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El regreso soñado de Justine Henin

MELBOURNE -- La sonrisa de Justine Henin irradia de nuevo felicidad, tras lograr a sus 27 años y después de casi dos de retirada una nueva final del Grand Slam en el Abierto de Australia en Melbourne, un lugar donde ha comenzado su segunda vida.

El sábado, Henin luchará contra la estadounidense Serena Williams por lograr su primer título grande desde que ha vuelto al circuito tras estar alejada del mismo durante 18 meses. "Es más que un sueño, es el gran desafío", dijo.

Su regreso no ha podido ser más positivo. Hizo final en el torneo de Brisbane contra su compatriota Kim Clijsters, y ahora, final del Abierto de Australia contra la número uno del mundo.

"Para un deportista, el deporte es la mejor escuela de la vida", dijo este jueves Henin, de 27 años. "He aprendido muchas cosas, cómo alcanzar mis límites, lograr más determinación y saber cómo son de duras las cosas cuando quieres obtenerlas", añadió la jugadora, que durante su alejamiento de las pistas aprovechó el tiempo para "hacer realidad otros proyectos, conocer más gente y viajar con Unicef, aprendiendo mucho de esas experiencias".

"Creo que he tenido suerte por tener este talento y por tener la oportunidad de regresar y disfrutar de forma diferente al pasado", comentó.

Henin, ex número uno del mundo, entró en el torneo como invitada especial, sin ránking específico, y permanecerá así durante tres torneos. Ya ha disputado dos de ellos y suponiendo que perdiera en la primera ronda del siguiente, tiene asegurado figurar entre las 40 primeras, y si gana el sábado, entre las 25.

De vuelta a una final de Grand Slam, desde que venció a la rusa Svetlana Kuznetsova en la del Abierto de EE.UU. en 2007, Henin comentó que el éxito le ha llegado de sopetón. "Es demasiado rápido para mí estar ya en una final de Grand Slam", dijo. "Y para ello he tenido que manejar muchas cosas, se me ha ido mucha energía en las últimas semanas, desde luego", dijo la belga, que se dio de baja del torneo de Sydney por un problema en el glúteo.

"He tenido un cuadro muy duro aquí", recordó al rememorar su partido contra la rusa Elena Dementieva, "esto es un Grand Slam y siempre es diferente, por lo que he tenido mucha presión", razonó Henin, que dijo que había tenido que controlar sus emociones para llegar a las semifinales.

"Sabía que el de hoy era un partido peligroso. Una semifinal a estas alturas es siempre especial porque es el último antes de la gran final, y especialmente en mi situación estaba muy alterada por la posibilidad de estar en otra final de un grande. Sabía que tenía que andar con cuidado e hice mi trabajo perfectamente", dijo.

"Jugar contra Serena es más que un sueño. Estoy feliz de hacerlo contra ella, porque si quiero ganar otro Grand Slam tengo que vencer a la mejor del mundo. Y ese es el gran desafío", dijo.

"Le tengo mucho respeto, por lo que es y por lo que hace. Es una real campeona y lo ha demostrado de nuevo en este torneo. Ha tenido problemas y ha reaccionado como las grandes campeonas. Una luchadora total que nunca abandona, y que ayuda a que el juego alcance otro nivel. Está ayudando mucho por tanto al tenis femenino y luce una actitud admirable", expresó.

"Creo que nos respetamos mutuamente mucho. Somos dos luchadoras. Queremos ganar y nos ayudamos a ser mejores. Eso está bien", dijo.