No le temen al vértigo en las alturas

Con la lucha por el trono más caliente de los últimos dos años, Indian Wells le abre las puertas a los mejores. Agassi se lesionó y no podrá jugar pero aún así, puede convertirse en el el N° 1 más veterano de la historia, dependiendo del resultado de Hewitt

VIEJOS SON LOS TRAPOS
Andre Agassi buscará arrebatarle la cima a Lleyton Hewitt en Indian Wells
(Reuters)
BUENOS AIRES -- Que cada vez aparecen más nuevos campeones en el mundo del tenis. Que son jóvenes y brillan con apenas 20 ó 21 años. Que ya juegan finales de Grand Slam y son top-ten. Es cierto, la tendencia es esa. Pero además hay contados casos que muestran que viejos son los trapos.

El famoso dicho le cae perfectamente a Andre Agassi, quien está por cumplir 33 años y busca convertirse en el N° 1 más veterano de la historia, incluido también el circuito femenino. Por eso, el ídolo estadounidense está ilusionado en poder lograr la hazaña aunque a último momento se interpuso una piedra en su camino, o mejor dicho, en su hombro, porque no participará en Indian Wells por culpa de una lesión."Vine aquí con toda la intención de competir, pero el dolor no me lo permite hacer", confesó antes de comenzar el torneo.

Está muy claro el amplio predominio que marcan el australiano Lleyton Hewitt, el rey, y su perseguidor, el Kid de Las Vegas. Son, por la regularidad que muestran permanentemente y lo tan duro que resulta para sus rivales poder ganarles, los que están un escalón por encima del resto.

Sin ir más lejos, lo mismo ocurre entre las chicas, con las hermanas norteamericanas Serena y Venus Williams. La gran diferencia es que para ellas se trata de una cuestión de familia y para ellos, de una lucha que lleva varios meses y promete seguir siendo mucho más emocionante todavía.

Y qué mejor momento para disputarse el trono que la llegada del torneo de Indian Wells, el primer Masters Series (la categoría siguiente a los Grand Slam) del año. Además, el cemento es la superficie en la que más cómodos se sienten los dos, ya que es rápida pero a la vez intermedia entre las distintas variantes posibles.

Como si no fuera suficiente el escenario, enseguida nomás viene el tradicional certamen de Miami, de la misma importancia, en esta ya clásica y tan atractiva gira en Estados Unidos sobre canchas duras y al aire libre.

Pero mejor vayamos por partes. Ambos habían arribado a Scottsdale con una diferencia mínima y ésta se amplió ya que Hewitt consiguió su primer torneo del año y Agassi, el defensor del título, perdió en el debut ante el siempre peligroso sueco Thomas Enqvist. Esa fue su primera derrota de la temporada, luego de 12 triunfos consecutivos gracias a los festejos en el Abierto de Australia y en San José.

UNA LUCHA DE PRIMERA
Sin dudas, la batalla por el primer lugar del ranking de sistema de entradas (sirve para determinar los ingresos de los jugadores a los campeonatos y definir los cabezas de series) es lo que más mueve hoy en el circuito, porque la otra clasificación, la Carrera de Campeones, sólo tiene en cuenta los resultados del año en curso.

Por eso, los jugadores, la gente y la prensa se basan en la tradicional lista de ordenamiento para medir y evaluar lo que pasa en el mundo del tenis, ya que toma en cuenta las actuaciones de los últimos 12 meses.

Ahora la oportunidad de Agassi de trepar a la cima en Indian Wells es posible, pero se le complicó por su deserción a último momento por una lesión. Apenas pierde cinco puntos, ya que hace un año fue eliminado en la primera rueda, pero al no presentarse necesitará que Hewitt, quien debe revalidar los puntos del título conseguido en el 2002, pierda antes de las semifinales.

Así, el australiano, que ahora le lleva 330 unidades a su escolta, está obligado a cumplir una tarea muy buena y por eso debe al menos superar la barrera de los cuartos de final.

Es evidente que la chance de Agassi ya no es tan buena como en la previa, pero no debe perder las esperanzas. En la próxima cita, en Miami, cambiará el panorama. Allí será el norteamericano el más necesitado de cumplir una actuación formidable al tener que defender el torneo ganado hace un año, en tanto que el australiano cuenta con un riesgo menor puesto que en el 2002 alcanzó las semifinales.

Más allá de las alternativas impensadas, como esta ausencia de Agassi, será una lucha electrizante. Claro que Agassi protagonizó –y puede continuar aún-- un clásico estupendo con su amigo y compatriota Pete Sampras, pero este con Hewitt también tiene pinta de ser emotivo y cambiante.

Es que se trata de los dos mejores del planeta, que además logran actuaciones similares en las distintas superficies. Si bien Agassi ganó una vez Roland Garros, el polvo de ladrillo es el único piso que les trae alguna complicación. Claro que igualmente el año pasado, por ejemplo, el norteamericano obtuvo el Masters Series de Roma.

