BUENOS AIRES -- Todo empezó allá por septiembre de 2007 en Francia. Los Pumas demostraron en la cancha estar a la altura de los mejores seleccionados del mundo, con un histórico tercer puesto de la mano de Juan Martín Hernández, Felipe Contepomi, Ignacio Corleto, Agustín Pichot y muchos más. Pero eso fue sólo el primer paso. Después vino un desafío mayor: convencer en los escritorios. El trabajo de la Unión Argentina, con Pichot como embajador para las negociaciones, llevó siete largos años. Y este jueves 20 de febrero, el camino soñado se cerró: el país tendrá una franquicia en el Super Rugby 2016.
Luego del Mundial 2007 quedó claro con la International Rugby Board que el lugar en el mundo para Los Pumas era el Sur. Por eso, la UAR buscó ingresar al aquel momento Tres Naciones. También costó mucho. En 2011, la firma del contrato se concretó y desde 2012 que el seleccionado compite contra las tres potencias de este deporte: Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia. Ese calendario que tanto se reclamó se consiguió. De seis partidos pasaron a doce.
Pero faltaba algo. Porque los jugadores argentinos de renombre están en su mayoría en clubes europeos y el éxodo, si bien menor, continuó. Se necesitaba cerrar el círculo. Todos los cañones apuntaron al Super Rugby. Hoy, unos años después, está abrochado.
¿Por qué era importante esto? Porque si bien Los Pumas ya estaban en el Rugby Championship, el calendario del Norte con el Sur es totalmente diferente. Desde que se juega el RC, los convocados para el torneo que están en Europa no pueden jugar la ventana de junio. En cambio, si los jugadores están en el Super Rugby, como sucede en Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia, no va a haber ningún problema para tenerlos también en la ventana de mitad de año. Y no habrá que negociar con los clubes europeos en noviembre tampoco, algo que se hizo en los últimos dos años para no bloquear que Los Pumas de hoy tengan un equipo en ese continente.
Estar en el Rugby Championship era un gran logro. Pero no se estaba en las mismas condiciones que los otros tres rivales. Cuando la mayoría de Los Pumas comenzaba su año de rugby después de las vacaciones, los All Blacks, Springboks y Wallabies llegaban al torneo en plena competencia. Ni que hablar que el seleccionado albiceleste no tenía ritmo de partidos juntos, porque desde noviembre que no se veían las caras, ya que en junio las "figuras" estaban inhabilitadas para jugar.
El círculo ahora sí está cerrado. La UAR está 100% integrada en el Hemisferio Sur. "Todavía falta un poco", escribió en su twitter Pichot, sin dudas el que llevó la batura. Y por algo será. Pero el ingreso al Super Rugby ya es una realidad: lo comunicó la SANZAR y lo que resta es que lo acepten las uniones.
No hay que dormirse en los laureles. Se pasó una etapa muy complicada. Y otra vez se consiguió el objetivo. Ahora llega el momento de armar la franquicia y un equipo para competir en el torneo más exigente. Muchos Pumas, como Juan Fernández Lobbe, Patricio Albacete, Juan Figallo y Gonzalo Camacho, entre otros, tienen firmados contratos con clubes hasta el 2016, con lo cual no podrán ser de ese histórico primer plantel. Hay un poco menos de dos años para todo esto.
Es un camino nuevo. Un desafío enorme. La UAR tiene todo para crecer a partir de ahora. Las condiciones están dadas para que en un tiempo Los Pumas puedan ser realmente una potencia de este deporte. Habrá que pasar seguramente muchas tempestades como en el Rugby Championship. Pero hay algo que es seguro: quedarse en Argentina será una opción. El éxodo de los mejores se frenará. El Super Rugby es una realidad y hay que celebrarlo. Es el mejor lugar donde se puede estar.