El deporte femenino continúa en la lucha de notoriedad e igualdad en todos los frentes. Pero aunado a eso, vive la lucha por erradicar la discriminación y el abuso que por años ha sido permitido por un sistema misógino dentro del deporte. El año 2021 en particular, significó un año en el que se destaparon valientes denuncias al abuso sexual en el deporte femenino. Gracias al movimiento #MeToo (Yo también) que comenzó en el mundo del espectáculo en Hollywood luego de las acusaciones de abuso sexual hacia el productor estadounidense Harvey Weinstein en 2017, cada año se han sumado mujeres que han tenido el valor de alzar la voz y denunciar abuso. El deporte no es la excepción. USA GymnasticsDentro de los casos más sonados del abuso sexual en el deporte, se encuentra la selección de gimnasia de Estados Unidos. Larry Nassar, quien fuera el doctor de la selección, así como de la Universidad Estatal de Michigan, se encuentra en prisión tras cientos de denuncias por acoso y abuso sexual a las atletas, en su mayoría menores de edad. Nassar encara cadena perpetua al aceptar su culpabilidad. En este mes de diciembre de 2021, se llegó a un acuerdo legal en la corte mediante el cual las víctimas recibirán 380 millones de dólares a repartirse, por parte del Comité Olímpico y la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, luego de años de disputa legal por los daños causados. "Sentimos un profundo respeto por la inmensa fuerza y valentía que estas mujeres han mostrado. Reconocemos nuestro rol en esto, donde fallamos en proteger a las atletas. Sentimos mucho el profundo dolor que han tenido que soportar", dijo en un comunicado Sarah Hirshland, Presidenta del Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos. A raíz de esto, el Comité ha implementado protocolos para prevenir y combatir el abuso sexual en los programas deportivos. Las reconocidas gimnastas, Simone Biles, Aly Raisman, McKayla Maroney y Maggie Nichols dieron testimonio ante una audiencia en el senado el pasado septiembre, sobre el mal manejo del FBI en la investigación del caso. Futbol FemenilEl mundo del futbol se llevó un fuerte golpe de realidad cuando la periodista Meg Linehan de The Athletic, publicó en octubre denuncias de acoso sexual de jugadoras de futbol hacia el entrenador Paul Riley. Ante las denuncias, Riley fue despedido de inmediato de su cargo de entrenador del equipo femenil North Carolina Courage. Las denuncias vienen de su tiempo como estratega del Portland Thorns entre 2014 y 2015. En apoyo a las denuncias de sus colegas Sinead Farrelly y Mana Shim, las jugadoras de la NWSL se manifestaron en cada partido luego de que los incidentes se hicieran públicos. Al minuto seis de cada encuentro, las jugadoras se tomaban de los brazos en el centro del campo, haciendo alusión a los seis años en los cuales ambas futbolistas fueron forzadas a mantenerse en silencio. Las secuelas del escándalo Riley en la NWSL fueron múltiples, incluyendo la dimisión de la comisionada de la liga, Lisa Baird, y acusaciones de conducta sexual inapropiada contra otros entrenadores. No solamente se trató de las jugadoras estadounidenses, sino que también jugadoras de la selección venezolana de futbol encabezada por su estrella, Deyna Castellanos, alzaron la voz e hicieron una denuncia hacia el que fuera su entrenador, Kenneth Zseremeta, y su entrenador de campo, Williams Pino, debido a alegado abuso sexual y psicológico entre 2013 y 2017. La ex delantera australiana Lisa De Vanna, también rompió el silencio ante agresiones sexuales este año. La FIFA está consciente de que esto puede ser apenas "la punta del iceberg" y más está por venir, por lo que busca la mejor manera de crear un ambiente seguro para las futbolistas. El organismo que rige el futbol mundial se mantiene con una firme política de cero tolerancia a cualquier tipo de abuso y/o discriminación. Ha implementado programas de ayuda hacia los grupos más vulnerables para salvaguardar la integridad del deporte. No es la primera vez que ha tomado medidas ante otros casos como en las Federaciones de Haití y Afganistán en años recientes. Polo AcuáticoEn el verano, doce jugadoras de polo acuático de Estados Unidos ganaron la demanda contra el Club de Polo Acuático Internacional y la Federación de Polo Acuático de Estados Unidos, por 13.85 millones de dólares, a pagarse por parte de la compañía de seguros de ambas. De acuerdo a la demanda, el ente gobernante de la disciplina, falló en protegerlas ante el abuso del coach Bahram Hojreh entre los años 2012 y 2017. Hojreh encara 34 acusaciones de abuso sexual, dentro de las cuales nueve jugadoras eran menores de edad al momento de los actos. De acuerdo a los testimonios, las jóvenes atletas eran acosadas por el coach dentro de la alberca, cuando en las sesiones de entrenamiento, tocaba a las víctimas alegando un propósito profesional de preparación, entre otras prácticas. BásquetbolEl pasado junio, el diario The New York Times y la organización sin fines de lucro dedicada a proteger los derechos humanos alrededor del mundo, Human Rights Watch, denunciaron acoso y abuso sexual dentro de la Federación Juvenil de Básquetbol Femenina de Mali. La FIBA confirmó en un reporte, el hallazgo de abuso sistémico hacia las jóvenes basquetbolistas adolescentes durante años. El coach Amadou Bamba fue arrestado y siete oficiales de básquet fueron suspendidos. Es solo el comienzoLo alarmante en todos los distintos escenarios arriba mencionados es que no existen los suficientes protocolos de prevención o ayuda para este tipo de situaciones, sobre todo cuando se trata de menores de edad vulnerables y susceptibles al abuso. Las tácticas de miedo, intimidación y abuso de poder siguen imperando. La lucha por la igualdad continúa. El 2021 fue un año en el que se empezaron a sentar los precedentes sobre cómo hacer responsables y penalizar a los abusadores, y hacerlo lo antes posible para minimizar las consecuencias al abuso. El silencio ante la coerción y ataques sexuales no pueden tener cabida.
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