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Lucas, de entrecasa

JUNÍN -- La ciudad se prepara para dormir la siesta bajo un sol que abrasa la piel. Es el mediodía de un domingo. Y la ciudad -distante a unos 200 kilómetros de la Capital Federal- se muestra desnuda y desierta. Casas bajas. Algún perro vagabundo. Silencio total. A unos kilómetros del casco céntrico, está la Laguna de Gómez. Y allí, en medio del canto de los pájaros, y bajo la sombra de los árboles, hay un hombre. Está sentado, solo, pensando quien sabe en qué cosas. Se llama Lucas Martín Matthysse. Es el campeón mundial interino WBC superligero y es, para muchos, el boxeador más atractivo del boxeo argentino de hoy.

Lucas nació en Trelew, en la provincia de Chubut, el 27 de septiembre de 1982. Su padre, Mario Edgardo, fue boxeador profesional a lo largo de 51 peleas y llegó a perder con Jorge "Locomotora" Castro. Su madre, Doris, también hizo algunas peleas como amateur. Y no olvidemos a sus hermanos, claro: Walter (26-5-0- 1 SD, 25 KO) peleó con Paul Williams o Kermit Centrón en los Estados Unidos, para dar apenas dos nombres. Y Edith Soledad (32 años, 9-4-1, 1 KO) combatió hace poco en México con Yasmin Rivas por el título gallo IBF, perdiendo por puntos. No es todo, ya que además, está casada con Mario Narváez, profesional de 36 peleas y hermano de Omar, el campeón supermosca de la WBO.

Me gusta estar solo. Me acompañan los perros de la zona, me gusta cazar, me gusta pescar, y entrenar, claro, porque para mí esto no es un sacrificio, es un gusto

-- Lucas Matthysse

De hecho, porque la historia familiar no se detiene, el hijo de Walter, Ezequiel, tiene 14 años, y ya debutó como amateur. "Yo me fui de Trelew cuando mis padres se separaron. Empecé a los once y mi primer profe fue el Huinca Méndez. Cuando dejé Trelew, ya había debutado como aficionado, también a los 14, igual que mi sobrino. Quizás por eso le tengo un afecto tan especial: está viviendo una historia parecida a la mía. Yo me fui a Esperanza, Santa Fe, de donde es mi padre. Y anduve por varios lugares de la provincia, incluyendo Rafaela o Vera, un pueblito pequeño en donde conocí a otro chico como yo que soñaba con ser boxeador. Se llamaba Marcos, pero todos le decíamos el Chino. Sí, claro, el Chino Maidana...".

Aunque no es de hablar mucho, a Lucas le gusta contar. Y se entusiasma un poco más cuando entra en la comparación con su sobrino en aquello de las historias paralelas. Y, de paso, habla de sí mismo. "Yo siempre anduve solo, siempre fui solitario y, encima, de pocas palabras. Ahora estoy viviendo acá, en la Posada del Sol, en una especie de cabaña. Me separé hace un tiempo. Me gusta estar solo. Me acompañan los perros de la zona, me gusta cazar, me gusta pescar, y entrenar, claro, porque para mí esto no es un sacrificio, es un gusto".

Lucas Matthysse, a los 30, tiene un record de 34 combates, de los que se impuso en 32, 30 de ellos antes del límite, y perdió 2, sin empates. Ha combatido con 5 campeones o ex campeones mundiales: en febrero del 2010, le ganó por KOT 4 a Vivian Harris; en noviembre, perdió por puntos en 12 con Zab Judah. En el 2011, venció en enero a Demarcus "Chop Chop" Corley, por KOT en el octavo. En junio, se enfrentó y perdió por puntos, con Devon Alexander. En el 2012, venció a Humberto Soto, La Zorrita, por abandono de la esquina en el 5° asalto. Con los cinco ha tenido algo en común y es que ante él, todos fueron a la lona. Alexander y Judah una vez cada uno. Harris perdió por KOT aunque la decisión fue controversial. Soto fue al suelo dos veces y Corley batió el record con 9 caídas. "Y encima, nunca perdió en un ring, porque frente a Judah y a Alexander lo robaron", afirma Mario Arano, su promotor.

"Este va a ser el año de Lucas", afirma su entrenador, el ex campeón sudamericano welter Luis Dionisio "Cuty" Barrera, quien efectuó 48 combates rentados. Y el año comenzará pronto para Lucas, ya que para el 26 de enero está programado en The Joint del Hard Rock Hotel and Casino de Las Vegas, para enfrentarse con Mike Dallas Jr. (26), que tiene un record de 19 (8)-2-1. "Sí, a simple vista, no dice mucho, pero aquí nadie se confía de nadie y estamos entrenando como siempre, o sea hasta el fondo, para estar mejor que nunca, para evitar ninguna sorpresa", afirma Barrera, quien además, agrega: "No andamos estudiando demasiados videos, porque para nosotros, sobre todo para mí, como entrenador, vale la seguridad de que Lucas esté bien entrenado, en su mejor nivel siempre. Entonces, los que tienen que preocuparse son los otros".

