Marcos Kremer es una de las grandes apariciones del rugby argentino en la última década. El gigante de Concordia se hizo un nombre en Los Pumas desde su debut en 2016, ha sido destacado en todo el planeta por sus condiciones y tiene todavía un largo recorrido por delante con la celeste y blanca.
En la última Copa del Mundo, por ejemplo, el forward rompió el récord de tackles en un Mundial (92). Y si muchas veces su apellido parece multiplicarse adentro de una cancha, puede que en un futuro sea una realidad. Porque hay otro Kremer en camino.
Se trata de Mariano, el tercero de los cinco hermanos, quien después de haber vestido las camisetas de Espinillos, Salto Grande y Atlético del Rosario se encuentra hoy en la academia de Clermont, club que tiene a Marcos como una de las figuras del plantel profesional.
Camada 2005 y también tercera línea, Mariano juega para los Espoirs (M23) del equipo de Montferrand, donde llegó hace casi un año. Con contrato con el centro de formación, proyecta -como otros argentinos- ser considerado Jugador de Formación Francesa (JIFF) y tener un abanico de posibilidades más amplio en el rugby galo. "Es una herramienta muy hábil para el futuro", afirmó.
¿Cómo se dio su llegada? Con Marcos como referencia, el club le hizo unas pruebas en abril de 2024 y convenció. "Me volví a Argentina y después me ofrecieron para que venga. Entre muchas idas y vueltas con los papeles y tema de visa, llegué en noviembre del año pasado", le dijo a Scrum.
Desde entonces, el jugador de 20 años nota una evolución en su juego: "Son muy finos con los detalles. He llegado acá con cosas a mejorar y, con todo el trabajo y la repetición, creo que he mejorado varios aspectos que me ha ayudado mucho todo el entrenamiento que se hace acá, que es muy intenso".
Por su apellido, su semejanza física y la posición en la que juega, Mariano sabe que las comparaciones con Marcos pueden ser una constante. Pero parece preparado para no desenfocarse ni dejarse llevar. "Es incomparable. Él hizo una carrera que muy pocas personas habrán hecho", contó. Y remarcó: "Él tiene su carrera, yo tengo la mía. Cada uno se basa en su camino. Yo estoy haciendo mi camino por un lado, sin pensar en lo que hizo mi hermano. Sí lo tomo como referencia, como un ídolo, pero cada uno con su camino".
Pero sí comparte, sin embargo, el sueño de triunfar y poder afianzarse lo más arriba posible. ¿Sus objetivos? "En lo pronto poder llegar a jugar a nivel profesional, ir experimentando en el club que me toque y poder llegar a mi mayor nivel y poder pelear obviamente por un puesto a nivel seleccionado".
Eso sí, tiene claro que el recorrido no es para nada sencillo. "Hay que estar muy bien preparados para jugar este nivel. Es una de las mejores ligas del mundo y uno de los mejores equipos también. Es difícil, pero nada nada es imposible", afirmó.
A la hora de marcar sus mayores virtudes dentro de una cancha, el joven se consideró "bastante polifuncional" y dijo: "Básicamente el juego en el contacto es en lo que se basa mi juego, que es en la defensa, el tackle, el punto de encuentro, los rucks, tanto ofensivamente como defensivamente. Y por ahí un poco la velocidad de juego también".
Por último, Mariano contó en qué lo aconseja su hermano mayor. "Cuando hablamos, él me ayuda más que nada en lo psicológico. Me dice que no me vuelva loco, que las cosas ya van a llegar y que hay que trabajar mucho para lograr las cosas que queremos". ¿Llegarán los dos Kremer a compartir cancha?
