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La amargura invadió MetLife

NEW YORK -- Con el gol de campo de Dan Bailey en los últimos segundos de su derrota 24-21 ante los Dallas Cowboys, los New York Giants no sólo vieron expirar el reloj sino también desvanecerse sus ínfimas posibilidades de clasificar a playoffs, en una temporada que ya estaba en terapia intensiva después del peor inicio para 'Big Blue' en casi cuatro décadas.

No hubo mejor dicotomía, y evidencia de sus respectivas posiciones en la tabla de la NFC Este, que el ambiente que se respiraba en ambos camerinos la frígida noche del domingo en el estadio MetLife.

En el taciturno vestuario de los Giants todos los comentarios giraron en torno a una gran oportunidad desperdiciada.

"Me siento muy decepcionado", dijo el ala defensiva Justin Tuck. "Creo que jugamos decente, pero no tan bien como lo hemos hecho las últimas cuatro semanas. Tuvimos una oportunidad real de ganar este partido".

"Ojalá hubiese tenido una oportunidad más", dijo el mariscal de campo Eli Manning. "De la manera que estábamos controlando y adelantando el balón debimos tener más exito. Estuvimos cerca varias veces y nos fuimos con las manos vacías".

"Obviamente sentimos que tuvimos la oportunidad y debimos haber ganado, pero no lo hicimos", dijo el entrenador Tom Coughlin.

Varios miembros del equipo neoyorquino habían afirmado que el duelo ante sus archirrivales divisionales sería una "masacre", pero la única sangre derramada fue tras la puñalada que Tony Romo y Dez Bryant le propinaron a cualquier esperanza de postemporada.

Las garantías de Terrell Thomas y bravuconadas de Jason Pierre-Paul resultaron ser sólo palabras, y Big Blue, ahora con marca de 4-7, está confinado al tercer lugar en la NFC Este. Su segunda victoria sobre los Giants esta campaña ubicó a Dallas en el tope divisional junto a los Eagles con récord global de 6-5, y con una marca de 4-0 en la NFC Este.

"En los duelos Cowboys-Giants no hay lugar para hablar de más", dijo Thomas, que había garantizado una victoria el viernes anterior en una entrevista radial. "Todo es cuestión de corazón y voluntad, y el mejor equipo ganó".

No fue un mal partido para los Giants, que corrieron para 202 yardas por tierra, su mayor cantidad esta temporada, con Andre Brown con récord personal de 127 y Brandon Jacobs con 75 en sólo nueve acarreos, para un promedio de 6.7 yardas por intento. Manning completó 16 de 30 pases para 174 yardas, con touchdowns a Brandon Myers y Louis Murphy, sin intercepción.

Pero nada de eso fue suficiente, ya que los dueños de casa no pudieron hacer las jugadas más importantes en los momentos cruciales, además de sucumbir ante varias costosas faltas.

"Lo único que creo que podemos aprender es que mientras más importante es el partido, más tienes que controlarte y tener mayor aplomo", amonestó Coughlin. "No hay duda de que estábamos frustrados con algunas de esas faltas, pero incluso cuando las cosas van en tu contra, tienes que encontrar la manera de sentar cabeza y la perdimos varias de veces y nos costó".

En la semana previa al juego, Pierre-Paul dijo que sería "una masacre", Thomas declaró "no hay duda de que vamos a ganar", pero los Cowboys sólo respondieron cuando de verdad importó, en el campo de juego, comprobando que el último que ríe, ríe mejor.

"Nunca en mi vida había escuchado a un equipo con un récord de 4-6 hablar así", dijo el esquinero texano Orlando Scandrick. "Lo único que hicieron fue hablar, hablar y hablar. Contamos con una mejor marca y no dijimos nada. Los Giants cuentan con un gran entrenador y no tengo la más mínima idea de cómo los dejó hablar así toda la semana".

"No dijimos nada, los dejamos que hablaran. La venganza es un plato que se sirve mejor frío", dijo el tackle defensivo Jason Hatcher en el vestuario, donde se había derramado sangre falsa en la cara. "Acabo de comerme a un 'Gigante'. Voy a estar satisfecho por unos tres días, no tengo que comer más", agregó en tono de burla, publicando luego una foto en la red social Instagram con comentarios similares y su faz pintada de rojo.

La evidencia de cómo los Cowboys "se comieron" a los Giants estuvo en la última serie del partido.

La defensiva azul, que los había mantenido en el juego, no pudo obtener una detención más, permitiendo que Romo completara seis pases, cuatro de ellos contra el profundo Antrel Rolle, hasta establecer el gol de campo al expirar el reloj para poner fin a la racha de cuatro victorias al hilo que había hecho a los locales empezar a soñar con una improbable clasificación a playoffs.

Y fue el mismo Rolle quien mejor resumió el sentimiento en el camerino de los dos veces campeones del Super Bowl las previas cinco temporadas.

"Me duele ", dijo Rolle. "No hay duda de ello, esto duele".

Ahora los Giants, tres juegos bajo la marca de .500 y con un récord divisional de 1-3 en la NFC Este, necesitarán una improbable combinación de resultados para que su próximo partido ante los Washington Redskins o San Diego Chargers no sirva para cavar su tumba.

"Tenemos que prepararnos y trabajar lo más posible, mantenernos juntos como equipo y tratar de ganar partidos", dijo Coughlin. "Perdimos un juego que todos estábamos emocionados de tener la oportunidad de ganar, pero ya esa oportunidad se ha esfumado. Quedan cinco partidos por jugar, y vamos a ganar cinco partidos y darnos la posibilidad de mantener la cabeza en alto".