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El regreso de Murray: crónica de un calvario

Andy Murray experimentó su tercer regreso. El torneo exhibición "Batalla de los Británicos" fue una excusa perfecta para ver en acción al otrora número uno del mundo, cuarto integrante del original “Big 4”, si es que aún cabe el término para quien sumó tres años de intensos problemas físicos.

Hasta el 12 de julio de 2017 todo era alegría para el escocés. Número uno del mundo y pleno físicamente. Pero en el césped de Wimbledon cayó ante el norteamericano Sam Querrey y empezaron los problemas. Y la rehabilitación de su cadera nunca fue de lo mejor por lo que en enero de 2018 ya no pudo evitar más pasar por el quirófano por primera vez.

Así, volvió al circuito a 11 meses de aquella actuación en Wimbledon: el 19 de junio de 2018 en la derrota en Queen's contra Nick Kyrgios. Pero aquella vuelta lo tuvo en cancha apenas 12 partidos. Porque en agosto, en pleno ATP 500 de Washington, el escocés anunciaba horas antes de su choque contra el australiano Alex de Miñaur que no se presentaría.

En la capital estadounidense, se había emocionado hasta las lágrimas al pasar a los cuartos en Washington tras su operación de cadera. Sin embargo, el británico sufrió tres intensos encuentros en una misma semana, todos en tres ajustados sets, y luego de un duelo contra el rumano Marius Copil que finalizó cerca de las 3 de la mañana. Un despropósito que le terminó pasando factura al ganador de Wimbledon (dos veces), el US Open, la Copa Davis y dos oros olímpicos.

Cuatro torneos más jugó en 2018 (fueron siete en total) hasta que en la apertura de 2019 precipitó el peor de los desenlaces... en la previa del Abierto de Australia rompió en llanto para anunciar el retiro, siendo optimista, durante la edición de Wimbledon. "No me siento bien. He estado luchando durante mucho tiempo. Sufrí mucho dolor por aproximadamente 20 meses. Hice todo lo posible para intentar que mi cadera se sienta mejor. Estoy en un lugar mejor que hace seis meses, pero todavía siento mucho dolor. Ha sido duro", juraba.

Luego del desahogo público y de caer en una dura batalla de cinco sets frente a Roberto Bautista Agut, Murray se sometió a otra cirugía de cadera con la esperanza de dejar atrás el dolor y volver en el torneo que lo vio con toda la gloria. "Con suerte, este será el final de mi dolor en la cadera. Ahora tengo una de metal".

La decisión de Murray de operarse llegaba después de que el estadounidense Bob Bryan, uno de los mejores doblistas de la historia, le recomendase probar una prótesis como él mismo hizo.

Lejos de lo planeado volvió en la gira de césped… pero solo para jugar dobles. Fue campeón junto a Feliciano López en Queen´s, y también disputó Eastbourne y Wimbledon (dobles masculino y mixto) para luego probar en solitario recién en Cincinnati. A partir de allí, récord 12-6 incluyendo Challenger y título ATP en Amberes… Pero los problemas no cesaron.

Problemas de pubalgia le negaron jugar oficialmente en el comienzo de este 2020 por lo que por estos días, en el marco del torneo exhibición Battle of the Brits, sobre carpeta bajo techo, volvió Andy con la idea optimista de estar en el US Open. "Estoy muy emocionado por regresar a las pistas. La idea que ha tenido mi hermano Jamie es fantástica, ha trabajado mucho y estamos todos muy ilusionados", contaba en la previa.

Luego de caer en semifinales en Londres no se presentó en el partido por el tercer puesto. Aunque sin alteraciones en sus planes: "Mi juego está ahí, pude mantener un alto nivel el tiempo suficiente, solo necesito un poco más de entrenamiento. Jugar en la Arthur Ashe sería una sensación muy extraña, pero definitivamente quiero estar allí. Ha sido difícil encontrar la solución para sacar adelante el torneo. Los torneos del Grand Slam son mi gran prioridad, jugaré ambos (N. de R., refiriéndose también a Roland Garros), pero aún no sé qué otros eventos disputaré".