Hugo Dellien (42º) estaba ante uno de los partidos de su vida. Jugar en la Philippe Chatrier, uno de los estadios más imponentes del circuito, y frente a un jugador como Gael Monfils (42º), no sucede todos los días. Y, encima, en un duelo al mejor de cinco sets. Todo ese cóctel de emociones fue demasiado para el boliviano, que comenzó 2-0 arriba en el marcador, pero terminó cayendo en la primera ronda de Roland Garros por 4-6, 3-6, 6-1, 7-6 (4) y 6-1, en el partido más largo de su carrera (3h35m).
El oriundo de Trinidad, de 31 años, se plantó sin miedo. Fue a buscar el partido desde el primer minuto. Si bien en el arranque del set inicial se topó con un rival disminuido -producto de un choque contra un cartel de publicidad-, no le tembló el pulso para imponer condiciones. Con errores, sí, pero sobre todo con aciertos, se quedó con el parcial.
En el segundo set corrió de atrás, pero en el tramo final metió el zarpazo. Hilvanó cinco games consecutivos para colocarse 2-0 en el tablero. ¿Partido liquidado? Ni de casualidad. Tan cerca y tan lejos de la gloria al mismo tiempo. Es que este tipo de partidos permite al favorito volver a foja cero, resetear la máquina y dar vuelta el marcador. Y eso fue lo que hizo el local en la tercera manga. Apoyado en su gente, empezó a conectar tiros ganadores desde todos los ángulos, movió con inteligencia a su rival y encontró respuestas en el saque (21 aces, 61% de primeros, 74% de puntos ganados con el primer servicio).
Dellien, en tanto, comenzó a sentir el rigor físico y mental del escenario: se acalambró y vio reducidas sus chances al momento de sacar. Le costaba afirmarse. Incluso, llegó a coquetear con la idea de abandonar tras el contundente 6-1 en el tercero.
No obstante, se repuso de a poco, volvió al partido y llevó el cuarto set al tiebreak. Allí, picó adelante con un rápido 2-1 y minibreak. Pero del otro lado había un animal competitivo que, además de correr todas, tiene un guante en la mano: revés paralelo adentro, drops inalcanzables, aces y devoluciones a los pies. Resultado: 7-4 en el desempate y a prepararse para el quinto.
En ese tramo ya no hubo equivalencias: el francés se adueñó del juego, levantó al público de sus asientos y desplegó un tenis casi perfecto para cerrar con contundencia. Eso sí: si quiere seguir avanzando en París deberá elevar su nivel, ya que en la próxima ronda lo espera Jack Draper (5º).
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