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Dolgopolov, por la recuperación

Getty Images

BUENOS AIRES -- Un distinto. Su aparición en el circuito llamó la atención. Desfachatado, impredecible y con muchas variantes en sus golpes. "Me gusta mi estilo", remarca. Alexandr Dolgopolov irrumpió con fuerza y en un año saltó 300 posiciones para meterse en el Top 50. No sólo se mantuvo, sino que 18 meses después, en enero de 2012, tocaba el 13° del mundo, su mejor marca. Sin embargo, la salud y el propio juego que él adora poco a poco le empezaron a pasar factura.

La irregularidad, su marca registrada, comenzaba a reflejarse en el segundo semestre de 2012. Del título en Washington -el segundo de su carrera- pasó sin escalas a las caídas en primera ronda en Canadá y Cincinnati ganando apenas seis games. Unos meses después, la final en Valencia. Un sube y baja constante. Pero había una razón, desconocida hasta el momento: el síndrome de Gilbert. Una enfermedad hereditaria que afecta el hígado, la sangre y causa fatiga.

"Perjudica mi nivel de energía y a veces me siento débil", explicaba Dolgopolov, hoy 57° del mundo. "Es una enfermedad nueva, descubierta hace unos 30 o 40 años. Nadie sabe bien cómo influye en las personas. A mí, ahora, no deja prepararme para ser un jugador de alto rango. Es un poco difícil de esa manera, pero es así. Tengo que lidiar con esto", agregaba el ucraniano.

La aparición de este síndrome trajo aparejado un bajón en Dolgo, que tuvo su peor año en el circuito ATP en cuanto a efectividad (24 victorias y 27 derrotas). Apenas una semifinal en 2013, en Winston Salem, y sólo tres triunfos ante jugadores de mejor ranking. Dos de ellos, también ante colegas con una temporada en caída libre: Juan Mónaco y Janko Tipsarevic. El restante, ante Kevin Anderson, en el Masters 1000 de Canadá.

Ya más estabilizado y mejor de salud, la próxima temporada, entonces, se presenta como la oportunidad para la recuperación. En los primeros dos meses del año, Dolgopolov defiende primera ronda en el Abierto de Australia y Delray Beach y cuartos de final en Brisbane y Memphis. En esta ocasión el ucraniano movería su calendario y reemplazaría la gira norteamericana previa a los Masters 1000 de Indian Wells y Miami por la etapa por Sudamérica. De hecho, cuenta con muchas chances de estar en Buenos Aires.

Sería su tercera presencia en Argentina, donde participó en una exhibición en diciembre de 2012 y jugó el ATP de 2011, con derrota ante el local José Acasuso en primera ronda. En esa temporada además hizo gran parte de la gira latinoamérica, con semifinales en Acapulco y final en Costa do Sauipe (también había jugado qualy en 2007).

Justo antes de la gira por Sudamérica, cabe destacar, habrá fecha de Copa Davis, lo que dificulta su llegada a Viña del Mar. Dolgopolov, por el síndrome de Gilbert, sufre más de lo normal con largos viajes y necesita otros tiempos de recuperación. Alexander integraría la formación para recibir a Rumania en una competencia a la que volvió en 2013 (jugó las tres series) después de cinco años tras perderse los Juegos Olímpicos y superar varios problemas con la Federación, que lo llevaron a pensar en nacionalizarse ruso.

Las primeras escalas de Dolgopolov en su plan retorno serán Doha y Sídney, donde tendría que jugar la clasificación. Luego, el Abierto de Australia. Y su continuidad se daría en Sudamérica. El ucraniano apuesta a un inicio cargado de actividad en busca de la recuperación. El top 20, su desafío.