<
>

El Bulldog y los riesgos del ring

Jamás pensó en el boxeo profesional para vivir, pero una injusticia lo convirtió en un histórico del deporte. Lee más aquí

ESPN Motion MOTION

  • No conquistar la medalla olímpica aún le duele a Daniel Zaragoza.

  • El peligro del sida en el boxeo fue parte de su carrera.

  • Zaragoza habla de los beneficios del boxeo en televisión abierta

  • La trayectoria del ex campeón y cómo logró llegar a la cima

    Aunque los expertos siempre exaltaron su valentía en los encordados, nunca se bloqueó ante los temores y las preocupaciones. Una vez, asegura Daniel Zaragoza, sintió miedo de morir.

    Entre 1989 y 1991, participó en tres compromisos de título mundial contra el estadounidense Paul Banke. Cayó una vez y venció en dos. "En esas peleas tuve 15 cortadas. Él también sangró y entonces de tanto tallarnos con la cabeza, hubo contacto".

    Tiempo después, se supo que Banke contrajo el Virus de Inmunodeficiencia Humana. Sí... el virus del SIDA.

    Un día, el teléfono le avisó del peligro. Daniel todavía recuerda la llamada desde las oficinas del Consejo Mundial. Le pidieron que se examinara con tal de saber si portaba VIH. La respuesta que dio, provoca carcajadas: "¡Qué! ¿Por qué? ¿Qué me están espiando o qué?"

    "Como no había tanta información del SIDA, dije: pues ya me morí. Pero afortunadamente no pasó a mayores, pues el virus se muere al contacto con el aire", explica.

    De cualquier forma, la vida en los cuadriláteros trae consecuencias. Después de cada choque, los gladiadores orinan sangre, terminan golpeados y, en ocasiones, parapléjicos o muertos.

    En su caso, la dermis del rostro se adelgazó hasta tornársele en "piel de cebolla" (llamada así en el ámbito de los puñetazos).

    "No hay duda que hasta el mejor de los costales, de tantos golpes que recibe, se desgasta con el paso de los años hasta romperse. No importa si es de la piel más gruesa o fina". Además, perdió un porcentaje auditivo del oído derecho. "Uno llega a pensar que ya no es humano, pero vas mermando".

    Fuera de eso, no hay ninguna otra repercusión ni efecto secundario después de 17 años de carrera. A diferencia de otros héroes del ring, habla sin dificultades, piensa con agilidad y conserva la estabilidad económica. Vive de sus rentas e instruye a empresarios y ejecutivos en el Zaragoza Boxing Hall.

    Procreó tres hijos y ninguno siguió sus pasos. Todos prefirieron la universidad.

    Asistió al Centro de Capacitación Raúl del Campo para Cronistas Deportivos Jr., y trabajó como analista para Televisa durante las funciones de campeonato mundial.

    Además, se mantiene en forma física para preservar la vida. Su pasado como deportista de alto rendimiento se lo exige al tener un corazón más grande que las demás personas. Un corazón de campeón.