Especial para ESPN.com 11y

El desastre de Suecia

ESTOCOLMO -- La inesperada derrota 1-6 de la Selección Argentina frente a Checoslovaquia en la Copa del Mundo de Suecia dejó muchos puntos que deben ser revisados y analizado no sólo por quienes conducen al equipo nacional, sino por todo el fútbol de este país. La increíble goleada sufrida por los campeones de América ha dejado sin palabras al mundo entero y la rápida despedida del Mundial generó gran controversia en Buenos Aires.

La revista deportiva El Gráfico narró de la siguiente manera el suceso, en su edición 2023 del 20 de junio de 1958. La nota está firmada por el enviado especial, Borocotó.


El conjunto argentino es flojo. Esta no es ninguna novedad. Cuando salió de Buenos Aires rumbo a Europa demostró esa flojedad contra Alemania y también en sus encuentros previos al torneo mundial. Pero se produjo de golpe ese milagro contra Irlanda, y como los milagros no se repiten, ahora estamos convencidos que más que una actuación sobresaliente del equipo argentino fue una falsa y mediocre del irlandés. Y esta afirmación está confirmada por los resultados.

La lección es dura, hasta cruel (porque una derrota por 6 a 1 es aplastante), pero aun dentro del desastre hay razones positivas, razones para extraer beneficios. Los futbolistas criollos viven del fútbol, pero son pocos. muy pocos quienes viven para el fútbol. Que es otra cosa. No se someten, no se prestan a la preparación física rigurosa. No viven para el futbol. No son como los alemanes, que a las 9 de la mañana del otro día se estaban entrenando nuevamente, mientras los argentinos dormían.

No se puede hablar de fallas en el equipo argentino; fue superado netamente par velocidad, estado atlético, organización, sobriedad, sentido práctico que tienen los checoslovacos. Tiran de cualquier distancia y ángulo, y recordemos, además, que los checos estuvieron en Buenos Aires, donde perdieron 1 a 0 con un equipo inferior a éste, con menos preparación y con menos remate. Este juega el mismo buen futbol que el que vimos en nuestro país, pero con mucho más remate.

La defensa argentina fue superada en los primeros minutos y Rossi volvió a mostrarse muy lento. No está como para jugar frente a hombres tan veloces. El ataque argentino quedó aislado, pero tampoco bajaron con la rapidez y continuidad que acostumbran los europeos. Estos hacen doble función, suben y bajan. Es una ventaja apreciable, que no pude disimularse. Cuando los argentinos atacaron se encontraron taponados porque los delanteros rivales cubrían defensivamente. Nuestros jugadores llegaban adelante, pero no penetraban, no podían hacerlo porque se encontraban en evidente superioridad numérica, y como tampoco poseen remate de media distancia no emplearon sino por casualidad al arquero de los rivales.

Checoslovaquia hizo el gol desde afuera del área con un tremendo taponazo al ángulo mientas la defensa argentina se cerraba para tomar posición y esperarlos adentro. Los checoslovacos llegaron desde afuera, Argentina no tuvo esa arma.

Repetimos y hay que prestar interés a este concepto: No hubo fallas, lo que hubo fue superioridad neta del adversario, una superioridad en todos los aspectos.

Hombre a hombre y cuadro a cuadro fue superior siempre. De nombrar algún argentino -cosa que cuesta porque no hubo figuras- habría que nombrar a Dellacha, Varacka y Lombardo, éste antes de la lesión que lo redujo completamente. Estos tres jugadores estuvieron físicamente a tono con la exigencia de los atacantes rivales. Los demás estuvieron lejos, a distancia.

El partido terminó en el primer tiempo. Y no por el score 3 a 0 sino por la diferencia de planteamiento, individual y colectivo y por la rotunda capacidad de los checoslovacos que no necesitaron más de 45 minutos para vencer a una representación nacional argentina. ¿Cuándo en la historia del fútbol de nuestro país- ocurrió algo parecido?

Argentina trató de acortar distancias en el comienzo del segundo periodo. Fue un chispazo, una levantada a puro espíriu, y vino el gol que Corbatta convirtió de penal. Hasta ese momento los checos jugaban contenidos, pero ante ese gol, respondieron con otro por su parte, como si esa posibilidad dependiera de la voluntad de ellos. Ese cuarto gol fue el derrumbe de nuestra re­presentación. A la flojedad física se agregó la impotencia mental: el saber que no se podía hacer nada, y ese abandono hizo que el score llegara a la cifra desproporcionada del 6 a 1. Desproporcionada para un campeonato mundial donde se enfrentan seleccionados.

La lección es muy dura y tiene que ser aprovechada... debe ser aprovechada, porque de otra manera caeremos aun más. Llegará el momento en que no se podrá concurrir a un Mundial. Día que se pase sin rever nuestro sistema es día que avanzará marcha atrás. Si nuestro profesionalismo no está en condiciones de sufrir golpes como este, golpes que voltean.

Cuando un delantero paró la pelota, siempre tuvo tres hombres a su alrededor. Cuando Checoslovaquia salió de un apuro (después del tercer gol convertido por ellos), salió del apremio con un contraataque iniciado, llevado por el número cinco, que hizo las veces de centroforward, y que hasta ese instante estaba defendiendo. Es frecuente este cambio de puesto, esa disposición de los europeos para cumplir funciones distintas que las que marca su número. Adelante o atrás. Otra cosa: juegan con la pelota o sin ella.

Una aclaración: Argentina atacó desesperadamente, porque se sabía perdida, y esa desesperación hizo que el score llegara al 6 a 1. Los checos fueron muy superiores, repetimos, pero creemos que en la proporción real de 6 a 1.

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