Alexander Zverev (3º) no está pasando el mejor momento de su carrera. Desde enero, cuando alcanzó la final del Abierto de Australia, no logra tener continuidad en los resultados. Alzó un título y alcanzó instancias decisivas en varios eventos, pero también sufrió derrotas inesperadas. Y si bien siempre adujo justificaciones ajenas a lo tenístico (intoxicaciones, exceso de calor, gritos del público contrario, etc.), la rápida caída en Wimbledon ante el francés Arthur Rinderknech (72º) lo llevó a poner otro tema sobre la mesa: la salud mental.
"Diría que más mental. Me siento muy solo allá afuera a veces. Tengo problemas. He estado luchando desde que perdí el Abierto de Australia. No sé, estoy intentando encontrar formas para salir de este agujero. Me sigo encontrando allí. Me siento, en términos generales, bastante solo en la vida ahora mismo, lo cual no es una sensación muy linda", había dicho el alemán que estuvo cerca de ocupar la cima del ranking.
Mientras recibió muestras de apoyo por parte de varios colegas (fue una pregunta que se repitió en casi todas las conferencias de los jugadores top), su hermano Mischa puso en duda parte de sus dichos. Durante una transmisión en vivo organizada por la plataforma Amazon Prime Video, desde una terraza del All England Lawn Tennis and Croquet Club de Londres, se sorprendió con lo escuchado y no dudó en hacer su análisis de la situación.
"La vida en muchos países es muy dura. Creo que para muchos chicos en África es mucho más difícil que para un tenista profesional en Wimbledon. Entiendo que tenemos una vida con complicaciones, pero he visto millones de personas con vidas más duras. Sí, estamos en el ojo público y no es fácil. Desde que soy padre, me volví mucho más realista y con los pies en la tierra", afirmó Mischa, quien se destacó en dobles (ganó cuatro títulos) y llegó a ser el 25 del mundo en singles.
Además, comentó: "El año empezó con la final en Australia, después fue directo a Sudamérica, realmente tenía muchas ganas de seguir compitiendo. Y después una cosa llevó a la otra. Algunas derrotas ajustadas, y ahí se vuelve todo una montaña rusa emocional. Te imaginás el año de una forma, y de repente todo cambia. Ahí empezás a sentir cosas que tal vez antes ni te dabas cuenta. Y salen. Entonces lo decís. Capaz hablás con él en cinco días y te dice: ‘¿sabés qué? En ese momento lo sentí así’".
Finalmente, el zurdo de 37 años dijo: "Perdió, claro que está triste y decepcionado, pero es parte de esto. No es como en los últimos años cuando, por ejemplo, se torció el tobillo o algo así. Es triste, es una lástima que haya perdido. En las primeras horas o minutos después de algo así, la gente todavía está muy afectada. Yo observo y, si puedo ayudar, lo hago".
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