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Prensa Asociada 3y

Una mujer de 19 años bate un récord de vuelo en solitario

La piloto belgabritánica Zara Rutherford, de 19 años, batió el jueves el récord mundial como la mujer más joven en dar la vuelta al mundo en un vuelo en solitario, al aterrizar su avioneta en el oeste de Bélgica 155 días después de despegar.

Rutherford pasará a aparecer en el libro Guinness World Records tras batir la marca que estableció la aviadora Shaesta Waiz en 2017, a los 30 años.

El récord total seguirá fuera del alcance de Rutherford, dado que el británico Travis Ludlow rebajó la marca el año pasado al conseguirlo con 18 años.

El vuelo de Rutherford en su avión ultraligero Shark debía tomar tres meses, pero el mal tiempo implacable y problemas de visas la mantuvieron en tierra, en ocasiones durante semanas, lo que alargó su aventura por casi dos meses.

El tiempo del jueves en el aeropuerto de Kortrijk de lluvia, llovizna, sol e incluso un arcoíris ejemplificó el clima cambiante y frecuentemente malo que ella ha enfrentado a menudo.

Después de ser escoltada por una formación de cuatro aviones en una enorme V a través de gran parte de Bélgica, hizo un sobrevuelo del aeropuerto antes de finalmente aterrizar. Luego de saludar a la multitud jubilosa, abrazó a sus padres y se cubrió con la bandera del Reino Unido y la bandera tricolor belga.

"El invierno en Europa supone muchos desafíos", dijo, después de que el tiempo le impidiera volar durante varios días en el último tramo del viaje. Durante su recorrido sufrió temperaturas de -35 grados Celsius (-31 grados Fahrenheit) en Siberia y de 32 grados Celsius (90 Fahrenheit) en Indonesia. La niebla, el humo de incendios forestales e inclusos los tifones también causaron retrasos.

En su viaje de más de 52,000 kilómetros (28,000 millas náuticas), hizo escalas en cinco continentes y visitó 41 países.

"La gente fue increíble, en todas partes", dijo.

En su vuelo, Rutherford tuvo que mantenerse alejada de incendios forestales en California, lidiar con el frío intenso en Rusia y evitar por poco el espacio aéreo norcoreano. Voló según las Reglas de Vuelo Visual, básicamente guiándose por la vista, lo que a menudo le costó tiempo cuando sistemas más sofisticados le habrían permitido atravesar nubes y niebla.

A veces temió por su vida y otras veces simplemente añoraba las comodidades del hogar. Volar es cosa de familia, ya que sus padres son pilotos y ella ha viajado en avionetas desde los seis años. A los 14 empezó a pilotar.

Con su aterrizaje final, la adolescente quería transmitir el espíritu de la aviación a las niñas y a las mujeres jóvenes de todo el mundo, así como el entusiasmo por los estudios en las ciencias exactas, las matemáticas, la ingeniería y la tecnología.

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