EN UNA TARDE DE PRIMAVERA en Austin, Texas, Asjia O'Neal entró despreocupadamente al Heart Hospital de Austin para su cita de cardiología, una rutina de dos veces al año que había mantenido casi toda su vida. Se puso una bata, se acostó, y una enfermera le administró un ecocardiograma y un electrocardiograma, pruebas para revisar el ritmo y la estructura de su corazón y sus señales eléctricas. Mientras esperaba en la mesa de examen por su médico, charló con la preparadora física del equipo de voleibol de la Universidad de Texas, DeAnn Koehler, quien llevado al hospital. Ellas hablaron sobre el clima y la inminente temporada 2019, cuándo O'Neal, una bloqueadora central de 6 pies 3 pulgadas, haría su estreno después de ser declarada redshirt su primera temporada con las Longhorns. Su médico entró al cuarto, con los resultados en sus manos. "Han habido algunos cambios", comenzó. "Ya no es seguro que juegues voleibol". La fuga de válvula mitral de O'Neal -- una condición con la cual nació que redirigía la sangre de vuelta a su atrio en vez de afuera hacia su ventrículo, una condición que forzaba a su corazón a trabajar extra duro para bombear suficiente sangre en la dirección correcta, una condición para la cual ella ya se había sometido a una cirugía correctiva -- se había empeorado, el médico explicó. Y la intensidad del voleibol estaba poniendo demasiado estrés en su sistema cardiovascular. Era demasiado peligroso que O'Neal continuase. O'Neal bloqueó cada palabra que salió de la boca de su médico después de eso. Ella lo miró con la mirada vacía, su boca cerrada pegada con cola. Veía la boca de Koehler moverse, pero no podía procesar ni una palabra de la conversación urgente que su preparadora sostenía con su médico. Varios minutos después, escuchó al medico preguntarle si ella consideraría otros deportes menos intensos. ¿Tal vez el golf o el cricket? Ella no podía forzarse a responder. En silencio, se paró y caminó con Koehler al carro. Cuando O'Neal llegó de vuelta al campus, llamó a su madre desde la acera; Mesha O'Neal escuchó solamente sollozos. Recobrando el aliento, Asjia narró cómo un chequeo de rutina se convirtió en una pesadilla. "Vamos a ir por una segunda opinión", dijo Mesha con fuerza al teléfono. "No vamos a tomar lo que diga un doctor y seguir andando, ¿me oyes?" Asjia colgó y entró aturdida a su habitación del dormitorio, donde sus compañeras de equipo y amigas Jhenna Gabriel y Logan Eggleston esperaban. "¿Cómo te fue?" le preguntaron. O'Neal se echo a llorar otra vez, con su cara en sus manos, sollozando y recordando. A los 13 años, fue operada a corazón abierto para que pudiese jugar el deporte que amaba al más alto nivel. Pero siete años después, justo cuando estaba posicionada para convertirse en una jugadora de impacto en uno de los programas de élite, lo único que quería evitar a cualquier precio estaba en frente de sus ojos: una vida sin voleibol. "Vamos a solucionar esto", dijo Gabriel, dándole a O'Neal un pedazo de pastel de chocolate que había traído de la celebración del último día de entrenamiento de primavera de las Longhorns. Hubiese sido imposible saberlo entonces, pero esa desalentadora visita de hospital en realidad sería la causa para pastel de chocolate. Al identificar que la válvula con fugas de O'Neal había empeorado, el médico ese día había desatado una reacción en cadena que llevaría a celebraciones por años venideros. Su recomendación de alejarse del voleibol solo fortaleció la determinación de O'Neal de quedarse en la cancha, motivando a Asjia y su familia a mirar a fondo por soluciones alternas. Y eso llevaría a otra cirugía a corazón abierto y una rehabilitación agonizante. Ese corazón 'mejor que nunca' ayudaría a formar una atleta más poderosa que nunca antes, una que le dará a Texas otra oportunidad a un escurridizo tercer campeonato de voleibol de la NCAA este mes. Y esa atleta empoderada se convertiría en una persona cada vez más influyente en los arenas que importan mucho más que el Gregory Gymnasium de las Longhorns.
