El Swiss Open, en Gstaad, presenta una edición de lujo con nombres pesados en la cima del cuadro (Casper Ruud y Alexander Bublik, entre otros) y una sorpresiva baja como la de Alexander Zverev.
A pesar de su temprana eliminación en Wimbledon y el consiguiente tiempo de descanso del que disfrutó, el alemán decidió ausentarse a última hora del clásico torneo en los alpes suizos en busca de aire.
El nacido en Hamburgo, de 28 años, se marchó rápidamente del All England, donde defendía 200 puntos por los cuartos de final de la última edición y extendió su irregular temporada. Tuvo la definición en el Abierto de Australia, continuó con algunos resultados decepcionantes desaprovechando la inmejorable oportunidad para liderar el ranking mundial y emparejó al consagrarse en el ATP 500 de Munich. No mucho más.
Es evidente que lo dicho en conferencia de prensa pos eliminación en Londres no es algo banal: "Me siento muy solo allá afuera a veces. Tengo problemas. Mentalmente vengo diciendo que he estado luchando desde que perdí el Australian Open. No sé, estoy intentando encontrar formas para salir de este agujero. Me sigo encontrando allí. Me siento, en términos generales, bastante solo en la vida ahora mismo, lo cual no es una sensación muy linda".
Ese vacío del que habló minutos después de consumada la derrota por Arthur Rinderknech lo lleva a alejarse para tomar impulso y volver más fuerte que nunca. Eso se dará ya sobre suelo estadounidense y canchas duras que arrancará del 21 al 27 de julio con el ATP 500 de Washington.
