Marly Rivera 11y

Talento y disciplina de Mary Joe

Los hispanos son la minoría más grande en Estados Unidos, y muchos jugadores de ascendencia latinoamericana están considerados entre los mejores deportistas en disciplinas como el béisbol, fútbol, basquetbol y boxeo.

Otros deportes, entre ellos el tenis profesional, han carecido de grandes figuras que pongan en alto la lengua materna de nuestros padres y abuelos inmigrantes, con apellidos como Sánchez, Rivera, Ortiz o Rodríguez.

No obstante, en la década De 1990, Mary Joe Fernández fue el estandarte no sólo para las tenistas latinas sino también para aquellas a nivel mundial.

En la historia del tenis profesional estadounidense, sólo Pancho Segura, inmigrante de Ecuador, el mexicoamericano Pancho Gonzales, la tenista de padres salvadoreños Rosie Casals, la argentina Gabriela Sabatini y los puertorriqueños Charlie Pasarell, Kristina Brandi y Gigi Fernández suelen ser mencionados en las reducidas listas de los profesionales hispanoamericanos en contar con carreras de envergadura.

Aunque nació en Santo Domingo el 19 de agosto de 1971, de madre cubana y padre asturiano, María José Fernández, anglicanizada "Mary Joe", se trasladó a la ciudad de Miami junto a sus padres cuando pequeña y allí cultivó su talento y pasión por ondear una raqueta.

Fernández comenzó a ser reconocida como una de las mejores jóvenes tenistas estadounidenses tras ganar cuatro títulos consecutivos del Junior Orange Bowl, uno de los torneos juveniles más importantes en el calendario de la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA).

En 1985, a la edad de sólo 14 años, Fernández derrotó a Sara Gomer en la primera ronda del US Open, convirtiéndose en la jugadora más joven en ganar un partido de la cartelera principal del más importante torneo estadounidense, y uno de los cuatro "Grand Slam", junto al Wimbledon y los Abiertos Francés y Australiano.

Un año después, Fernández logró su sueño de convertirse en tenista profesional. Conquistó siete títulos individuales antes de retirarse en el año 2000, y llegó a colocarse como jugadora número cuatro en el ranking mundial, aunque nunca ganó ese anhelado "Grand Slam".

Fernández tuvo la "dicha" de jugar en una de las épocas dorada del tenis femenino, dominada por jugadoras que eventualmente serían exaltadas al Salón de la Fama, entre ellas Steffi Graf, Martina Navratilova, Mónica Seles, Lindsay Davenport, Arantxa Sánchez Vicario y Gabriela Sabatini.

Fernández fue finalista del Abierto Australiano en dos ocasiones, 1990 y 1992, perdiendo ante Graf y Seles, y en 1993 regresó al máximo escenario del tenis en Roland Garros, para caer nuevamente a manos de la alemana.

El mayor éxito para Fernández, en cuanto a campeonatos se refiere, vino en dobles o competencias en grupo, conquistando una medalla de oro olímpico femenino para la selección estadounidense junto a Gigi Fernández en Barcelona en 1992 y Atlanta en 1996.

En los Juegos Olímpicos de 1996 también ganó medalla de bronce femenina en sencillos tras ser derrotada en semifinales por la checa Jana Novotna. En 1997, Fernández integró el equipo estadounidense que ganó la Fed Cup, el torneo más importante del tenis femenil.

Fernández ganó su último título en sencillos en 1997 en el Abierto Alemán, al igual que su último campeonato en dobles, precisamente junto a Sánchez Vicario, en Madrid.

Aunque fue en momentos considerado como una negación de sus raíces hispanas, Fernández siempre vistió los colores de las barras y estrellas en competencias internacionales, a pesar de solicitársele en varias ocasiones que representara a República Dominicana, su país natal, y a España, de donde es originario su padre.

En aquel entonces, la tenista argumentó que habiendo vivido toda su vida en los Estados Unidos "sería muy difícil jugar por cualquier otro país".

No es sorprendente que después que muchos de los momentos más satisfactorios de su carrera hayan sido en equipo, Fernández se mantenga activa en la promoción del tenis al igual que como coach, y capitana desde 2009 del equipo femenil estadounidense en las últimas seis Fed Cup.

De acuerdo con la USTA, este año 2013 ha habido sólo dos tenistas de ascendencia latinoamericana en el "Top 100" de los mejores jugadores a nivel mundial, la puertorriqueña Mónica Puig (número 45) y Christina McHale (número 75), de madre cubana.

Como comentarista de tenis en ESPN, Fernández ha dicho que espera que siga creciendo el interés entre los niños, en especial tras el progreso que ha existido en la promoción del tenis en comunidades de escasos recursos y la creación de facilidades públicas y programas infantiles, lo cual siempre había sido visto como una importante barrera.

La extenista actualmente reside con su esposo Anthony Godsick y sus dos hijos entre Miami y Chagrin Falls, Ohio, donde se convirtió el año pasado en apenas la cuarta mujer en ser nombrada al Salón de la Fama del Deporte de Cleveland. Godsick es un importante agente deportivo, mayormente conocido por su extensa representación de Roger Federer.

Es así que por su formidable éxito en las canchas de tenis, pero aún más, por su compromiso con la promoción y el crecimiento del deporte en Estados Unidos y su destacada carrera como periodista que Mary Joe Fernández es reconocida por ESPN Deportes e ESPNW como la segunda atleta latina de mayor influencia en la historia, en honor a la Semana de la Mujer y el Mes de la Herencia Hispana.

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