ASJIA O'NEAL SIEMPRE ha frecuentado los grandes arenas. Cuando era bebé, su padre, Jermaine O'Neal, estaba en la cima de su carrera de 18 años en la NBA. En 2002, dos años después de que nació Asjia, O'Neal fue nombrado el jugador más mejorado de la liga, cautivando a los aficionados con su personalidad magnética y su promesa seductora con los Indiana Pacers. Él llevaba a Asjia a casi todos los partidos, y para cuando ella caminaba y hablaba, aparecía en la tele, en los brazos de su padre, celebrando su carrera con él. Asjia era una "bebé grande", dijo Jermaine, recordando su Nacimiento, cuando ella llegó con una fuga de la válvula mitral, que requeriría citas y monitoreo de cardiología habituales. Pero los médicos le dijeron a la familia O'Neal que Asjia llevaría una vida normal. Ella empezó a aguantar su botella a los 2 meses, con "estas manos grandes", como recordó Jermaine, y caminó y habló antes de siguiera cumplir un año, aproximadamente a los 8 meses. Al crecer, a ella le encantaba ver a su padre, un seis veces All-Star, jugar básquetbol. Ella le pedía que la entrenara durante el verano después del cuarto grado, pero algo no se sentía bien. No se sentía como si este era su juego, como si esto es lo que ella estaba destinada a hacer. Aparte del básquet, Asjia era como su padre en casi todo. Un día antes de competir en el campeonato de cuarto grado del certamen de deletreo 'spelling bee', Asjia corrió por toda la casa de ellos en Miami, haciendo volteretas laterales con una mano. Jermaine la detuvo y le dijo, "Asjia, tienes que calmarte y estudiar para el 'spelling bee' si quieres tener oportunidad de ganarlo". A mitad de una voltereta lateral, Asjia dijo, "Papi, voy a ganarlo". Al día siguiente, subió al escenario y ganó el título, deletreando la palabra "vegetable" ("vegetal") para el campeonato. "Tenía lágrimas en los ojos," dijo Jermaine. "Recuerdo que yo siempre decía, 'Voy a hacer esto, voy a hacer lo otro', y Asjia es el vivo retrato [de mí]". Asjia se enamoró del voleibol en 2012 -- cuando estaba en el séptimo grado -- después de que la familia O'Neal se mudó a Dallas, donde el voleibol era inmensamente popular. Durante uno de sus primeros días en la escuela, dos niñas le preguntaron si alguna vez había pensado en jugar voleibol. Ese día, hizo una prueba y fue seleccionada al equipo B de la escuela (la escuela tenía un equipo A, B y C). Ella tenía mucho por aprender -- las reglas del voleibol eran "extrañas" -- pero ella amaba la intensidad, la capacidad de trabajar de cerca con sus compañeras de equipo cuando la pelota estaba en el aire y la velocidad del juego. Incluso antes de conocer las matices del deporte, la coordinación óculo-manual de Asjia era impecable, y su estatura -- medía 5 pies 10 pulgadas a los 12 años -- la hacía una potencia inmediata. Justo cuando empezó a sentir que este podría ser su deporte, recibió una noticia impactante durante una cita de cardiología en Boston: Su fuga de la válvula mitral había empeorado durante el último año. La intensidad de su entrenamiento de voleibol era la causa probable, sus doctores le dijeron a sus padres. Necesitaban implantar un anillo alrededor de su válvula mitral para detener la fuga. A los 13 años, necesitaba cirugía a corazón abierto. La noticia envió a Jermaine y Mesha a un abismo, pero Asjia tomó una estrategia directa. "Terminemos con esto", dijo ella. En marzo de 2013, dos meses después del diagnóstico perturbador, Asjia aterrizó en Boston en el Children's Hospital para su primera cirugía a corazón abierto. "Mi