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Un acto de furia

LONDRES -- "What the hell are you doing?!" (¡¿Qué diablos estás haciendo?!).

El juez de línea Andrew McDougall se agarraba la pierna y no aceptaba la ayuda que David Nalbandian ofrecía a posteriori. Desde la posición del juez, la secuencia fue: jugador que viene corriendo y la violenta patada me hiere en la tibia. Cuestión de segundos. Para él, no había tiempo de determinar si fue doloso o culposo.

Por la herida, la situación inesperada, McDougall no aceptaba la ayuda de Nalbandian, resbalaba y caía al suelo. Ya reincorporado, se levantó el pantalón y todos vimos sangre. En realidad, con el pantalón puesto, también pudimos apreciar el pequeño círculo rojo.

Tom Barnes, supervisor de la ATP desde 1994, ingresó a la cancha central de Queen's con la decisión tomada. Había visto el incidente, la herida del juez, y aplicaba sin dudar el default, amparado en el libro de reglas de la ATP, capítulo 8, sección 4 (Ofensas), inciso G (Conducta Antideportiva).

Mientras McDougall se retiraba rengueando (fue tratado en la ambulancia y no necesitó puntos de sutura), Barnes autorizaba al juez de silla Fergus Murphy a que informara a los 6.300 presentes que el partido había acabado: Marin Cilic era campeón por default de Nalbandian. Barnes entendió que no hubo intención de agredir, lo mismo admitió McDougall, ya más calmado, en su descargo, pero las reglas son claras. Según Barnes, si no hubiera habido agresión (involuntaria) al juez, solamente la madera rota, se habría aplicado una advertencia y el partido habría continuado: 6-7 (2-7) y 4-3 Cilic al servicio.

¿Podría haber medido su acto Nalbandian? Difícil juzgarlo desde la comodidad del teclado, las ganas de hacer un buen texto y retratar lo que pasó como único generador de adrenalina (no sólo eso, también el personal del torneo que desmonta la sala de prensa cuando se necesita concentración. Al menos dejan el wifi prendido).

Se trató de un error violento del argentino y el perjudicado son el juez, el público que no pudo ver más tenis y Nalbandian mismo, por las sanciones recibidas. El supervisor informó la quita de puntos -ya se publicó el nuevo ranking y permanece 39º- y dinero (44.100 euros recibía el finalista, se los guarda el torneo), más una multa que puede ascender hasta los 10.000 dólares. No hay peligro de suspensión posterior que lo afecte para Wimbledon, los Juegos Olímpicos o la exhibición Boodles que disputará esta semana.

Algún día, esto podía pasar. Nalbandian suele tener estas reacciones cuando pierde puntos clave y los partidos le importan mucho. Durante la semana, en la cancha Nº 1, una niña alcanzapelotas vio cómo una pelotita impactaba contra una lona, no tan lejos de su cara: había sido un pelotazo del argentino desde la otra mitad de la cancha. En la semifinal con Grigor Dimitrov, tras correr un drop a su derecha, Nalbandian le pegó un raquetazo al micrófono de felpa gris que estaba del lado del búlgaro. Después del raquetazo, terminó a un costado de la cancha y pateó la lona del costado, donde finaliza la parte jugable. Debido a ese arranque, trastabilló con riesgo de lesión.

Esta vez, fue una especie de tiro libre contra la madera de la publicidad, que "protege" (no en este caso) a los jueces de línea. La madera se rompe -Nalbandian esperaba otra resistencia- y termina hiriendo al juez.

"En mis años en el cargo debí aplicar esta sanción, pero nunca vi sangre", comentó Barnes, quien mantuvo una charla de 20 minutos con David, en la que éste utilizó el momento para manifestar su disconformidad con cuestiones de manejo de la ATP. Según el supervisor, las reglas se han ablandado, los jugadores pueden tirar la raqueta más que antes; arrojar la pelotita a la estratósfera y quizá no sean advertidos; pero en este caso, no había dudas de cómo proceder.

"Está claro que cometí un error, un momento de calentura que no se puede controlar. Por ahí uno tira la raqueta, pega un grito, putea. Me salió por ese lado y tuve la mala suerte de pegarle a la defensa de madera y que le pase eso al línea", comentó Nalbandian a ESPNdeportes.com.

Esta semana, a Nalbandian le quitaron un punto tras tirar la raqueta repetidas veces: le decía al juez de silla Steve Ulrich que no se podía jugar en la cancha 1, que ya se había caído varias veces por el césped húmedo tras la lluvia, pero el juez no hacía lugar a su queja.

