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Fiebre en las gradas

Llegearon a pedir 30 mil dólares por un ticket Getty Images

BEIJING -- Todas las entradas para las competencias olímpicas en la capital de China ya fueron vendidas, informaron los organizadores el lunes en un anuncio que coloca a los Juegos de Beijing en camino de ser los primeros en la historia de las olimpiadas con los billetes agotados.

"Las entradas para ver las competencias de los Juegos del 2008 en las sedes olímpicas de Beijing están ya agotadas", indicó el portal informático de los Juegos de Beijing en un aviso breve.

El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Beijing "aprecia cabalmente la consideración mostrada por los seguidores en la venta de las entradas para las olimpiadas de Beijing", indicó el organismo.

Ante un entusiasmo frenético de los aficionados locales, los Juegos de Beijing serán disputados en principio en sedes llenas entre el 8 y el 24 de agosto, aunque las entradas suministradas a los patrocinados y a los comités olímpicos nacionales no podrían ser usadas todas. En general, fueron puestas a la venta 6,8 millones de entradas olímpicas dentro y fuera del país.

La venta de la última serie de 250.000 entradas desató el viernes riñas entre momentos de caos en taquillas de Beijing. La policía debió intervenir para evitar problemas mayores entre las casi 30.000 personas que se arremolinaron. Algunas habían hecho fila durante dos días.

También fueron puestos en el mercado 570.000 billetes para las rondas preliminares de fútbol en las ciudades de Tianjin, Shanghai, Shenyang y Qinhuangdao, donde todavía hay entradas disponibles. No hubo informes de inmediato sobre problemas graves en otros lugares.

Aunque está castigada con penas de entre 10 y 15 días de arresto, la reventa de entradas olímpicas ya había aterrizado en Beijing antes incluso de que concluyera el proceso oficial de venta, a poco más de diez días para la apertura de los Juegos.

Son ya 86 los "reventas" detenidos tras el arresto de 26 más desde el sábado, pero el proceso no parece detenerse ya que supone una oportunidad para los ciudadanos chinos de hacerse con un pingüe ingreso extra.

Cuando días antes de que comenzara el plazo de venta de los últimos tickets miles de pequineses estaban acampados frente a las taquillas para obtener un billete, algo hacía intuir que muchos de éstos se pondrían en circulación en el mercado negro.

En cuestión de horas se agotaron los últimos boletos para algunos deportes minoritarios en el país asiático como el fútbol, el boxeo o el waterpolo.

Poco o nada amedrentaron a los chinos las advertencias del Gobierno de retenerlos unos días en prisión si osaban recurrir a esta habitual práctica.

Con muchas de las localidades ya vendidas, pero con miles de ellas aún en liza, los primeros revendedores olímpicos se echaron a la calle a probar suerte con los compradores desesperados.

Un anciano se acerca prudentemente a unos extranjeros y desdobla ligeramente su periódico dejando entrever unos cartones coloreados de amarillo, naranja y rojo: entradas.

Pide 5.000 yuanes (unos 732 dólares, 466 euros) por cada entrada para la ceremonia de Clausura.

Los compradores, una pareja de europeos, responden con una carcajada y prosiguen la búsqueda, poco fructífera hasta el momento.

La policía, situada a poco más de 50 metros de los corrillos de reventa, frente al pabellón de Wukesong, parece no inmutarse ante lo que allí sucede.

Ni siquiera intimidan al joven Ping, con tres entradas para el España-Alemania de baloncesto masculino en mano, a quien pronto rodean decenas de personas que pugnan por sus localidades.

El negocio le ha salido redondo y se marcha satisfecho a casa: en cuestión de minutos ha colocado sus boletos por el cuádruple de lo que le costaron.

Al ver unos rostros occidentales, un hombre se levanta de su asiento a la sombra y pregunta a los extranjeros si buscan entradas.

Ofrece dos para salto de trampolín, de las más cotizadas entre los chinos debido a su destreza en esta disciplina, si le consiguen trabajo a su hija, quien, asegura, habla muy bien inglés.

Kuanglong y sus amigos han estudiado bien su posición y se han apostado en las inmediaciones del Templo del Cielo, donde a buen seguro cazarán a alguno de los cientos de turistas que visitan este icono pequinés un domingo por la tarde.

Se abanican con sus seis entradas bien a la vista, hasta que un extranjero se les acerca interesado y comprueba que tienen localidades para voleibol, otro de los deportes más seguidos en China.

El encuentro finaliza con un intercambio de números de teléfono y una cita para el día siguiente, para formalizar la compra que, oficialmente, nunca habrá existido.

La reventa, prohibida al igual que la falsificación de la mercadotecnia olímpica, no ha hecho más que empezar cuando apenas queda semana y media para la ceremonia de Apertura, por cuyas entradas se llegó a pedir 30.787 dólares (19.241 euros).