hija ... tiene una oportunidad de ser una de las mejores jugadoras de voleibol de la nación", le dijo Jermaine O'Neal al Boston Herald en aquel momento. "Los entrenadores universitarios ya están llamando a preguntar sobre ella. Ella tiene una válvula con fugas que está haciendo que su corazón trabaje demasiado. ... Me siento positivo que todo irá bien. "Ella no habla sobre cirugía. Yo y su madre hablamos sobre cirugía, pero ella habla sobre voleibol". Los doctores operaron a Asjia durante cinco horas, reparando la fuga y luego cerrando su pecho. Ella requeriría seis semanas de descanso antes de recibir permiso para jugar. Y seis semanas más de monitoreo antes de que los huesos de su pecho se curasen por completo. "Ella probablemente no la hubiese necesitado si no hiciese deporte", dijo Mesha. "Pero como ella quería jugar deportes, la necesitaba". Para Asjia, todo es un recuerdo vago ahora. "Yo era tan joven. Recuerdo que me recuperé tan rápidamente y salí y jugué y me sentí fantástica". Tan pronto le dieron luz verde para jugar, volvió a la cancha de voleibol. A los 14 años, recibió su primera carta de una universidad, de LSU. A los 15 años, cuando vio al entrenador de Texas, Jerritt Elliott, en varios de sus partidos, creció su emoción. Ella sabía del éxito de Texas y quería ser parte de ello. Se comprometió con las Longhorns durante su segundo año. Ella tenía una intuición en la cancha que asombraba a los entrenadores. "Siempre he dicho, '¿Como tú [sabes]?' y ella dice, 'No sé, solo sé. Solo sé cómo hacerlo, y sucede'", dijo Mesha. Ella era la definición de atlético, pero tenía tanta gracia, tanta fluidez. "Ella es una crack", dijo Ping Cao, entrenador de club de Asjia. Mientras su futuro comenzó a tomar forma, Asjia pensó que sus problemas médicos habían quedado en el pasado. Su corazón estaba más fuerte, trabajaba mejor, y ella podía jugar el deporte que amaba. No se imaginó que tendrían serruchar su pecho para abrirlo una vez más. Y ahora el problema era aún peor.
"MAMI, ALGO ANDA muy mal. No sé si puedo hacer esto", Asjia le dijo a Mesha en el teléfono después de una de sus primeras sesiones de práctica de primavera durante su primer año redshirt en Texas en 2019. Ella había tenido dificultades en su primera semana de entrenamientos, apenas arreglándoselas para mantenerse en la cancha. El nivel al cual jugaba Texas era tan por encima de lo que estaba acostumbrada, pero todas las otras novatas lo hacían, así que ¿por qué ella no podía? La práctica duró cuatro horas, y al menos una vez por semana ella no podía terminar, a veces sintiéndose tan mareada que tenían que sacarla de la cancha. Cualquier ejercicio cardiovascular largo -- correr en la caminadora o pedalear -- era imposible. En su punto máximo, ella podía correr 10 minutos antes de empezar a sentirse mareada. Ella tenía una condición congénita del corazón, pero no quería usarla de excusa, así que se empujaba, a veces al límite, antes de que Koehler notó que estaba teniendo dificultades e hizo que abandonara la cancha. "Ella nunca quería aceptar que su [condición del] corazón le prevenía de hacer ciertas cosas que otra gente podía hacer fácilmente", dijo Mesha. Los resultados del ecocardiograma y electrocardiograma de Asjia no mostraron nada fuera de lo normal, lo cual la hicieron cuestionarse aún más. "[Los] médicos, ellos dicen, 'Oh, está igual que lo que siempre ha estado'", dijo O'Neal. "Y yo dije, 'Bueno, entonces ¿por qué me siento así?'" Para poder monitorear el corazón de O'Neal y para compararla a personas sin