Roger Federer o Rafael Nadal no lo habrían hecho, Novak Djokovic debió pagar 2.000 dólares por romper el banco en Roland Garros, Xavier Malisse fue descalificado hace unos años en Miami por agresión a un juez de línea, Tim Henman le pegó un pelotazo involuntario a una alcanzapelotas en un doble de Wimbledon y John McEnroe perdió un partido por insultar. Diferentes personalidades.

Tras la patada y la herida involuntaria, hubo un momento de desazón: el argentino sentado durante varios minutos en su silla, minutos en los que pareció caer en lo que estaba ocurriendo, mientras se preparaba una ceremonia de premiación particular.

El champagne estaba ahí en la mesa, al lado del trofeo, pero nadie intentó destaparlo. No había mucho para celebrar. El público no dejó hablar al presentador de ceremonias, lo silenciaba con un "buuuuuhhhh" extendido. "I'm very sorry as you are", comenzaba el hombre, y otra vez "buuuhhhh". Desde los asientos gritaban: "play on, play on (jueguen)". El director del certamen, Chris Kermode, afirmó que las protestas se debían a que la mayoría no advirtió y/o conmensuró el hecho, y que intentaron conseguir el video de la herida para pasarlo en las dos pantallas gigantes de la central, pero no dio el tiempo.

Cilic se encontraba en el medio de esta historia, no sabía muy bien qué decir. "No es la mejor manera de terminar una final. El partido se estaba poniendo caliente, con buenos peloteos, es una lástima", y ensayó un pedido de perdón cuando no le correspondía.

Nalbandian no levantó trofeo de finalista porque en su cuenta de puntos, este torneo no existió. Igualmente tuvo la oportunidad de micrófono en entrevista con Sue Barker, ex tenista y habitual entrevistadora en las finales de Wimbledon.

LAS CRÍTICAS A LA ATP
Tras el momento de las disculpas, comenzó la segunda parte de la historia, el contraataque a la ATP. Cuando vio que algunos silbidos reprobaban el momento elegido para las críticas, pidió: "Escuchen esto", y habló de un trato desigual, de que las reglas no se cumplen. "Todos cometemos errores y más allá de este hecho, sentimos que los jugadores pagan por ello. Cuando se cometen errores del otro lado, de la ATP o los torneos, nunca termina pasando nada. Eso es lo que molesta", indicó Nalbandian.

¿Por qué ese momento para hablar de la ATP? El argentino responde: "Le preguntaba (a Barnes) cómo era el criterio. Algunas veces se hace lo que dice el reglamento, y otras veces no se cumple. ¿Cómo es? Cuando es contra los jugadores, se aplica; cuando no, se trata de suavizar o escaparle a la regla", comparó Nalbandian, y habló de un papel que se firma a comienzos de año, en el que el jugador acuerda los puntos dispuestos por la ATP.

"Ellos deciden. Chau. Si no firmás, no jugás. Es obligatorio". ¿Ejemplos de temas en los que se encuentra en desacuerdo? "El tema del doping -informar dónde van a estar para los controles y recibirlos a cualquier hora-, ahí no podés hacer nada. Los torneos, que son obligatorios; el calendario, que es durísimo. Todo el mundo quiere competir, entonces firmás. Si no lo hacés, sólo podrías jugar los ITF, los Grand Slam". Nalbandian aclara que no sólo habla de estos problemas ahora, es algo que viene repitiendo.

"Lo que ocurrió hoy es algo que no vi en 50 años reporteando tenis", escribió el periodista local Richard Evans. "No vi algo así en mi vida", también decía Fernando Verdasco desde su cuenta de Twitter. "Quiso patear la madera, no al juez. En mi opinión, fue un accidente", agregó el español. "No sé qué decir, nunca me pasó con un rival. ¿Si tuve una actitud parecida? Tampoco, trato de mantener la calma", sonreía Cilic.

"Es la peor reacción que uno puede tener en la cancha", reconoció Nalbandian. "Lo que menos querés es que pase esto: los jueces de línea, ball boys o el arbitro no tienen la culpa que vos te enojes. Bueno, en algunos casos sí, pero en este no. Fue una mala fortuna: me enojé en ese momento, tenía el coso ahí y me desahogué por ese lado. No está para nada bien".

Las anotaciones en la libreta, previas a la patada, ya no sirven. Que el día estaba soleado, sin viento; la chance de preclasificación para Wimbledon para Nalbandian, su gran nivel tras el mal Roland Garros; el probable primer título argentino en césped desde 1995. Ya no importa. Están por cerrar la sala de prensa, van a desconectarme el wifi, me apagan la luz (no exagero) y el torneo termina de golpe. Por un golpe.

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