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A la selección se la ve en los bares

BUENOS AIRES -- La verdad es que no termino de entender lo que trata de decirme.
-Porque no me escucha. Se comporta conmigo como esa gente que cuando lee algo se anticipa a lo que está leyendo, suponiendo que va a ser capaz de adivinar lo que vendrá después. Y eso es imposible. Usted no me oye, o mejor dicho me oye hasta un cierto punto, y luego "imagina" lo que voy a decir. Y cuando lo que digo no concuerda con lo que usted imaginó, no entiende.
-Entonces, empecemos otra vez...
-Empecemos. Lo que digo que los hinchas de fútbol de un equipo, de cualquier equipo, tienen, necesariamente, que ir a la cancha cada vez que ese equipo juega, en la medida que las finanzas y la lejanía del estadio no los obliguen a tener que hipotecar su casa. Un hincha de fútbol no ve un partido por televisión.
-Pero sin embargo me dijo que el partido de Argentina-Paraguay lo vio en un bar, en Lavalle y Ayacucho.
-Exacto, pero jugaba la selección, y a la selección solamente hay que verla en los bares.
-¿Y por qué dice eso?
-Porque hay que ser un reverendo idiota para ir a una cancha a alentar a la selección. Los verdaderos hinchas de fútbol ni siquiera se preocupan por el resultado de Argentina. A un hincha de Boca Juniors no le preocupa en lo más mínimo el derrotero y la suerte de la selección nacional, no es cosa de ellos. Pero, dado que los juegan son argentinos, y dado que en la selección hay algunos jugadores de Boca Juniors, se acercan a un bar y se hacen eco, por decirlo de algún modo, de la euforia popular. Pero si los mira con atención apenas se inmutan, beben su vino barato o su cerveza aguada y mastican su sándwich con desinterés, cómo si todo el tiempo se estuvieran preguntando: ¿Qué estoy haciendo acá?"
-Me parece que usted generaliza demasiado.
-Se generaliza o no se generaliza, pero generalizar demasiado... eso sí que es una exageración.
-Pero usted entiende lo que quiero decir.
-La verdad que no.
-Lo que usted trata de decirme es que no existe un verdadero hincha de fútbol que pueda, a la vez, ser hincha de la selección nacional...
-No, no digo eso, lo que digo es que resulta material y espiritualmente imposible que un "verdadero" hincha de fútbol acuda a un estadio para ver jugar a la selección, y que es el único caso que justifica que un partido se vea en un bar o en la propia casa, rodeado de amigos, si es posible. Eso digo.
-Yo he visto hinchas fanáticos que cuando jugaba la selección iban a...
-No eran hinchas, es mentira. Un hincha se queda en casa y dedica un 10% -y soy generoso- de su cerebro a estar pendiente de la suerte de la selección. En suma: los que están pendientes -apasionadamente- de los partidos del seleccionado, no son verdaderos hinchas de fútbol, y por regla general saben tanto de fútbol como de la vida sexual de las almejas.
-¿Y usted alguna vez va a la cancha?
-No, porque detesto cualquier experiencia colectiva. Siento fobia por todo lo que es propio de la masa: el ruido, los gritos, el contacto humano. Prefiero la comodidad de un bar y un café delante. Me gusta el silencio.
-Entonces usted no se reivindica como un verdadero hincha de fútbol?
-Nunca dije que lo fuera. Pero cuando sea un viejo senil y me falten algunos jugadores, ahí va a ver, voy a ser un hincha ejemplar.
-¿Va a ir a la cancha donde juegue su equipo a desgañitarse como un energúmeno?
-Claro. Pero tampoco en esos casos voy a abandonar el bar a la hora de ver jugar a los nuestros. Porque podré ser un hincha de fútbol de la peor calaña, pero nunca un marica.
-Otra vez está exagerando.
-Diga lo que quiera, pero los que van a la cancha a hinchar por la selección son eso, maricas.
-Van a saltarnos a la yugular...
-No creo, seguro que dicen que tengo razón...

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