En las otras canchas son los más exigentes. Por eso resultan implacables: en el circuito son mayoría las canchas veloces y allí se mueven como peces en el agua. Los adversarios saben que deben rendir siempre a la perfección para tener posibilidades, porque ellos dos son ganadores por naturaleza, que odian perder, que se equivocan muy poco, que jamás dan una pelota por perdida y que son conscientes que el de enfrente no puede dudar a la hora de jugar los puntos decisivos.

A Hewitt y a Agassi no les conviene el juego pesado que se ve en arcilla. Se sienten muy a gusto aprovechando la velocidad que trae la pelota del rival, no teniendo que imprimir ellos mismos tanta fuerza. Así, el australiano, el mejor contragolpeador del mundo, disimula su relativa carencia de potencia.

Tiene un estilo vertical, con mucha profundidad en sus tiros desde la base. Y al estadounidense, dueño de la mejor devolución de saque, le encanta dominar los intercambios desde el fondo y utiliza el desgastante limpiaparabrisas como arma destructora.

GANADORES POR NATURALEZA
Claro, con semejantes libretos al más alto nivel y con una regularidad envidiable, son los grandes enemigos de todos. Por eso el año pasado fueron los dos más eficaces: Hewitt ganó el 85% de sus partidos y Agassi, el 81%. Y coincidieron en ser los más exitosos, ya que cada uno se adjudicó cinco torneos, también similares en cuanto a la importancia de las copas.

El rey festejó siempre en canchas rápidas, con Wimbledon, Indian Wells y el Masters como máximas conquistas. Y el escolta triunfó en tres Masters Series (Miami, Roma y Madrid), con un título en arcilla, el del Abierto de Italia. Se trata de una lucha bárbara entre dos capos. Uno, Hewitt, que a fines del 2001 se convirtió en el varón más joven que llegó a ser N° 1, con 20 años y casi 8 meses. Su precocidad fue un claro aviso para el resto: de hecho, desde entonces es el mejor.

Y consiguió algo que ni el propio Agassi pudo: terminar dos temporadas al frente del ranking, aunque hay que comprender que Andre siempre debió competir con el monstruo de Sampras. Y el Kid de Las Vegas finalizó como top-ten en 13 de sus 17 años de carrera, alcanzó por primera vez la cima en 1995 pero recién en 1999 culminó al tope.

Son tan grandes que Hewitt es, después de su primer año de adaptación, el abanderado de Australia en la Copa Davis. Y Agassi incluso pudo recuperarse increíblemente después del bajón de 1997, cuando por problemas personales salió del lote de los 100 primeros y ya muchos lo daban por muerto.

Es más: de los jugadores en actividad, es el segundo más exitoso, detrás de Sampras, y el único que logró los cuatro campeonatos de Grand Slam, aunque en distintas temporadas.

Además, se trata de una guerra tenística entre dos jugadores de diferentes generaciones, porque Hewitt tiene 22 años recién cumplidos y Agassi está por cumplir 33. A varios aún asombra la garra y el puño desafiante que siempre muestra el australiano (ganador de dos Grand Slam), pero mucho más llama la atención el incansable hambre de gloria del norteamericano (obtuvo ocho de las copas más importantes y codiciadas) a su edad. En eso, también, ratifica su condición de superestrella absoluta.

LOS LATINOS BUSCAN ARRIMAR
En este momento de permanente crecimiento del tenis de la región, son ellos también protagonistas. Si bien el circuito ingresó en una etapa intermedia entre las giras latina y europea de canchas lentas, ahora también pueden destacarse en Indian Wells. No será fácil porque están los principales animadores, pero los progresos de la mayoría permiten hacerse ilusiones.

De hecho, a los exitosos pibes que la rompieron en el 2002, como el argentino David Nalbandian y el chileno Fernando González, ahora se sumaron dos compatriotas suyos que llegaron a semifinales sobre cemento.

Mariano Zabaleta, bajo la inteligente y sabia conducción de Alejandro Gattiker, se convirtió en el primer argentino en ocho meses en llegar, en dos semanas seguidas, a una final (Acapulco, en arcilla) y una semifinal (Scottsdale, sobre cemento).

Y Marcelo Ríos, el único chileno que trepó al N° 1 (fue en 1998), acaba de hacer ruido en Delray Beach, también en canchas duras, aunque ante adversarios de menor calibre.

Se les agregan el brasileño Gustavo Kuerten, el ecuatoriano Nicolás Lapentti y la Armada de Argentina, que también cuenta con Gastón Gaudio, Juan Chela, Guillermo Coria, Agustín Calleri y José Acasuso. Todos tienen buenos antecedentes fuera de la querida arcilla y son respetados por los demás trotamundos. Dependerá de su actitud para poder ser noticia.

Así, con la lucha por el trono más caliente de los últimos dos años, Indian Wells le abre las puertas a los mejores. Y en ese contexto los latinos también acaparan los flashes de muchos. Una cita grande en serio. Es el segundo torneo más importante en lo que va del año. Vale la pena vivirlo a fondo.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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