Lucas vive desde hace unos ocho años en Junín, casi justo cuando había nacido Priscilla Yaneisi ("Ni yo sé cómo se escribe su segundo nombre -bromea-, lo escuché una vez en Cuba y me gustó..."), su única hija, la luz de sus ojos. Ahora está viviendo en la Posada del Sol. Entrena en el Gimnasio de Arano Box, montado en el centro de la ciudad y que se abrirá exclusivamente para nosotros: dos rings, 6 bolsas, muchos espejos y, además, en la planta alta, alojamiento para doce personas. Allí van a vivir los boxeadores que quieran entrenar en el equipo. Junto a Matthysse, están como sparrings los siguientes profesionales: Christian Gramajo, Fernando Angulo -un ecuatoriano radicado en Venezuela y contratado especialmente como sparring-, Abel Adriel, Juan Manuel Bonanni, Sebastián Luján -quien viaja a Junín desde Rosario dos veces por semana- y su sobrino, que es aficionado, Ezequiel. Junín, la ciudad en la que nació el ya legendario Luis Ángel Firpo, es también un bastión del boxeo en Argentina.

El Team Matthysse, además de la conducción de Mario Arano como promotor y de Cuty Barrera como técnico principal, se conforma con Darío Fernández -segundo técnico y colaborador general-, el preparador físico Gerardo Pereyra (quien se sumó al grupo hace un año) y el doctor Edgardo Leguizamón, largamente integrado al equipo, tanto como "El Pitufo" Arano, hermano del promotor y hombre "todo terreno".

Y, a todo esto, ¿Qué espera Lucas de esta temporada que ya comienza? "Yo lo quiero a Danny García, esa es la historia. Siento que es la pelea que debo hacer para demostrar que soy el verdadero y único campeón de la categoría. No soy de tirar muchos nombres, porque lo que quiero es ser reconocido como el único campeón". En septiembre de 2011 debió pelear con Erik Morales, pero se bajó del compromiso y eso pudo haber sido un paso atrás ante los ojos de la gente de Golden Boy. "Fue un momento complicado para mí... Me había separado recién, a mi gran amigo Carlitos Ponce se le murió la mamá, tuve una bronquitis muy fuerte... Creo que se me bajaron las defensas o qué, pero me enfermé. Si hubiera sido por la plata, a lo mejor peleaba igual, pero yo no peleo únicamente por la plata, quiero ser el mejor. Por eso, y para no correr el riesgo de perder, decidí bajarme".

¿Es inevitable hablar de Marcos Maidana? "Somos amigos, ya conté que nos conocemos de chicos, cuando íbamos por los pueblos en un camión jaula para pelear por ahí. Y como aficionados peleamos varias veces. Pero hoy por hoy es una pelea creada más por el periodismo que otra cosa, él está en las 147 libras y no creo que le venga bien bajar. Y yo, que soy campeón de las 140, tampoco tengo ganas de subir". Le contamos que quien más ha insistido con la idea ha sido el propio Oscar De La Hoya. "Bueno... Eso no sé... Si hay que pelear, seguro que peleamos, porque somos profesionales, pero me parece que hoy, al menos, no tiene sentido".

Hace unos días apareció una iguana enorme por acá y la comimos a la parrilla, estaba buena

-- Lucas Matthysse

Admite que no tiene problema alguno con el peso. Y, para demostrarlo, ahí está la prueba; a pesar del calor, Darío Fernández, a quien todos conocen por "El Colorado", trae una olla con un guiso que termina de cocinar: pollo, papa, zanahoria, morrón, arroz, choclo... "Eso sí, todo sin aceite y con algún ingrediente que es secreto del chef", ríe el Colorado. "Hace unos días apareció una iguana enorme por acá y la comimos a la parrilla, estaba buena", agrega Lucas, quien según su técnico, "vive durmiendo". Y hay una explicación. "Lucas duerme todo lo que puede porque trabaja mucho -dice Cuty Barrera-. Se levanta a eso de las cinco de la mañana y corre 14, 15 kilómetros. Descansa un poco y va al gimnasio para tareas de fuerza y complementarios. Almuerza, duerme un poco y luego, a eso de las cuatro de la tarde, va al gimnasio de nuevo pero, para hacer boxeo: por lo menos, trabaja 15 rounds diarios. Día por medio, con sesiones de guantes. Eso desgasta. Tiene la fortuna de poder comer bien, porque no tiene problemas de peso, pero después de la cena, a eso de las nueve de la noche, se va a dormir".

Mientras tanto, todo apunta a la próxima pelea. "Ya llevo como cuatro fiestas navideñas concentrado para pelear", dice. "Así que estoy acostumbrado. Ahora nos toca de nuevo, con Mike Dallas, a quien no conozco bien, pero como dice Cuty, el que se tiene que preocupar es el otro. Yo me siento mejor que nunca y lo único que quiero es pelear".

"Cuando se vino la pelea con Olusegun, le dije a Lucas que había que ganar o ganar, aunque se perdiera un poco la buena línea que tenía. No podíamos dejarnos robar más como con Alexander o con Judah. Por eso a lo mejor lució menos desde un punto de vista técnico, pero demostró lo que pega, lo que tiene y lo que puede. Ahora que es campeón, seguramente estará mucho más asentado anímicamente", afirma Barrera.

"Lo único que yo sé es que me siento mejor que nunca y que este año, seguramente, voy a demostrarlo. Ojalá que Danny García acepte la pelea, será la mejor manera de demostrar todo lo que soy capaz".

Mientras tanto, sigue concentrado. Amante de la soledad, hace largas caminatas junto a su perro, "Pirata" y a los perros de la zona que lo acompañan siempre. Sabe que este año será decisivo para él. Y todo indica que hará lo imposible para demostrarlo.

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