una condición del corazón, sus compañeras de equipo llevaron monitores cardiacos durante la práctica. Los monitores revelaron lo fuerte que estaba trabajando su corazón para permitirla jugar. Fue en ese último día del entrenamiento de primavera que el medico de O'Neal le dijo que no debería seguir jugando voleibol. Las pruebas anteriores no habían detectado su condición en deterioro. Los O'Neal de inmediato entraron en acción. Jermaine, quien fue diagnosticado con latidos irregulares del corazón en 2013, llamó a todos los doctores que conocía en la NBA para obtener el mejor cuidado posible para su hija. Tres días después tenían una cita en el Cleveland Clinic en Ohio, que ha sido ranqueado número 1 en cuidado del corazón en los rankings de los Mejores Hospitales de U.S. News & World Report. Los doctores allí llegaron a un consenso -- ella podría terminar de jugar la temporada 2019, pero tendría que ir a citas de cardiología cada tres meses en Austin, y los resultados tenían que compartirse con sus médicos en el Cleveland Clinic. En noviembre, solo días después de que la familia había enviado los reportes más recientes de Asjia al Cleveland Clinic -- la noche que Texas enfrentaba a Oklahoma -- Jermaine recibió una llamada urgente del médico de Asjia. Asjia necesitaba transportarse hasta Cleveland lo antes posible para una resonancia magnética. Su condición del corazón había deteriorado aún más. "Yo no tenía idea, porque era el mismo protocolo -- algunos días me sentía mal, algunos días me sentía mejor", dijo Asjia, quien tenía un porcentaje de golpeo de .413 y promediaba 1.48 remates por set en los primeros 19 partidos de aquella temporada 2019. "Pero pensé que esta quizás sería mi realidad haciendo deporte". Cuando Jermaine le dijo que tendrían que tomar un vuelo a Cleveland, la primera reacción de Asjia fue, "Espera, ¿tendré que perderme el próximo partido?" Después de un día de pruebas exhaustivas, que incluían inyectar tinte en su corazón para ver la dirección del flujo sanguíneo, y otras pruebas atléticas para monitorear su corazón a los niveles más altos de esfuerzo, sus médicos confirmaron los miedos de la familia O'Neal. Ella necesitaba otra cirugía a corazón abierto. Su fuga de la válvula mitral había empeorado, y como si fuese poco, encontraron una segunda fuga en su válvula tricúspide. "Los atletas, al ejercitarse, convierten su gasto cardiaco -- como le llamamos -- o circulación, ellos multiplican eso por al menos cinco veces, a veces más. Así que en vez del corazón bombear a cinco litros por minuto, estaría bombeando a 20 litros por minutos para un atleta", dijo el doctor Hani Najm, quien realizó la cirugía de O'Neal. "[Asjia] no podía rendir porque su corazón no podía [sostener] ese nivel". Tan pronto los médicos salieron de la habitación, Asjia miró a sus padres y les dijo, "Solo quiero terminar la temporada. Es literalmente un mes. Nada me sucederá. "No voy simplemente a morir en la cancha". Cuando entraron a la oficina de Najm, ellos preguntaron, casi al unísono, "¿Ella puede terminar la temporada?" "Sí, ella puede terminar la temporada", Asjia recuerda que dijo Najm. "Lo que ella tiene, lo ha tenido durante más de un año ya". Y lo hizo, quedándose con su equipo hasta que las Longhorns perdieron en las regionales de la NCAA ante Louisville el 13 de diciembre, cuando golpeó para .778 con siete remates y cinco bloqueos. Un mes después de que finalizó la temporada de Texas, O'Neal entró al Cleveland Clinic en una bata verde, lista que le abrieran el corazón -- de nuevo.
