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Lola Moreira: "El esfuerzo que hicimos no se vio en los resultados"

Dolores Moreira habló en exclusiva con ESPN, donde realizó un balance de su participación en Tokio 2020, contó su experiencia sobre los Juegos Olímpicos con pandemia y reflexionó acerca de las carencias que cuenta a nivel de infraestructura con respecto a sus competidores.

Lola contó que tras su retorno a Uruguay “tuve unos días de descanso, unos días para reflexionar sobre todo lo que pasó, y ahora ya entrenando y preparando lo que se viene. Volví con ganas de tener otro resultado, porque trabajamos muchísimo y la verdad es que todo el esfuerzo que hicimos no se vio reflejado en los resultados. Hay mucho que mejorar, y si todo sale bien voy a tener muchos años por delante para hacerlo, y la verdad es que iba con una expectativa que no la cumplí. Me volví un poco triste, pero a su vez con fuerzas y ganas de revancha”. Agregó que “mi objetivo era estar entre las 15 mejores y terminé en el lugar 22”

Sobre su autocrítica respecto a no alcanzar los objetivos deseados, la sanducera explicó que “la Vela es un deporte en el que se toman muchas decisiones que en el momento no sabes si un error te va a costar tres o cuatro puestos. Después de la regata, con tu entrenador, analizás cada decisión y ves cada detalle y yo tengo claros todos los errores que cometí”.

Dolores Moreira contó cómo vivió su segunda experiencia Olímpica, en este caso, marcada por el contexto que provocó el covid-19 a nivel mundial. “Fueron especiales, principalmente por la pandemia. La preparación fue un año y medio de preguntarse qué va a pasar, si se iban a realizar los Juegos. Yo cuando cayó la pandemia estaba lesionada, me estaba recuperando y de repente cerraron los laboratorios, se cerró todo y mi rehabilitación quedó en la nada durante cinco meses. Los Juegos Olímpicos se postergaron y eso a mí me vino muy bien, pero una vez que me recuperé, me anotaba a campeonatos para aprontarme y se suspendían faltando dos semanas, una y otra vez. Estuve un año y medio sin competir”.

Al respecto, contó que quienes permanecieron o lograron trasladarse a Europa, tuvieron una gran ventaja a la hora de prepararse. “La gente que se quedó en Europa se fue a Islas Canarias, hicieron base ahí y se organizaron entre ellos para realizar competencias no oficiales. Eran unos mini Juegos Olímpicos, y yo acá en Paysandú con mis viejos preparándome”.

Agregó que “Clemente, un compañero chileno que también es velerista, hizo un simulador y le pedí que me pase las dimensiones. Mi padre tiene un aserradero y me lo hizo, pero de madera. Lijamos, barnizamos y quedó, y hasta el día de hoy lo uso para entrenar. Fue mi principal medio de entrenamiento, me faltaba que me tiraran un baldazo de agua nada más (risas)”.

Sobre la vida en los Juegos Olímpicos con pandemia, Lola expresó que “ni bien llegabas tenías que tener mucha paciencia. Nos hicieron descargar una App que se llamaba Ocha, en la que 14 días antes de viajar a Tokio tenías que registrar tu temperatura, tus síntomas, y después te daban un código QR que en el aeropuerto te pedían no menos de 12 veces, pasando diferentes etapas. Cuando llegabas te hisopaban, tapabocas en todos lados, el traslado fue del aeropuerto a la Villa Olímpica, y ahí nos quedamos hasta que retornamos a nuestro país. Era realmente una burbuja”.

Dolores Moreira también se refirió a la vida dentro de la Villa Olímpica y el Hotel en el que permanecieron en los Juegos. “El hotel era hermoso, con 7 de piscinas, pero todas estaban valladas y con guardias de seguridad. Desde la ventana de la habitación veíamos el océano, y las piscinas que eran utilizadas por la gente del pueblo. Mientras nosotros mirábamos desde el balcón tomando mate”.

Sobre la convivencia dentro de la Villa contó que “Fue muy diferente a Río, sobre todo por el tema de socializar con otra gente. En la Villa mismo, la gente entre un deporte y otro no intercambiaba, y eso antes no era así. Eso era por el tema del covid, porque si había un contagio, por contacto estrecho podías quedarte sin competir y hubo casos dentro de la Villa. De hecho, ya con el hecho de haber compartido el ómnibus con un caso positivo quedabas aislado. Almorzábamos con mamparas y todo, peor en los autobuses íbamos todos juntos a menos de medio metro de otra persona. Todos los días teníamos hisopados y rellenábamos los datos de Ocha. El día que salimos todos los deportistas eliminamos la App de forma inmediata”.

La velerista uruguaya elogió la actitud de los japoneses que a pesar de que en su gran mayoría no hablaba inglés, en todo momento mostraron una gran predisposición para cumplir con los pedidos de los atletas y hacerlos sentir cómodos. “Los japoneses hicieron las cosas muy bien, sabiendo las dificultades que tuvieron con todo esto de la pandemia. Tuvieron que pensar en mil cosas, hicieron lo mejor que pudieron. No hablaban inglés. En el hotel tuvimos algunos problemas con respecto a eso, pero de alguna forma intentaban comunicarse”.

Consultada sobre las diferencias que existen entre Uruguay y el resto de los países que participan en los Juegos Olímpicos para tener una referencia, Moreira contó que “para empezar, en todos los campeonatos el entrenador de las competidoras tiene una base meteorológica y en la tablet tiene los datos, la corriente del agua, cuentan con todos los datos. En nuestro caso, nuestro barómetro y nuestra boya para ver la corriente es una botellita de plástico llena hasta la mitad, la tiramos al agua y cronometramos 30 segundos para ver hacia donde y cuanto se movió. Desde ahí, muchas más. Ahora en los Juegos Olímpicos otros países llevaban cuatro contenedores con gimnasios, salas de fisioterapia, sala de análisis de video. Nuestro contenedor pudo rescatar un sillón que el equipo de Estados Unidos había tirado, y para peor llegó tarde porque se había perdido. Lo recuperamos recién el día que nos entregaron los barcos”.

Lola habló también sobre sus cábalas, y contó que “en la parte de atrás de mi barco, mi entrenador va con una fibra negra y escribe “Garra Charrúa” y dibuja un arco y una flecha, pero en los Juegos Olímpicos me lo hicieron tapar porque podía tomarse como publicidad. Cábalas mías tengo una con mi madre, en la que siempre antes de competir ella me hace llegar un mensaje. Y siempre antes de ir al agua escucho las tres mismas canciones, uruguayas”

Finalmente, se refirió a lo que viene por delante para su carrera como velerista: “Ahora se viene el Sudamericano en Río de Janeiro, y en octubre vamos con el equipo uruguayo a entrenar a Suiza, que es algo muy bueno. Se está formando la Gold Cup, un evento nuevo que se va a realizar cada varios años y solo se puede clasificar a través de un ranking especial. Ahí

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