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El tigre escondido en Crismanich

LONDRES -- Conviven dos Sebastián Crismanich en un mismo cuerpo: el joven relajado de típica cadencia correntina y la fiera que toma por sorpresa a sus rivales a pura patada.

Una tromba incontenible que le permitió a Sebastián, un apasionado del taekwondo, asegurarse la clasificación para Londres 2012 en el Preolímpico de Querétaro (categoría de menos de 80 kilogramos), un mes después de haber brillado en los Juegos Panamericanos de Guadalajara con la medalla de oro.

"Los que me conocen no pueden creer que soy yo el que está combatiendo allí en el ring. Me dicen que llevo dentro un tigre escondido y que lo saco cada vez que represento a la Argentina. Me muestro como alguien totalmente diferente al que soy en la calle. Es que desde chico me enseñaron que el carácter en una pelea no tiene nada que ver con lo que es uno como persona", cuenta este talento de 25 años que se radicó en Córdoba en 2007 para profundizar los ensayos junto con el resto del equipo.

Su padre, Daniel, practicó artes marciales toda su vida, sobre todo judo y karate, ya que no existía el taekwondo como disciplina olímpica. A sus hijos, Sebastián y Mauro -tres años mayor-, les hacía ver videos de los Juegos Olímpicos y Mundiales. Eso lo motivó a dedicarse a este deporte de arte marciales.

Comenzó en esta actividad a los siete años siguiendo los pasos de su hermano Mauro, tres años mayor, medalla de bronce en el Mundial Copenhague 2009 (Dinamarca) y múltiple campeón sudamericano.

Sebastián, estudiante de Agronomía en la Universidad en la provincia de Córdoba (centro), conquistó, además del oro en Guadalajara, oro en los Juegos Panamericanos Juveniles de Rio 2003 y en el Abierto de Alemania 2006, en tanto terminó quinto en el Mundial de Madrid 2004. Lo conduce Gabriel Taraburelli.

Además ganó la medalla de plata en el Abierto de Bélgica 2006 y también fue segundo en el Abierto de Holanda disputado ese año.

Se siente capaz de ganarle a cualquiera. Es un competidor agresivo, que patea mucho arriba y procura generarles un tembladeral mental a sus rivales. Los lleva a que cometan errores o duden en el momento de impactar. Busca sus puntos débiles, apunta a lastimarlos, allí en donde más les duele. En los instantes que le dan ventaja es cuando aprovecha en conectar sus puntos, porque es parte de una estrategia.

Antes de salir a escena, Crismanich se apunta técnicas motivadoras como podría hacerlo un boxeador. "El taekwondo es un deporte que requiere de mucha concentración y, por sobre todo, hay que lograr una confianza imponiéndosela uno mismo. Me repito todo el tiempo: "Yo soy el campeón" o "Yo voy a ganar, yo voy a ganar", para sumar fe en momentos decisivos y no dudar al patear o elegir ciertos movimientos. La idea es ser un competidor seguro, que no desperdicie la oportunidad ni regale nada. Y evitar el shock que significa estar en una situación desfavorable durante una lucha", expresó el correntino con alma de campeón, dispuesto a transformarse en un tigre.

MEDALLAS EN GUARANÍ
El diario El Correntino escribió hace poco que el deporte de esa provincia tenía igual cantidad de medallas que atletas puso en la escena olímpica: siete.

El primer podio con el color de la tierra "guaraní" fue de Reinaldo Gorno, que con 33 años ganó la medalla de plata en la maratón de Helsinski 1952, quedando detrás de uno de los más grandes atletas de todos los tiempos, el checoslovaco Emil Zátopek.

Otra presea llegó con Carlos Moratorio, que montando a Chalán, obtuvo la única medalla para Argentina los Juegos de Tokio 1964 logrando la plata en el concurso completo o prueba de tres días de equitación.

Las cuatro medallas de Carlos Mauricio Espínola siguen marcando un proceso en el olimpismo argentino. Subió al podio en Atlanta 1996, Sydney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008. "Camau" sumó sus dos primeras medallas en la Clase Mistral (ambas de plata en windsurf) y las dos últimas en la Clase Tornado (dos de bronce), ya formando una dupla histórica con Santiago Lange.

Y en otra historia que llegó desde China se refleja la séptima olímpica lograda por un correntino. La conseguida por "Yacaré" Kammerichs con wl tercer puesto en la competencia del básquetbol olímpico.

Ahora, El Correntino deberá agregar en la edición del sábado la octava presea guaraní con el oro de Sebastián Crismanich en Londres 2012, donde demostró ser un tigre de verdad, en una lucha bravía para ser el primer deportista argentino individual en conseguir una presea olímpica de oro después de 64 años, justamente aquí en Londres 1948. Habían sido los últimos el maratonista Delfo Cabrera y los boxeadores Pascual Pérez y Rafael Iglesias, en ese orden.

Sebastián cumplió con su palabra: "Voy a ganar el oro y hacer historia en el taekwondo y en el deporte argentino", dijo cuando apareció asombrando en México. Vaya si lo hizo la fiera guaraní.

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