Ana Guevara:

la medalla más grande es el cariño de los mexicanos

ANA GUEVARA (Reuters)
MÉXICO -- La velocista Ana Gabriela Guevara afirmó hoy que la medalla más grande recibida por su triunfal campaña 2002 es la del cariño recibido de millones de mexicanos e insistió en que la australiana Cathy Freeman, campeona olímpica, es ahora la más preocupada.

Aunque su triunfal figura ya dio vuelta al mundo por ganar la Liga Dorada, el Grand Prix y la Copa del Mundo de atletismo en los 400 metros planos, expresó que en 49 segundos vive emociones encontradas: angustia, felicidad, miedo y seguridad.

Guevara Espinoza visitó este lunes las instalaciones de Notimex, donde fue recibida por el director general, José Antonio Díaz, a quien le reveló que de niña soñó con alcanzar las estampas de los mexicanos Fernando Valenzuela y Hugo Sánchez, y del argentino Diego Armando Maradona.

Desde que el pasado lunes regresó de su gira por Europa, la sonorense sólo ha tenido días de felicidad y regocijo, porque "todos los mexicanos vivieron la emoción conmigo dentro de la pista, y llegar a ese punto cúspide es muy "padre", muy bonito. El cariño de toda la gente y los gestos de agradecimiento por esos momentos es mí medalla más grande", consideró.

Pero también han sido días de ajetreo, de reconocimientos y entrevista tras entrevista, lo cual no le incomoda, porque sabe que es el vínculo para llegar a los millones de mexicanos.

Guevara dijo saber que es más conocida y admirada que "en la política, una candidatura sería segura -de ganar-", porque con sus triunfos, fotos e imágenes en el televisor da identificación, felicidad, motivación y credibilidad.

Aunque siente bonito contagiar de entusiasmo con sus triunfos a niños, jóvenes y adultos para practicar deporte, la corredora reveló que en 49 segundos vive muchísima angustia, felicidad, miedo, temor y seguridad al momento de correr la distancia.

Pero también siente esos 49.16 segundos que registró como su mejor marca personal, como un suspiro, que veía lejana hace muchos años, como una barrera inalcanzable y "hoy la dominé cerca de siete veces y lo disfruto mucho, y como ya pasó a ser una meta superada, ahora vamos por otra, la de los 48".

Al momento de ponerse en el block de salida o durante la carrera no puede pensarse en otra cosa más que en su seguridad, plantarse bien en la pista, estar bien centrada en lo que va hacer, la arrancada, el ritmo, la velocidad y el cierre.

Dentro y fuera de la pista nada la distrae, y a manera de mensaje expresó:

"Cathy Freeman -la campeona olímpica australiana- es la preocupada en este momento. Los papeles y el destino cambiaron a los protagonistas. Después de haber terminado ella como la estrella de los 400 metros -en Sydney 2000- pasó a desaparecer en dos años en que no ha estado dentro de las pistas".

Luego que Freeman anunció su año sabático para este 2002, Guevara Espinoza estableció, "es tiempo para poder trabajar y alcanzarla en cuanto a nivel y ahora lo he logrado, los papeles se invierten, pues ella es la preocupada".

Y enfatizó, "yo me preparo para competir contra el reloj y no contra Freeman, si ella regresa de seguro va ser una carrera emocionante, porque es una competidora que tiene carácter y experiencia para llegar a la pista y hacer una buena carrera, pero no me preocupa, el reloj es el rival número uno que tenemos y es al que se debe vencer".

Además de la australiana ve otra preocupada, la jamaicana Lorreine Fenton, de quien expreso toda la temporada "me vio la espalda", tanto que le dio vergüenza y no quiso ser compañera en el relevo 4x400 de la Copa del Mundo, donde la mexicana también ganó medalla de oro en Madrid, España.

En cuanto a la actual generación de mujeres deportistas triunfadoras, como las ciclistas Nancy Contreras y Belem Guerrero, la taekwondoín Iridia Salazar, la pesista Soraya Jiménez, la montañista Karla Wheelock y la golfista Lorena Ochoa, respondió que "lo atribuyo a que poco a poco a ido cambiando esa mentalidad de la mujer y la misma sociedad"

Apuntó que los estigmas y paradigmas que envolvían a la mujer de que sólo era para ciertas cosas, de que está hecha para el hogar y los hijos, ha cambiado porque la misma vida la ha hecho tomar rumbos y caminos que nadie se había aventurado tomar bajo una responsabilidad de enfrentar todas esas cosas, que "eran para mí de mala mente".

Pero su triunfal camino no ha sido fácil, sobre todo el sobreponerse a ella misma cada vez que se presenta el día en que se siente saturada, cansada, hay frío, lluvia, calor, la monotonía con la pista, el entrenador y el entrenamiento.

Entonces, continuó, se aferra a los objetivos y en especial a uno: llegar al olimpo (integrarse a la lista de campeones olímpicos), ya que en Sydney 2000 ocupó la quinta plaza y ahora espera Atenas 2004.

Otro es el continuar como ejemplo, el ser estandarte del deporte, ser una mujer que predomine, representar a su familia, a México, a los millones de mexicanos que han vivido cada triunfo de ella, empero, admitió que le da tristeza verlos vivir una decepción con otras disciplinas que no asumen el compromiso como país.

De sus inicios, Guevara platicó su paso en la selección de basquetbol de su natal Nogales, Sonora, y luego dio un giro de 160 grados hacia atrás, al incursionar en el atletismo, por volver a empezar, pero al mismo tiempo echó a volar su imaginación de cuántas cosas podían pasar y qué metas alcanzar.

En aquellos años de infancia empezó a soñar y alcanzar las estampas de los mexicanos Hugo Sánchez, entonces triunfador en el futbol español, y Fernando Valenzuela, exitoso lanzador del equipo de beisbol Dodger de Los Angeles, y del argentino Diego Armando Maradona, campeón con la selección de su país en México 1986 y en cada cancha que se paraba.

Entonces se impuso en ella la disciplina y la responsabilidad, porque sus padres Ana María y César Octavio, "me inculcaron esto por los actos que hiciera, por eso siguen siendo el pilar de mi vida".

La atleta dijo creer en Dios, es católica, pero cree que Dios "tiene bastante "chamba" como para pedirle que me eche la mano dentro de una carrera", además consideró que es estresante el entregarle toda la responsabilidad a él.

Y si fuera así, mencionó que durante la carrera podría sentirse abandonada de que Dios no le ayuda.

"Hablo con Dios en su momento, agarro el teléfono hablo con el y le digo: Gracias por ponerme aquí y nos vemos al rato, pero no tanto el de andar cargando un rosario, de andar haciendo oraciones dentro de la carrera, eso antes o después".

En cuanto a su futuro, la "chica dorada" explicó que tiene muchos planes, sueña con otros tantos en cuestión deportiva, incursionar en la promoción del deporte, ayudar al atleta y formar una familia.

Así terminó la entrevista, se despidó para ir a otra y está tan ocupada que ni al cine ha ido, pero sí tiene tiempo para comer y disfrutar de los tacos, su comida mexicana preferida.

-Notimex

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