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¿Dónde están, perros? Hoy cumpliría años su líder

Son cinco años desde que el Hijo del Perro Aguayo dejó este mundo para unirse a las carteleras celestiales y reencontrarse con su compadre Héctor Garza, hoy 23 de Julio estaría cumpliendo 41 años y no se puede dejar pasar la fecha, pues sin duda alguna fue un luchador que marcó al bando de los rudos, gladiador muy querido por la afición y con varonía luchistica.

Debutó a los quince años en Triplemania lll y como todo Jr. estaría en la lupa del pancracio nacional, pues su padre, Don Pedro Aguayo Damián, era un estelar en cada arena y empresa en donde estuviera, su hijo no lo defraudó y tampoco al público.

El año de 2004 fue importante para la lucha libre mexicana, en específico las miradas estaban dentro del CMLL, el 'Perrito' se hacía de rivalidades con rudos y técnicos, a él le quedaron chicos los dos bandos y fue cuando en conjunto con Héctor Garza, decidió crear una de las facciones que nunca morirá de la memoria de la Lucha Libre, “Los Perros del Mal”, su línea era acabar con todos los luchadores y como necesitaba un grupo más fuerte a esta facción se integró también Halloween, Damián 666 y Mr. Águila, fue ahí donde comenzó toda una época y explotó el boom de rudeza entre la afición.

Una agrupación de luchadores liderados por el heredero de un gran legado, como pocos en esta industria provoca que se erice la piel al recordar las grandes batallas y rivalidades que vivimos en el cuadrilátero de la Arena México, en conjunto supieron imponerse a facciones como Los Guerreros del Infierno, Los Dinamita, Los Boricuas, además de el Hijo del Santo, Místico o Atlantis y esos retos no son para cualquiera, la pieza fundamental era Pedro Aguayo Ramírez.

Al salir del CMLL formó su propia empresa que también nombró “Los Perros del Mal”, un terreno independiente donde se veían cruces con luchadores de todos lados, la empresa despuntaba por el talento que pisaba sus lonas y todo mundo quería una playeral, el imperio del 'Perrito' cada vez crecía más.

Un rudo siempre quiere más, más y más, al Hijo del Perro no le bastaba tener un solo boom dentro del deporte espectáculo, regresó a AAA con una invasión y de nuevo conquistó las filas de la caravana estelar, se convirtió en una estrella de la empresa y fue el estandarte rudo y en conjunto con su facción que ya estaba consagrada, volteó las miradas hacia la AAA.

Una cabellera cotizada que apostó en más de diez ocasiones, siempre saliendo avante, campeón de varias empresas y modalidades, ganó la copa Triplemanía, Rey de Reyes y el torneo de La Leyenda de Plata.

Estelarizó dos Triplemanias seguidas (XX y XXI), en una ganó el Megacampeonato de AAA en contra de El Mesías y en otra la cabellera del Cibernético para así culminar una gran rivalidad.

Los últimos años de vida para Pedro seguía creciendo luchisticamente, su facción cambio a raíz de la muerte de Héctor Garza, un hueco que nunca se llenó y aunque por los Perros del Mal pasaron varios luchadores, el que nunca podía faltar era el Hijo del Perro, sin embargo, el fatal accidente que le arrebató la vida en 2015, fue el momento que para muchos debió poner fin a la facción, aunque ésta siguió; podríamos decir que fue el tercer boom que generó este gladiador, muchos mexicanos aficionados a la lucha, desfilaban por calles y arenas con el pecho en alto y el nombre de “Perros del Mal” plasmado.

Rudos existieron, existen y existirán, pero ninguno llenará las botas como El Hijo del Perro Aguayo, hasta el cielo va la felicitación para Pedro, su historia se convertirá en leyenda y su lema seguirá en lo alto del pancracio porque recuerden que… Dios perdona, los Perros… ¡NO!

-Con información de Diego Beltrán

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