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Una ruptura escandalosa en medio de la cuarentena

En plena parálisis del circuito por la pandemia de coronavirus, la escandalosa ruptura entre Anastasia Pavlyuchenkova y Sam Sumyk después de solo seis meses de trabajo conjunto se apoderó de los titulares de la WTA.

Primero sorprendió la confirmación de Sumyk, reconocido exentrenador de Garbiñe Muguruza y Victoria Azarenka, entre otras figuras, haciendo efectivo el fin de la relación con la hoy N°30 del mundo, reciente cuartofinalista de Australia.

Poco después llegó la versión fulminante de la rusa: "Yo decidí dejar. La atmósfera no era buena, me incomodaba. Hay muchos entrenadores que tienen un ego muy grande y solo hablan de ellos", disparó en diálogo con el portal ruso Kommersant.

"La WTA me había dicho que no era momento de anunciar la separación. Es un momento difícil para el deporte y para todos. Pero supongo que Sam debe necesitar un trabajo y quería mostrarse disponible, por eso lo anunció él. Pero fue mi decisión", insistió la rusa.

Con Sumyk, Pavyluchenkova llegó a dos finales a fines de 2019 (Osaka y Moscú), además del mencionado envión en Melbourne: "Es cierto que tuve buenos resultados en esta última etapa, pero soy yo la que juega en la cancha, no mi entrenador".

"En lo que tiene responsabilidad es en la lesión que tuve en la cadera. Nunca me había molestado en toda mi carrera. Fue una muy mala planificación de calendario", agregó la jugadora.

E ilustró: "Unas semanas después de Australia le gané a Belinda Bencic, N°4 del mundo, en Dubai. Al siguiente partido no podía jugar...".

"Yo no juzgo a los entrenadores por su nombre o por su mérito. Para mí lo más importante es la conexión entre la gente, no solo en el deporte sino en la vida", cerró Pavlyuchenkova.