EN LA MAÑANA del 14 de enero de 2020, dos meses antes de que la pandemia clausuró el país, a O'Neal la rodaron al quirófano, con sus padres, su hermano, Koehler y el entrenador Elliott a su lado. Hasta esa mañana, O'Neal se sentía en control. He hecho esto antes, y esto también pasará, ella seguía diciéndose. Pero mientras se acercaba la hora de la cirugía, la nerviosidad flotaba sobre ella como una cobija pesada. El día anterior los doctores le habían dicho a ella que la recuperación sería más difícil en esta ocasión. Ella ya no tenía 13 años, y ellos estaban reabriendo la misma incisión y utilizar una sierra para hueso para abrir su pecho. Eso me da náuseas, pensó O'Neal. Ella abrazó a su familia, su entrenador y su preparadora antes de que se la llevaran. Mientras quedaba sedada con la anestesia, O'Neal recordó escuchar "Started from the Bottom", una canción que sus enfermeras escogieron para ella cuando les dijo que le encantaba Drake. El anillo que había sido colocado en su válvula mitral durante su primera cirugía a corazón abierto ya le quedaba chico. El doctor Najm lo reemplazó con el "anillo más grande" que jamás le ha "colocado a una mujer antes", Mesha recuerda que Najm dijo. Él también arregló la fuga en su válvula tricúspide. Todo ese tiempo, Asjia estuvo conectada a una máquina corazón-pulmón para mantener su sangre fluyendo mientras su corazón estaba detenido para que Najm pudiese reparar sus válvulas. En el caso de Asjia, Najm tomó una decisión inusual. En vez de abrir su corazón para reemplazar la válvula con una protésica, como sería indicado en casos como los de ella, Najm volvió a reparar su válvula mitral, quitando los tejidos fibrosos alrededor de la válvula antes de colocar el anillo más grande. "Conozco su estilo de vida y su carrera, y si reemplazaba su válvula con una protésica, ella tendría que comprometerse a cirugías subsecuentes", dijo Najm. "Yo tampoco quería que ella tuviese que tomar anticoagulantes [como atleta]". Aproximadamente cinco horas más tarde él salió de la cirugía y dijo, "Es un éxito". "Sentí que produje una buena obra de arte que va a durar mucho tiempo", él dijo. "Ella nunca sabrá lo mal que se sintió hasta que se sienta tan bien como se va a sentir ahora". Cuando O'Neal despertó, el reloj frente a su cama leía 10 p.m., y su garganta estaba en llamas. Ella no había tomado ni un sorbo de agua en casi un día (órdenes del medico), y no podía hacerlo por un rato más para prevenir la acumulación de fluido en su cuerpo. Los doctores le dijeron que se le daría de alta cuando pudiese caminar alrededor del hospital, una vez, con un aparato para caminar. El primer día después de la operación, ella no podía incorporarse, no podía utilizar los músculos del tronco para nada, y sus padres tuvieron que sentarla. Ella tenía acumulación de fluido en su pecho, algo que es normal postoperatorio, pero eso significaba que ella tenía que trabajar sus músculos del tronco para expectorarlo. "Siempre trataban de que yo expectorase, pero me dolía tanto toser porque obviamente mi pecho está roto", dijo O'Neal. El segundo día, ella se sentó lentamente y caminó varios pasos con apoyo. El tercer día, pudo caminar más lejos. Y el cuarto día, pudo dar una vuelta, con su apoyo. Los médicos firmaron sus papeles del alta. Todo el tiempo, ella tramaba su regreso.
