto y Dumbo para deleite de las delegaciones y los 70.000 espectadores.
La ceremonia fue un poco más modesta que la de apertura, pero también desbordante. Con un presupuesto estimado en 500 mil dólares, la fiesta reunió cerca de 35 mil personas en el Hoosier Dome y tuvo un final a toda orquesta: 25 minutos fuegos artificiales cubriendo el cielo de toda la ciudad.
Más no se podía pedir
En el estadio de atletismo, uno se sintió estar en una ubicación preferencial del universo estelar.
Allí, estaban al cubano Javier Sotomayor, recordman del mundo de salto en alto aún vigente, la estadounidense Jackie Joyner-Kersee, especialista en heptatlon, cuya plusmarca mundial todavía existe, poseedora de tres oros olímpicos, una de plata y una de bronce, y a Carl Lewis, el Hijo del Viento.
Sotomayor trepando hasta 2,32; Joyner-Kersee, igualando el registro mundial de salto en largo, con 7,32m; Carl, volando hasta aterrizar en 8m75 y siendo una saeta como último relevo de la posta 4x100. ¡Qué deslumbrante trilogía de diamantes!
No eran los únicos ingredientes del festín. El brasileño Joaquín Carvalho Cruz (oro olímpico, en Los Angeles, y plata, en Seúl), en 1500; la estadounidense Gail Davers (oro en Barcelona9, en 100; la cubana Ana Fidelia Quirot, una excepcional mediofondista), en 400 y 800; el mexicano Carlos Mercenario (plata en Barcelona, en 20km marcha y su Arturo Barrios (quinto en Los Angeles y Seúl), en 5000. en los 5000.
En medio de tantas joyas, Gert Weil (bala) logró el único triunfo de Chile en los Juegos. Sorprendieron los brasileños Ivo Rodrígues (maratón) y Aduato Domíngues (3000, con obstáculos).
Martín Bermúdez (50km, marcha) y María Colin 10km,marcha) y Maricarmén Cárdenas complementaron el cuadro de éxitos México, mientras que el de Cuba lo hicieron Mariano Delis (disco), Maritza Marten (disco) e Ivonne Leal (jabalina).
Diez sobre 12 posibles
El boxeo de Cuba elevó su récord de ocho oros a diez. Apareció el pesado Féliz Savón, para seguir los pasos de Teófilo Stevenson. Repitieron Candelario Duvargen (63kg, Pablo Ramírez (81kg) y el superpesado Jorge L. González. Presentó en sociedad a Julio González, llamado a ser figura en los 60kg. El puertorriqueño Luis Rolon (48kg) y el estadounidense Kelcie Banks (57kg) se interpusieron para no poder alcanzar la perfección en los resultados.
Dos revelaciones y una despedida
Dos revelaciones conmovieron la natación. Primero, la del moreno Anthony Nesty, de Surinam, quien iba a ser campeón olímpico de 100, mariposa. La otra, las tres victorias de la rubia y corpulenta costarricense, de origen germánico, Silvia Poll, en 100 y 200, libre, y 100, espalda. La despedida estuvo a cargo de Greg Louganis, quen por tercera vez maravilló en los panamericanos, para decir adiós cubierto por el oro de seis medallas.
El partido increíble
Sensacional fue la victoria de Brasil en la final de básquetbol masculino. También resultó increíble la manera como perdió Estados Unidos por primera vez en su país.
Estaba en ventaja por 22 puntos, al concluir el primer tiempo y Brasil lo derrotó por 120 a 115, merced a la puntería desde lejos de Oscar Schmidt, 53 puntos, y Marcelo de Souza, 45. Y pesar que en el seleccionado local estaban futuros NBA, como Dave Robinson y Danny Manning.
Cuba reafirmó su poderío
Como venía sucediendo, Cuba tuvo en las pesas la base de sustento de su medallero. En esta ocasión creció para hacerse patrón absoluto en ocho de las diez categorías, con 25 oros Le siguieron la lucha, con diez; la gimnasia y el atletismo, siete, y la esgrima. Es decir, cinco deportes, con 55 preseas, construyeron el 72% de las 76, la mayor cantidad acumulada por los cubanos en los Juegos Panamericanos, hasta ese momento.
José Luis Lozano, una estrella
La noticia corrió con un reguero de pólvora en la sala de prensa: "Un argentino ganó cinco medallas doradas". ¿Cómo se llama y en que deporte?, preguntaban los periodistas.
En el desolado y desierto Indianapolis Motor Speedway, el patinador José Luis Lozano demostró velocidad y resistencia ante el fuerte equipo de Estados Unidos. Se impuso en 300. 5000, y 10,000m; en la maratón de 20km y carrera de relevos de 10km.
Pocos presenciaron su hazaña, pero ocupó la primera página de todos los diarios de América,
Era pastor muy joven y decía haber escuchado la voz de Díos: "Debes correr en Indianápolis". Era muy joven, no volvió a correr y se dedicó a ayudar a los niños en su natal Neuquen.
Lozano fue pieza vital de el resurrección de Argentina tras el debacle de Caracas, porque de aquellas dos volvió a las 12 de San Juan. Su tarea la complementaron las patinadores Roxana Sastre y Nora Miledi, el ciclista Gabriel Curutchet, los remeros Pablo Bulgach, el yachting en la Clase Lightinng y los equipos de hockey sobre ruedas y de hockey sobre césped femenino.
México y los otros países latinoamericanos
A los cinco de atletismo, México sumó las victorias de los tenistas Lucila Becerra y Gilberto Cicero, en doble mixto, las remeras Marta García y Ana Gamble, el ciclista Rosendo Ramos y Ernesto Rodríguez, en taekwondo.
Las tres de Venezuela fueron producto de Carlos Rivas, en taekwondo, del tirador Renzo Berto y del equipo de pistola estándar, los tres de Colombia, el tirador Bernardo Tovar, el equipo de pistola rápida y la patinadora Luz Mary Tistán. Mientras que las tres de Puerto Rico, además, de la del boxeador, llegaron a través de las yudocas Liza Boscarino y Nilmari Santini, Por último, Uruguay festejó con el ciclista Federico Moreira y el remero Jesús Posse.
Cuba mantiene su reinado de béisbol. El histórico equipo de voleibol femenino de Cuba conquista su séptimo título consecutivo y el de varones de Estados Unidos venció a Cuba en la final. Brasil se queda con el fútbol; Canadá, con el hockey sobre césped y el softball masculinos, y para los estadounidenses fueron el básquetbol y el softball femeninos, más el waterpolo,
Fin de la década del 80.