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Las increíbles historias de los últimos competidores en terminar el Maratón de Nueva York

Después de 13 horas, Asha Noppeney, de Alemania, cruza la línea de llegada del Maratón de Nueva York. Timothy Smith (ESPN)

EL PRIMER DOMINGO de noviembre, cuando el sol se acerca al horizonte y la temperatura desciende a unos siete grados Celsius, la TCS New York City Marathon está a punto de convertirse en cosa del pasado.

El personal y los voluntarios de la competencia comienzan a desmontar las barricadas a los costados del circuito. La escolta policial, junto con los vehículos de asistencia médica y autobuses, comienzan a circular lentamente por la First Avenue de Manhattan para anunciarles a los pocos corredores que se desplazan por la Milla 16 (25,6 kilómetros) que las calles pronto se abrirán al público. Recién son las cuatro de la tarde, y estos corredores aún tienen más de 16 kilómetros --y un mínimo de cuatro horas-- por delante para alcanzar la meta.

Más de 50.000 corredores cruzaron la meta cuando el sol aún brillaba y miles de espectadores se apiñaban como sardinas en las gradas. El escenario no será el mismo para este centenar de corredores. Estará oscuro, solitario y frío cuando entren al Central Park para recorrer la última milla. Unos 150 espectadores estarán reunidos en los últimos metros del recorrido para alentarlos, pero definitivamente no sonarán como la cacofonía que resonaba unas horas antes.

Luego de las 19:25, estos corredores técnicamente pueden terminar, pero no entrarán en la lista de competidores que completaron el maratón. Muchos tardarán casi 12 horas en recorrer las 26,2 millas, o 42,195 kilómetros. Pero ellos no corren por los premios o para presumir. Están aquí por razones mucho más personales. Están aquí por sus historias.

Katherine Rashdan

Tiempo: 8:52:33 a las 19:58

"Annabella... Annabella... Annabella..." Ese es el nombre que Katherine Rashdan, de 36 años, repitió durante más de 42 kilómetros. Cuando las piernas le empezaron a flaquear en la Milla 12, Katherine pensó que no iba a terminar. Pero luego recordó a su hija de siete años, Annabella. "Quería demostrarle que puedes lograr cualquier cosa que te propongas", dijo Rashdan, limpiándose las lágrimas.

Hace apenas tres meses, Rashdan comenzó a entrenar para el maratón después de haber ganado un concurso en línea para entrar en la carrera. Había dado a luz a su segundo hijo hacía 19 meses, y sabía que le faltaba entrenamiento, pero no por ello iba a dejar de intentarlo. "Ni siquiera puedo creer que lo hice", dijo Rashdan, de Long Island. "Cuando vaya a casa, voy a darle esta medalla a Annabella. Y cuando mi hijo tenga edad suficiente, voy a contarle que su madre completó un maratón".

Denise Hidalgo (izquierda) y Rochelle Rosa

Tiempo: 9:13:29 y 9:13:27, respectivamente, a las 20:21

Para Rochelle Rosa, de 68 años, es como si cada año de la última década hubiera traído consigo una emergencia médica. Hace ocho años, luego de que la chocara un coche cuando cruzaba la calle, Rosa apenas podía caminar. Tenía la rodilla izquierda completamente destruida, y sus sueños de competir en un maratón alguna vez en su vida empezaron a disiparse. Luego, tras sufrir un aneurisma en el estómago hace tres años y quedar temporalmente paralizada durante seis meses, su suerte maratoniana parecía estar sellada.

Pero una mañana, Rosa se despertó y dijo, "Voy a correr". Tras luchar por pasar de la silla de ruedas a un andador primero, a un bastón después, y luego a desplazarse sin asistencia, Rosa comenzó a correr con más de 65 años.

"No me doy por vencida", dijo la neoyorquina. "Esto es todo para mí".

Cuando llegó la hora de anotarse al Maratón de Nueva York 2019, la amiga y compañera de running de Rosa, Denise Hidalgo, de 60 años, supo que correría junto a Rosa. Dijo Hidalgo, quien ha completado ocho maratones, cuatro en la ciudad de Nueva York: "En realidad, yo esperaba poder seguirle el ritmo a ella. Ella me impulsó. En los puentes, su velocidad fue increíble".

Hannah Gavios

Tiempo: 11:52:54 a las 20:45

Correr siempre ha sido una parte muy importante en la vida de Hannah Gavios. Pero en 2016, se lesionó la médula espinal tras caer más de 45 metros de un acantilado cuando intentaba escapar del ataque de un hombre en Tailandia. Gavios quedó paralizada y le dijeron que probablemente nunca volvería a caminar. No dejó que eso la detuviera.

El año pasado, Gavios completó su primer Maratón de Nueva York con el apoyo de Team Reeve, parte de la fundación del difunto Christopher Reeve. Corrió todo el circuito con muletas. Este año, Gavios volvió a hacerlo. "Después de mi lesión, me dije a mí misma que sin importar cuáles sean las circunstancias, soy una corredora", dijo Gavios, quien vive en Astoria, Nueva York.