ASJIA O'NEAL DESPEGA en el aire, pero Jhenna Gabriel acomoda apretado. Ella empuja el balón por encima de la red, y el árbitro sopla el silbato. Cobran una violación. Punto para Oklahoma. La ventaja de Texas es de solo un punto, 22-21. Hace apenas unos minutos, el marcador leía 22-17. Ahora, cualquiera puede ganar el set. El Gregory Gym, que recibe a 4,295 personas para este encuentro del 11 de noviembre de 2021 contra Oklahoma, estalla en abucheos. Una semana antes, Texas había perdido su primer partido de la temporada ante Baylor en Waco, y queda preocupación en el aire. O'Neal mira al oficial que hizo el cobro, su cara estrujada, sus palmas abiertas, ¿De qué se trató eso? Elliott, su mascarilla media caída, se acerca al árbitro para hablar. Entonces llama la capitana Logan Eggleston que venga corriendo para cuestionar el cobro. El pie derecho de O'Neal había aterrizado en el lado de las Sooners de la red mientras empujaba el balón hacia el otro lado. Punto para Oklahoma. La madre de Asjia, Mesha, sentada en las gradas detrás del lado de Oklahoma de la cancha, dice, "Se ve molesta". (Mesha solo se ha perdido un partido en casa esta temporada, y envió a sus padres a ver a su hija jugar ese día.) El siguiente punto, O'Neal consigue un remate en un pase al otro lado de Oklahoma. Llevando el No. 7, el mismo número que su padre llevó durante la mayoría de su carreara, ella mira fijamente a sus rivales, la palma de su mano abierta, encogiendo los hombros. Su cabello vuela detrás de ella cuando camina hacia sus compañeras de equipo para chocarle las manos. El punto después de eso, O'Neal bloquea el ataque de Oklahoma, 24-21 Texas. En el segundo punto para set de Texas -- con los aficionados de pie -- Gabriel y O'Neal se conectan en un desplazamiento perfecto, y una sonrisa al fin se asoma en la cara de O'Neal cuando consigue el remate que gana el set. "Ella es la que más emoción inyecta en la cancha -- puedes ver cada emoción en su cara", dijo Eggleston. "Ella le trae tanta energía al equipo y nos nutrimos de ella todo el tiempo". Al ver a O'Neal en la cancha de voleibol, es fácil olvidar que tan solo 22 meses atrás, ella no podía incorporarse, y mucho menos elevar su cuerpo entero para realizar un remate. Durante seis semanas después de la cirugía, ella estuvo en casa en Dallas, lentamente aumentando su fortaleza. Poco después de recibir la luz verde para volver al gimnasio, la pandemia del coronavirus interrumpió los deportes. Ella regresó a casa, trabajando con Koehler remotamente para reconstruir los tejidos blandos en su pecho. Jermaine había instalado un gimnasio en casa, y a ella le gustó entrenar en su propio marco temporal. Primero caminó en la caminadora, luego trotó, entonces trotó con una pendiente, desarrollando su fuerza cardiovascular. Además, desarrolló su fuerza central corporal, e hizo trabajo con bandas de resistencia y ejercicios de movilidad. "Sostuve mucho diálogo con [su doctor], probablemente más de lo que ella sabe", dijo Jermaine. "¿Había algo de lo cual debemos estar pendiente o hacienda que lo tome suave?" "Él dijo, 'Mira, ella puede ir tan lejos como pueda llevarse, está totalmente bien que se empuje'". Como O'Neal entrenó sola en casa, era difícil saber cuán lejos había llegado en su rehabilitación. Pero cuando volvió al campus en julio de 2020, ella pudo ver cómo se comparaba con sus compañeras de equipo. Ella podía empujarse a correr 30 minutos en la caminadora, algo con lo cual no podía soñar de hacer antes de la cirugía. Cuando el equipo empezó a hacer entrenamiento de acondicionamiento y agilidad en la arena, ella estaba "siendo explosiva, batiendo a la gente en las carreras", dijo O'Neal. Antes de la cirugía, hasta un ejercicio de calentamiento largo -- que incluía posturas de yoga como perro boca abajo, la caña de azúcar y la postura del lazo -- la dejarían sin aliento. Ahora, podía hacer la rutina completa con frecuencia