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Se dice, se comenta (Post Superclásico)

BUENOS AIRES -- Martín Palermo sigue haciendo historia con la camiseta de Boca. Y bajando records establecidos desde hace tiempo. En este caso, volvió a darse el gusto de convertir un gol en un superclásico y superó la marca del máximo anotador xeneize en enfrentamientos ante River. Hasta el partido del domingo el registro lo compartía con el brasileño Paulo Valentín, con 13 tantos.

Luego del gol que marcó el empate de Boca en el Monumental, el Titán llegó a los 14 entre partidos oficiales y amistosos frente al clásico rival. Además, se dio el gusto de convertir el tanto número 500 de la historia del superclásico. ¿Más? Sí. De paso, quedó más cerca de alcanzar el record de máximo goleador boquense de todos los tiempos: ahora suma 210 goles y está a ocho tantos del registro de Roberto Cherro. Impresionante.

BUENA ESCUELA
Hernán Díaz, actual ayudante de campo de Leo Astrada, era un futbolista acostumbrado a exagerar las infracciones que le cometían. Ante el mínimo roce, se revolcaba en el césped como perro sarnoso y lograba que en algunos casos los jueces le creyeran. Ariel Ortega, hay que decirlo, mejora con el paso del tiempo, y tal vez ahora se haya potenciado con la cercanía de la "Hormiga". El Burrito volvió a demostrar que sigue vigente, aunque en este caso lo hizo con una virtud casi tan destacable con su habilidad: la simulación.

Así generó la expulsión del paraguayo Julio César Cáceres, simulando un golpe en la cara que no había existido. Lo que llamo la atención es que a la teatralización se sumaron los asistentes del banco de River. Mientras el Burrito daba vueltas en el suelo agarrándose la cara, gente del cuerpo médico le ponía cubitos de hielo en la frente y una crema para evitar la hinchazón. Un trabajo de actuación y sincronización para el aplauso, como en un teatro.

DEPORTIVO EMPATAR, SIEMPRE
A poco de asumir como entrenador, Alfio Basile definió a Boca como "Deportivo Ganar Siempre". Sin embargo, al menos en los superclásicos, el Coco nunca pudo festejar una victoria. En partidos oficiales, Basile enfrentó a River en tres oportunidades: las tres fueron empates: 0-0 en el Apertura 2005, 1-1 en el Clausura 2006 y también 1-1 el último domingo.

MEJOR NO HABLAR...
Alfio Basile hace rato que no habla con la prensa. Luego de los malos resultados y de los problemas que casi terminan con su alejamiento de la institución de la Ribera, el entrenador decidió hacer su clásico "silenzio stampa". Y lo que empezó como una decisión del momento se convirtió en algo habitual, potenciado por una racha favorable en los últimos partidos.

Para la particular visión del DT, gran amante de las cábalas, el silencio se convirtió en sinónimo de triunfos (Boca llevaba tres hasta el empate del domingo). Luego de la igualdad en el Monumental, sus allegados se disculparon con la prensa argumentando una disfonía que, todos vieron, el técnico no tenía. Parece que para Basile, el silencio ahora es salud.

EL PEDIDO DE ALMEYDA
Matías Almeyda volvió a jugar al fútbol y contra lo que muchos suponían, lo está haciendo muy bien. Dicen que para este clásico, el Pelado le pidió especialmente al entrenador que lo dejara marcar a Juan Román Riquelme, el creador del fútbol xeneize.

Al volante le dieron el gusto y cumplió muy bien con su tarea, ya que Román pocas veces a lo largo de los noventa minutos tuvo espacios para moverse con libertad. Las malas lenguas, esas que nunca faltan, dicen que como Almeyda ya está "viejo" para estos trotes, pidió correr a uno que últimamente corre poco y nada...

"TRAPITOS" AL SOL

Muchos periodistas e hinchas que fueron a ver el superclásico se encontraron con una sorpresa desagradable: para dejar estacionado el auto en los alrededores del Monumental, debieron pagar nada menos que $ 50. Una barbaridad.

Hablamos de dejarlo en la calle, al ¿cuidado? de los "trapitos", esas personas que se disfrazan de cuida coches y con el aval de la Policía, que mira para otro lado, exigen un pago exhorbitante a cambio de cuidar el vehículo (mejor dicho, a cambio de no romperlo).

El precio generó más de una discusión, varios golpes de puños y también la reacción de un grupo de vecinos del barrio de Núñez, que empezó a juntar firmas para exigir que las autoridades controlen y detengan a estas personas, dueños de las calles casda fin de semana que hay fútbol.

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