Pero la joven de 26 no se conforma y tiene otras aspiraciones además de otro maratón: la montaña más alta de Sudáfrica. "Mi sueño es subir el Kilimanjaro", dijo Gavios.

Dave Fraser

Tiempo: 12:29:46 a las 9:21 p.m.

Dave Fraser y "último participante en llegar" se han convertido sinónimos con el paso de los años en el Maratón de Nueva York. Durante las 26.2 millas, Fraser es visto por los cinco vecindarios empujando su silla de ruedas en el 90% de la carrera, mirando hacia adelante en las partes con descenso. “Así es como me muevo todos los días”, dijo Fraser, quien vive en Brooklyn. "Así es mi vida. Siempre lo he hecho así. No conozco otra forma”.

Nació con parálisis cerebral, Fraser participó de su primera maratón de NYC en 2007, en busca de un nuevo desafío. No fue hasta el siguiente año cuando su esposa, Nora, fue diagnosticada con cáncer de estómago que él decidió participar – y terminar – todos los años por ella. La carrera del domingo fue su decimosegunda consecutiva, y Nora ha estado en remisión desde 2008. "La única manera de no competir, será con una intravenosa en mi brazo", bromeó el hombre de 52 años.

Ahora, 11 años después, Nora y sus tres hijos esperan a Fraser y a sus guías para acompañarlo en la última milla del maratón. “Cuando veo su cara, sé que estoy cerca", comentó Fraser.

Asha Noppeney

Tiempo: 13:13:41 a las 10:05 p.m.

A los 7 años, Asha Noppeney sufrió la amputación de la pierna derecha después de un accidente en bicicleta en su país natal, Uganda. Tuvo que aprender a caminar y correr con una prótesis. Durante su niñez y gran parte de su vida adulta, Noppeney nunca imaginó que iba a ser capaz de competir en un maratón. “Jamás pensé que iba a poder participar en maratones", dijo Noppeney, de 65 años, después de hacer un baile en la línea de llegada. "Comencé cuando tenía 40 años -- ¡Y ahora mírenme! ¡Nunca hay que perder las esperanzas! ¡Nunca hay que rendirse!".

Durante la última década, Noppeney, que ahora vive en Bayreuth, Alemania, ha competido en nueve maratones alrededor del mundo – por lo general terminando en menos de nueve horas. Pero aquí en Nueva York, tuvo dificultades en las últimas seis millas a causa de dolor ocasionado por su pierna ortopédica. "Me decía a mí misma que tenía que seguir. Trataba de no sentir el dolor. Sólo me concentré en terminar, y lo logré", dijo Noppeney mientras elevaba los brazos al cielo.

Papa Otene

Tiempo: 11:45:44 a las 10:26 p.m.

Cuando Papa Otene cruzó la línea de llegada en el Maratón de Nueva York, todo lo que pudo pensar fue en la belleza. Este año, este hombre de 72 años completó el maratón con su esposa y su nieta, y corrió en memoria de los amigos y familiares que han fallecido. Una semana antes de la competencia, había muerto la suegra de Otene y él supo que su familia iba a sentir su belleza cuando terminaran la carrera. “Nada se compara a correr en memoria de los que ya no están más”, dijo Otene.

Otene viajó más de 21 horas desde Nueva Zelanda con 150 miembros de Influence Crew, un grupo dedicado a los estilos de vida sana, para competir en su tercer Maratón de Nueva York. Cerca del final, un miembro del grupo se cayó y Otene se quedó atrás para ayudarlo a terminar la carrera. "Siempre haría eso por mi gente", comentó.

Shellie Warren

Tiempo: 12:06:03 a las 11:14 p.m.

Hace cinco años, el hijo de Shellie Warren, Brett Warren, se suicidó saltando del puente del Río Hudson en Nueva York. Apenas meses después, llegó la noticia de que el ex maquinista naval había sido seleccionado para correr la maratón de 2014. Warren decidió qué era lo que tenía que hacer: iba a correr el maratón en su honor. Al no ser corredora, sabía que la carrera iba a ser un desafío tanto físico como emocional. Pero sin importarle eso, ella estaba segura de que la iba a terminar por Brett. "Nunca fue una opción no terminarla”, dijo Warren, 59. "Lo sentí en cada paso, él estuvo todo el tiempo conmigo”.

En la línea de largada, Warren se paró en el puente Verrazzano y se tomó un momento. Ella sabía que durante el trayecto iba a tener que cruzar otros puentes más – y los asociaba con momentos traumáticos. De modo que se detuvo y tuvo una charla con su hijo. "Le dije que lamentaba mucho que hubiese pasado tanto dolor y que siempre había amado los ríos y los puentes y que quería volver a amarlos. Le dije que iba a tener que dejar de odiar los ríos y los puentes”, comentó Warren.

Warren cruzó la línea de llegada después de las 11 p.m. y fue, oficialmente, la última en llegar – mucho después de que los organizadores dieran por terminada la carrera y todos comenzaran a irse a casa, incluyendo el reportero y el fotógrafo de ESPN. "Siento que me he despojado de ese trauma", dijo. "Necesito despedirme de esa profunda parte del dolor y darme cuenta de que todavía hay muchas cosas buenas por hacer”.