cardiaca en reposo. Después de sus primeros ejercicios en la arena ese verano, llamó a su madre llorando, "No puedo creer que así es cómo ustedes se sienten todo el tiempo", ella le dijo a Mesha. "¿Eso es? ¿He tenido dificultades todo este tiempo, y así es como se siente todo el mundo después de ejercitarse?" Koehler dijo: "Ella estaba jugando a una capacidad baja de 60% antes de la cirugía. Ahora, está cerca de los 90 y pico altos". Sus compañeras de equipo estaban atónitas. "Te acaban de abrir el pecho, y ya regresaste", Gabriel recuerda haberle dicho a O'Neal. "Era solo -- era de locura". O'Neal se ha vuelto una líder por Texas, el subcampeón nacional ante Kentucky hace un año. Ella no se perdió un partido en 2020, regresando a la acción ocho meses después de su operación y terminando la temporada con 222 remates y 113 bloqueos. Ella trajo 152 remates y 95 bloqueos al torneo de la NCAA de este año, y Elliott dijo que las Longhorns la necesitarán para poder poner fin a la sequía de títulos que data de 2012. Las Longhorns (26-1), que también llegaron a las finales de la NCAA en 2015 y 2016, son las segundas sembradas de la nación y abrieron el torneo barriendo a Sacred Heart y a Rice en casa en las primeras dos rondas. Este jueves Texas recibe al No. 15 Washington en las Regionales de la NCAA (7:30pm ET, ESPN U). "Ella tiene la capacidad de cambiar la personalidad [del equipo], quizás más que cualquiera en nuestro equipo", dijo Elliott. "Ella puede ser bastante vivaz, y ella puede ser bastante competitiva -- y nosotras necesitamos eso".
EN JUNIO, O'NEAL RECIBIÓ el Premio Honda Inspiration, un honor que se le otorga a estudiantes-atletas que han experimentado adversidad física y/o emocional extraordinaria. "Asjia es un vivo retrato de mí, pero ella es mejor -- una versión mejorada de mí", dijo Jermaine, quien pasó directamente de la secundaria a la NBA. "A los 22 años, ella está más equipada, ella puede utilizar su voz para hacer de este mundo un mejor lugar. En lo que ella cree como una mujer afroamericana, negra -- sé poderosa sobre eso -- habla sobre ello de una forma educada. Ella lo hace a un nivel tan alto, me deslumbra. Literalmente le dije esto ayer, le dije, 'Asjia, eres especial, porque eres mucho más que tan solo una jugadora de voleibol'". Asjia jugará otra temporada de voleibol en Texas mientras termina su maestría en gestión deportiva (ella finalizó su estudio de licenciatura en comunicación corporativa en tres años). Luego quiere jugar voleibol profesional en el extranjero. Pero más importante que nada, quiere inspirar a las chicas jóvenes -- jóvenes negras -- con el mensaje de que todo es posible. Ella recibe mensajes de madres negras las redes sociales hablando sobre cómo quieren que sus hijas jueguen voleibol después de verla en la cancha. "Ver a niñas pequeñas acercarse a mí y no son de un solo trasfondo, no solo niñas blancas, y me dicen, 'Cielos, estoy tan inspirada de ser como tú. Me encanta tu equipo. Me encanta ver gente que se ve como tú', Eso es tan importante", dijo O'Neal. "Independientemente de mis logros en la cancha, creo que tan solo tener esas imágenes para las jóvenes es increíble". El fin de semana antes de que Texas enfrentó a Oklahoma, la familia O'Neal estuvo en Waco para ver a Asjia retar a Baylor. Mientras Jermaine estaba sentado en las gradas, echó un vistazo al público -- carteles con la cara y la camiseta de Asjia llenaban la tribuna. Dos familias que viajaron de Indianápolis y Kansas City se le presentaron a Jermaine. Uno de los padres dijo, "Volamos aquí solamente para ver a su hija". Era importante que sus hijas vieran a Asjia jugar. "Todos los días duros y las noches duras estar en esa posición ... eso es especial", dijo Jermaine. Su padre lo dijo finamente. En un nivel más visceral, Asjia estaba dispuesta a abrir su corazón -- dos veces -- para asegurarse de eso.
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