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La hermandad Williams: Rivales, compañeras y líderes atemporales

Las hermanas Williams se adueñaron de las luces del circuito durante largos años. Protagonizaron batallas individuales, compartieron espacio en dobles y levantaron copas a montones en todas las competencias y modalidades posibles. En la previa de Roland Garros, repasamos la final de dobles mixtos: Venus y Gimelstob vs. Serena y Lobo.

En individuales, la rivalidad entre Venus (17 de junio de 1980, California) y Serena (26 de septiembre de 1981, Miami) se extendió en una historia con más de treinta capítulos. En la actualidad, con el último cruce ocurrido en Lexington 2020, la menor de las hermanas lidera 19-12 el head-to-head. Sin embargo, en esta oportunidad, nos valdremos de la máquina del tiempo para posar la mirada en los comienzos de esa aventura que vivieron como rivales, compañeras y líderes atemporales, cambiando el paradigma de un deporte para siempre.

Durante la temporada de 1998, en el Grand Slam que abre la actividad del calendario, las norteamericanas se cruzaron por primera vez dentro de la gira. En esa oportunidad, Venus logró la victoria inaugural y, además, se llevó la corona en el dobles mixto junto a su compatriota Justin Gimelstob. Una marca memorable para quien, años más tarde, sumaría un total de 23 títulos Major en todas las modalidades.

Ese año significó también la cosecha de la primera gran instancia final para Serena. En compañía del argentino Luis Lobo, la joven promesa se encaminó en Roland Garros superando en la segunda ronda a los máximos favoritos, Larisa Neiland y Leander Paes, para adentrarse en un cuadro plagado de candidatos al título. Ubicados entre los cuatro mejores equipos del torneo parisino, frenaron a los australianos Rachel McQuillan y David Macpherson de forma contundente para sacar pasaje a la primera final de Grand Slam de quien, años más tarde, se adueñaría de 39 preseas en total.

Del otro lado, los campeones del Abierto de Australia, Venus y Justin, añadiendo estrellas a una racha positiva, se instalaron en la definición sin ceder parciales en el camino, establecidos como una de las duplas del momento. Finalmente, la experiencia y el tiempo en conjunto dio frutos para la pareja norteamericana, que se llevó el trofeo con un doble 6-4 ante Serena y Luis.

Aquellas memorias resultaron el inicio de una narrativa que se extendió a lo largo de más de dos décadas, con enfrentamientos y triunfos compartidos, dominando una época y reescribiendo las bases del tenis femenino en los últimos años.

A los 31 encuentros que las tuvieron como protagonistas de cada lado de la pista, se sumaron también los títulos como equipo en dobles. Una hermandad competitivamente inquebrantable que levantó 14 campeonatos en eventos de Grand Slam, repitió oro olímpico en tres ocasiones -Sídney 2000, Beijing 2008 y Londres 2012- y que, al igual que en singles, ocupó el trono en el ranking doblista a lo largo de unas cuantas semanas, ratificando el dominio y la fortaleza que acarrearon en todas las categorías posibles.